Hablamos con Niklas Sandin,bajista de los metaleros suecos, antes de su show en
Buenos Aires este 2 de septiembre.
Katatonia
pertenece a esa generación de bandas del metal que, junto a Paradise Lost, Anathema, Opeth y My Dying Bride, entre otras, fueron
dejando atrás los guturales sonidos del doom para abrazar melodías y
complejidades progresivas sin perder un ápice de penumbra. La miseria, la melancolía
y la pena siguen ahí, pero el ánimo fue cobrando una luz (negra) de esperanza.
«Katatonia busca
elevar el lado oscuro de la vida y quizás conducir esas cosas que no son tan
placenteras. Levantarte de esos momentos y períodos de tristeza que tiene todo
el mundo —explica Niklas Sandin,
bajista de la banda sueca a Generación B—. Algunos grupos escriben sobre salir de joda
y tomar cerveza, otros sobre conocer el amor de tu vida y caminar sobre las
nubes. Pero es muy probable que tengas que pasar por duros períodos para llegar
al amor de tu vida, cuando todo se ve pálido y desalentador. Esto no es “happy
music”, ja, ja».
Así, la discografía del cambiante quinteto siempre liderado
por Jonas Renkse y Anders Nyström,
se fue iluminando de matices que incluyen hasta un disco como
Dethroned and Uncrowned (2013), que
remezcla y desnuda las canciones de Dead
End Kings (2012), hasta llegar a The
Fall of Hearts, su último trabajo, lanzado hace apenas tres meses, que vendrán
a presentar a Buenos Aires el próximo 2 de septiembre en Uniclub.
“Estamos
personalizando el show para la audiencia de Latinoamérica, pero no queremos
revelar nada. Claro que, después del primer recital, puede que quede revelado
en YouTube, ja, ja. Va a ser una sorpresa: si no, es como contarte toda la
película sin que la hayas visto”, prometió el músico.
Hablemos primero de Dethroned and Uncrowned. ¿Cómo fue el
proceso de volver a abordar y repensar las canciones de Dead End Kings?
La idea fue ir hacia el fondo de esas canciones, porque
tenían mucha información y había todo un paisaje allí atrás. Y creíamos que los
temas se podían sostener sin todos los elementos pesados que tenían encima. La
idea fue reducirlas al máximo, mostrar sus fondos, volver a arreglar las
guitarras y presentarlas como eran, en otro nivel.
Fue un lanzamiento
financiado por los fans. ¿Cómo fue la experiencia de experimentar con el crowdfunding?
Fue muy bueno y funcionó mejor de lo que creíamos. Hubo una
gran demanda, porque a la gente le gustó la idea desde el principio. Entre
todos nos pusimos a pensar cómo hacerlo interesante. Y se nos ocurrió lo de ofrecer
algo de memorabilia, cosas que fueran copadas y que resultaran atractivas. Así
no solo estás brindando nuevas impresiones de la música, sino algo más.
¿Que The Fall of Hearts sea el décimo disco
de Katatonia y que la banda esté cumpliendo 25 años de historia tiene algún
significado especial para vos?
Bueno, yo hace solo
cinco años que estoy en la banda, así que no puedo decir mucho, ja, ja, ja.
Creo que hubiera sido muy raro que yo estuviera desde los comienzos. Ha sido un
viaje muy interesante. Si escuchás el primer disco, creo que nadie hubiera
imaginado que tendríamos el sonido de hoy 25 años después. Hubo un crecimiento
y una maduración, un desarrollo natural en la música.
¿Qué pasó en la vida
de la banda en estos cuatro años que hubo entre el último trabajo y el
anterior? Por lo pronto, hay dos integrantes nuevos…
Sí, tenemos a Daniel Moilanen,que llegó hace un año y medio, y a Roger
Öjersson, que también toca en Tiamat y debe ser bastante conocido en Sudamérica. Y estamos muy
bien. Está claro que perder miembros forma parte de la progresión natural de
las cosas, porque la vida cambia y así también las prioridades de cada uno.
¿Cómo es trabajar con
Jonas y Anders? Quien quizás no conoce la banda a fondo puede interpretar que
se tratan de dos tipos muy posesivos y controladores, que no dan espacio para
la colaboración del resto. ¿Es así?
Eso es realmente interesante porque hay mucha gente que
piensa así, pero realmente tenemos ese nivel de libertad de aportar en el
proceso de composición. Por supuesto que hay una base, un núcleo de las
canciones que ya está hecho por Jonas y Anders. Pero, cuando se trata de
completar los temas, ellos nos alientan a llevar nuestras ideas y sugerencias,
porque confían en nosotros. Y muchas veces las descartan y otras veces piensan
que son geniales. Hay un diálogo abierto al momento de grabar; si a alguien se
le ocurrió algo que funciona mejor, se hace. No hay un molde que tengas que
respetar. No son los compositores fascistas que algunas personas se imaginan,
para nada.
¿Qué bandas estás
escuchando actualmente? Y no nos vengas con las cosas cool: queremos conocer
tus placeres culposos.
¿Mis placeres culposos? Ja, ja. Mmmh, no sé si existen… Estuve
escuchando el último disco de John
Bonamassa, Blues of Desperation,
que está muy bueno. Y también bastante de Diana
Krall, pero tampoco califica como placer culposo. También espero ansioso el
nuevo disco de Opeth… Me parece que
voy a tener que buscar cosas más berretas para escuchar, ja, ja.
Nos imaginábamos algo
de ABBA o Ace of Base…
¡ABBA es genial! Y tengo varios vinilos de ellos en casa. Si
alguna vez venís a Estocolmo te llevo al museo de ABBA en donde ¡podés cantar
junto con sus hologramas!
Este mes, Valle de
Muñecas, Guauchos, Ministerio de Energía y Bandalos Chinos cuentan qué piensan
sobre el presente y el futuro de nuestra música.
Seguimos convocando a los más destacados artistas emergentes
del rock nacional en el año en que celebra sus cinco décadas. Queremos saber qué
opinan, qué sienten y qué ideas tienen de sí mismos y de la escena actual
aquellos que componen el futuro inmediato nuestra música.
Pasaron cuatro entregas de este especial que se repite cada mes,
donde ya reunimos a Marilina Bertoldi, Roma, Sambara,
Bestia Bebé,
Surfistas del Sistema,
Indios, Rayos Láser, Foxley, Reyes del Falsete, Utopians, Ibiza Pareo, Maleza, Científicos del Palo, Barco
y Tamesis.
Transcurridos 50 años
de rock nacional, ¿qué opinión tienen sobre el estado actual de la escena
local?
Ramírez: A cinco
décadas del nacimiento del rock nacional podemos recién empezar a entender que
de nacional no tiene nada. Pues la gran deuda cultural del rock argento es aún
creer que el rock porteño es nacional, y no conocer las expresiones que viven
en el interior de la Argentina y que están cargadas de estéticas sonoras
regionales. Después de haber recorrido casi todo el país con nuestra banda y de
haber ganado un Premio Gardel al mejor álbum de folclore con un disco de rock,
nos damos cuenta de que la oportunidad está en hackear el pensamiento
“porteñocentrista”. Al rock argentino y a los actores que lo conforman
(músicos, managers, periodistas) todavía nos faltan ejercicios profundos de
autoconocimiento.
Manza: Hay muchas
variables. Por un lado está la parte artística, y en ese aspecto me gustan
muchos discos grabados en los últimos años. Los que se registraron en estudios
más pequeños, o a veces en condiciones técnicas más precarias, van encontrando
la manera de compensar con búsqueda estética esas “deficiencias” técnicas. Y como
yo creo que la búsqueda estética (en lo respecta a la producción) es algo que
siempre le ha faltado al rock argentino, me gusta esa situación.
El rock independiente, el que se mueve por fuera de las
grandes compañías y por lo tanto no tiene tanto acceso a los medios masivos de
comunicación, sigue siendo incapaz de generar un circuito de medios
alternativos que tenga un alcance importante. No me refiero a las bandas, sino
a todo lo demás: radios, fanzines, blogs, sellos. Hay un montón de esas cosas
sucediendo, muchas buenísimas, pero nunca llegan a formar un público que haga
que todo sea autosustentable. Toda la gente que se dedica a eso lo hace por
pasión y necesita un trabajo aparte. Igual que la mayoría de las bandas.
Los lugares para tocar siguen teniendo los mismos problemas
(de infraestructura técnica y de habilitación, entre otras cosas) que tuvieron
desde que yo tengo memoria, y ya cansa esa situación. El Estado (el de la
ciudad o el de la nación, ahora o antes) no hace nada por mejorarla. Está bien
si el Estado abre un espacio, pero no se trata solo de eso. Es muchísimo más
importante facilitar las condiciones para que alguien pueda abrir un espacio
para que se desarrolle la actividad, que se pueda tocar al volumen necesario sin
tener conflictos con los vecinos, que no haya un sistema corrupto de
inspecciones, etcétera. Pero claro, eso no tiene rédito político.
Peyronel: Por un lado,
la Argentina sigue teniendo una producción musical apabullante. No creo que
pase en ningún otro lado del mundo. Después, siempre hay dificultades de
producción, sobre todo económicas. A los grupos les cuesta mucho poder grabar
bien y con comodidad debido a los gastos que eso representa. También es difícil
tener acceso a instrumentos, hardware y software necesarios para producir
acorde a las necesidades creativas de cada uno. Creo que lo mejor a destacar es
que siempre hay renovación de conceptos. El día en que no haya eso, estaremos
en receso. La idea es que estos nuevos conceptos artísticos emerjan y no sean
tapados, o que la gente se interese en buscarlos. No hay que casarse con nada y
no hay que temerle a la locura aplicable.
Verduga: Estamos en un buen momento de la escena.
Están apareciendo artistas muy buenos, con muchas ganas. En los últimos años,
hubo una transformación en la manera de pensar de la gente y creo que, más allá
de lo nacional, hay un movimiento global, claramente ayudado por la tecnología.
Particularmente en el país, nosotros pertenecemos a la generación post
catástrofe de Cromañón. Esa tragedia fue importante, porque era un lugar
representativo de muchos locales que trabajaban de una manera para permitir que
las bandas toquen, sobre todo en Buenos Aires. Y el desastre que pasó fue un
momento de crisis. Me abstengo de opiniones de índole política y social porque
no sé si es el lugar para hacerlo. Solo digo que, a nivel de gestión cultural,
fue una ruptura: yo no viví esa época tocando, pero me doy cuenta de cómo
afectó a los gestores de música, y al público de bandas. Ahora todos nos
cuidamos más entre todos.
Pero, a la vez, la
oferta de “venues” que estén buenos, que se labure bien, que estén preparados
para sostener tales eventos, es muy acotada. Por suerte, eso generó una
contracultura, en la que muchas bandas nos unimos para hacer festivales,
fiestas y fechas autogestionadas, directo del artista hasta el receptor y con
la posibilidad de controlar el bienestar de todo.
Es el momento de la
autogestión. Son pocas las ayudas que reciben las bandas, ya no existe el sueño
del “contrato discográfico”. Casi todas las bandas se producen
independientemente, y aunque hay algunos productores que le dan bola a las
bandas under, todos tenemos que trabajar y movernos mucho y bien para lograr
cosas. Pero eso te da fuerzas. También hay algunos medios que se copan, como es
el caso de la Radio BitBox (que pasa a casi todas las bandas que estamos ahí
dando vueltas) o Vorterix, que hizo las sesiones en su estudio y eso es un gran
apoyo a nivel difusión.
Se le está empezando
a dar bola a nuestra generación en festivales como el Lollapalooza o el Music Wins,
donde las bandas que somos un poco más alternativas tenemos oportunidad de
mostrarnos frente a un público más grande. Pero el mainstream sigue estando lejos, así que hay que aprovechar los
nichos y sentirse contentos de que mucha gente esté saliendo a buscar música
nueva. Que no sea lo mismo que venimos escuchando en los medios principales desde
hace décadas.
¿Se sienten parte de una generación de
artistas, de un conjunto de músicos representativo de un momento del país?
Ramírez: Sí, sin
duda creo que somos parte de un recambio generacional. No sé si por lo
ideológico y artístico, sino por el hecho de compartir la ruta. Creo que los
Guauchos tenemos la extrañísima posibilidad de ser una banda emergente dentro
de un grupo de artistas que no emerge mucho. Hay realmente ejemplos grosos que
no forman parte de ese grupo selecto. También creo que no hay muchas bandas
argentinas que estén en una verdadera búsqueda de romper con los estereotipos y
todavía hay miedo a despegar del cliché y las formas del rock anglo. Sin
embargo, considero que hay esperanza y nos sentimos pares de artistas como Sig Ragga, Huevo, Sur
Oculto, Los Arcanos del Desierto,
Benito Malacalza,
Nde Ramírez y Germán
Kalber. Hace un tiempo fuimos parte de un hermoso proyecto llamado ReFa (Rock Federal Emergente Argentino)
en donde fue esperanzador compartir experiencias con algunas de estas bandazas.
Manza: Para mí, es una pregunta difícil de contestar. Somos representativos de
nuestras intenciones artísticas, no somos la cabeza de ningún movimiento ni
llevamos ninguna bandera. Somos ajenos a los momentos políticos y económicos del
país, porque nuestra subsistencia no depende exclusivamente de la banda. Nos
sentimos un poco pioneros en incorporar ciertas influencias en nuestra manera
de hacer música, pero no somos los únicos. Siempre hemos sido un poco parias
respecto de las diferentes escenas, y eso es porque nuestra música excede las
etiquetas. Casi no hay bandas de nuestra generación con las que nos
identifiquemos artísticamente. Norma, Rosario Blefari, Mi pequeña muerte y Fantasmagoria son gente de
la cual nos sentimos pares.
Peyronel: Nos
sentimos muy conformes con el lugar que ocupamos en la escena. Creemos que
nuestra música es bienvenida y suma un nuevo color a lo que hay. Todo está
atado al momento en que se genera. En ese sentido, tenemos muchas bandas pares
y amigas, pero que no necesariamente compartimos los mismos registros, recursos
o estética. Las bandas que más nos interesan de la escena local son Travesti, Victoria Mil y OK Pirámides. Aunque de
esas, solo la última está tocando hoy.
Verduga: Hay
una bocha de bandas con las que desde hace años nos conocemos. Sin duda, hay un
grupo, porque hay mucho respeto y cariño hacia lo que hace el otro. Te das
cuenta porque hay un montón de colaboraciones. Por ejemplo, Juan Ingaramo vino a cantar
un tema con nosotros. También hicimos uno con Silvestre y La Naranja
(con quién compartimos dos integrantes, los hermanos Colombo). Vas a ver una
fecha o tocás y está lleno de músicos de otras bandas, porque nos bancamos
entre todos. Nosotros nos vemos mucho con Silvestre, Ingaramo, DespertarAntoles, Jean Jaurez, El
Zar, Aloe, Nidos, Surfistas del Sistema, Francisca y Los Exploradores, Telescopios y De La Rivera.
Con ellos se armaron muchas fechas y se organizaron festivales muy grosos, como
el Aruma y el Cria, que la rompieron. Y también con otras con las que no nos
cruzamos tanto, pero admiramos mucho, como Un Planeta y Militantes del Clímax.
Hay bandas muy buenas, es un momento prolífero.
¿Qué artistas creen
que pueden tener un lugar destacado en la escena nacional en los próximos años
y por qué?
Ramírez: Haciendo
un ejercicio de fe y no de realismo, me gustaría que sobresalgan Toch (Córdoba), Cristhian Ozorio (Corrientes), Experimento
Negro (Santa Fe), Pol Nada
(Entre Ríos), Las Liebres (Corrientes)
y Silencio Blues Trío.
Manza: Puedo
nombrar grupos que me gustan, pero no puedo imaginar qué lugar van a tener en
el futuro. Hay gente con mucho talento, pero el talento no es lo único que
importa. Hay que encontrar los compañeros de banda adecuados y tener ganas de
perseverar, entre otras cosas. El medio es hostil o al menos no suele dar
estímulos. Mucha gente se hincha las pelotas y queda en el camino, o se lima. O
se resienten las relaciones internas porque cada uno tiene distintas
expectativas. O pasan los años y las vidas personales de los integrantes adquieren
más peso respecto de las aspiraciones colectivas. A los 20, no te importa nada
y vas para adelante. A los 40, seguir haciendo discos y giras es un mérito
importante. Aparte, en el rock no se trata sólo de tener talento, si no
preferiría escuchar a Wagner o Beethoven antes que Sonic Youth o Sex Pistols.
Hay un montón de bandas que me gustan, y a todas
les deseo que el futuro los trate bien. El
Mató a un policía motorizado, Atrás
Hay Truenos, Norma, Fantasmagoria, Pels, Temporada de Tormentas,
Viva Elástico, Rosario Blefari, Mi Pequeña Muerte,
La Perla Irregular, Compañero Asma, Nave Hogar, Valentín y los
Volcanes, Hojas Secas, Bestia Bebé, y la lista sigue y se
amplía todos los días. Seguro me olvido de muchos.
Peyronel: Como siempre ocurre,
acá los grupos destacados del futuro serán los que prevalezcan más tiempo o los
que tengan muchos amigos o pertenezcan a un barrio que los identifique como su
banda y así se transformen en fieles. Queremos creer que, en el futuro, se
logre un esparcimiento en el público rock. Que se fragmente y vaya a ver los
grupos que de verdad les interesen por su calidad musical y no por un
sentimiento de pertenencia. Sería muy lindo que los buenos grupos emergentes se
mantengan y sigan evolucionando en su música y sus canciones sean cada vez
mejores, y no que se resignen a seguir un modelo que les funcione o les quede
cómodo. Siempre hay que evolucionar en la música y seguir creciendo.
Verduga: Si bien veo muchas bandas que me parecen
buenísimas, creo que todavía falta que aparezca alguien… no sé: trascendente. Justamente,
pasaron cincuenta años desde esa generación dorada de artistas como Charly,
Spinetta, Cerati y los Redondos. Ellos hicieron una transformación en la
música. Ansío que aparezca alguien de ese nivel; un pibe que entienda la
canción y la transforme y deje una marca en la sociedad y el momento que
estamos viviendo. Creo que nuestra generación está ayudando a que eso pase. Me
parece que las bandas que van a tener mucha proyección en los próximos años son
El Plan de la Mariposa,
Lo’ Pibitos y Sig Ragga.
Tienen el nivel musical que se requiere y el poder de hablarle a la gente a
través de la poesía, de contar un poco cómo vive y piensa nuestra generación, así que estoy muy atento a los pasos que dan. Y todo
nuestro grupo va a seguir trabajando para ganarse un lugar en la gente y
creciendo en la música.
Antes de su show, el guitarrista habla del
futuro de la banda, Spinetta y el amor por la Argentina, su lugar en el mundo.
Desde hace más de cinco años las calles de Buenos Aires y su
“no sé qué” sedujeron a Jimmy Rip para
radicarse acá, muy al sur de su Nueva York natal. El músico, que trabajó con
leyendas como Mick Jagger y Jerry Lee Lewis, llegó por primera vez
al país a finales de los años 90, de la mano Juanse, quien lo convocó para trabajar en su debut solista, Expreso Bongo.
Varios años después, regresó para ya quedarse como un vecino
más y ser parte de la escena local. Aquí colaboró con Ciro, Guasones y La 25 y formó su banda, Jimmy Ripp and The Trip, que acaba de
editar el álbum Blues Life y se estará
presentando en The Roxy el próximo 22 de septiembre.
Pero antes, este sábado 13 de agosto, subirá al escenario del
Teatro Vorterix como parte de Television,
mítica banda a la que se sumó en 2007 en reemplazo del guitarrista Richard Loyd. “Esta vez haremos más canciones, desde Marquee Moon hasta la actualidad. Y siempre tocamos nuevos temas en
cada show. Así que creo que todos van
a estar felices”, adelanta Rip a Generación B. Mientras, seguimos
esperando un nuevo álbum que el vocalista Tom
Verlaine parece que nunca quiere terminar.
Bueno, empecemos por lo que todos queremos saber: ¿Se
viene o no se viene el nuevo disco de Television? ¿Todavía siguen las cintas
con el nuevo material esperando que Tom vaya al estudio a ponerles voz?
Como siempre, completar
el nuevo disco depende de Tom. Pero esperamos terminarlo este año.
¿Qué fue lo que hizo que te acarenciaras con la Argentina
como para radicarte acá? Tiene que haber mucho más que ese “espíritu único de
rocanrol que hay en país”, que solés mencionar en las entrevistas, como para haber decidido instalarte…
Creo que la gente siempre subestima las buenas cosas que hay
en el lugar donde vive. Ese “espíritu” del que hablo todo el tiempo es,
tristemente, algo muy raro en el mundo de hoy. Los argentinos ven a los Estados
Unidos como “el” país del rock and roll.
Pero, en realidad, piensan en un lugar que existió hace treinta años. No es así
ahora. Estoy acá porque la música es algo que respira y vive, y ese es un lugar
en el que quiero estar.
¿En serio pensás que en Nueva York o Londres no hay más
pibes entusiasmados con la música, formando bandas? Esas ciudades siguen siendo
las capitales de la música, y muchos argentinos te dirían que acá “no pasa
nada”, que hace décadas que no salen “grandes artistas como los de antes”…
Quizás debés estar hablando con gente vieja, ja, ja, ja.
Escuché un montón de música genial de acá de bandas jóvenes. Acabo de terminar
la producción del nuevo álbum de Utopians
y, sin ser exactamente nuevos, hicieron un disco excelente que puede pararse
delante de música vieja. La gente siempre siente que la música de antes era la
mejor, pero hubo y hay buenas y malas bandas en cada era, incluso en esta. Es
que tendemos a recordar solo las grandes cosas.
Dijiste que Luis Alberto Spinetta debería ser tan famoso
como Stevie Wonder o los Beatles…
Es muy difícil para
cualquier persona de cualquier país igualar la combinación de lírica, destreza
con la guitarra y canto que tenía el Flaco. Fue un tipo original y único en su
clase.
¿No aprovechaste la reciente visita de los Stones para ir
a verlos o retomar contacto con Mick Jagger? ¿Qué te gustaría hacer con él si
tuvieran la oportunidad de volver a trabajar juntos?
No hay guitarrista en el mundo al que no le gustaría tocar
con Mick. Yo tuve la suerte de ser una de las únicas seis personas que hicieron
las cosas que hicimos y, por supuesto, me encantaría poder volver a hacerlo.
Hace poco, Is This
It de The Strokes cumplió quince años. Todos dicen que son un álbum y una
banda que le deben mucho a Television…
Me gusta ese disco y, sí: escucho por qué la gente los
compara con Television. Pero la lista de bandas que tomaron “prestado” de Tom y
Marquee Moon es muy, muy larga. Ya
sabés el dicho: “Siempre robales a los mejores”, ja, ja, ja.
¿Te acordás qué hiciste con el primer dinero que ganaste
como músico?
Tenía 12 años y gané 25 dólares. Creo que me compré un pedal
Wah-wah y una caja de distorsión. ¡Es lo mismo que sigo haciendo hoy con la
plata: no cambió nada! Ja, ja, ja.
Trabajaste con enormes estrellas, pero ¿cuál fue el
trabajo más raro que hiciste, ya sea como sesionista o como productor? Si uno pasa
por tu Wikipedia, aparece haber tocado con la banda tecno pop alemana Alphaville.
Eso es muy extraño…
Lo del disco de Alphaville suele aparecer mucho en
las entrevistas. Honestamente, no tengo memoria de haberlo hecho porque fue en
un período de mi vida en el que estaba grabando con gente diferente todos los
días. Mmhh… No recuerdo nada extraño. Una vez toqué con un cantante
universitario en un bar de vino y quesos, y parece que fue algo tan ofensivo
que el público nos terminó tirando todo el queso. Fue muy gracioso, pero
algunos pedazos me dolieron mucho, eh. Leer en GeneraciónB.com >>
Un 5 de agosto como hoy, pero de 1966, se editaba el
gran álbum de los Beatles. Curiosidades, secretos, anécdotas y origen de cada
uno de sus temas.
“Taxman”
¿La primera canción de protesta de los Beatles? Al menos sí
fue el primer tema autobiográfico de George
Harrison. Ya para 1966, el guitarrista veía cómo buena parte de sus
primeros millones quedaban en manos del fisco británico, que retenía un 90 por
ciento de las ganancias de personas de altos ingresos. El músico estalló y le
pidió una ayudita a su amigo John para redondear una letra cáustica en la que
se despacha contra el sistema y se mete con Harold Wilson, por entonces cabeza
del partido Laborista y principal impulsor del impuestazo. Extrañamente, Paul
le sumó un solo de guitarra, que algunos fanáticos todavía juran que se trata
del mismo que el de “Tomorrow Never Knows”, pero montado al revés. Pero no: es
original.
“Eleanor Rigby”
La heroína de los seres solitarios casi se llama “Daisy
Hawkins”, pero terminó recibiendo el nombre de pila de la actriz Eleanor Bron, que interpretó a la
sacerdotisa de Help!, y el apellido
de la tienda Rigby & Evens,
próxima al teatro donde trabajaba Jane
Asher, novia de Paul McCartney,
compositor principal del tema (aunque el resto de los Beatles siempre le hayan
discutido una porción de autoría). El arreglo de cuerdas tan característico fue
idea de George Martin, quien muchos
años después dijo haberse inspirado en la banda sonora de la película Fahrenheit 451. En realidad, ese film no
se había estrenado al momento de la grabación, y el productor se confundía con
el clásico tema de Psicosis,
compuesto por Bernard Hermann.
“I’m Only Sleeping”
La famosa periodista Maureen
Cleave, aquella que le sacó a John
Lennon la polémica frase de que los Beatles “son más populares que Jesús”,
alguna vez describió al músico como “la persona más vaga de Inglaterra, capaz
de dormir casi indefinidamente”. Paul era quien, con frecuencia, solía
despertarlo de sus largas siestas para que fuera a grabar. El sueño era uno de los
placeres de Lennon, un tema recurrente de sus letras y esta fue una de las más
lúcidas al respecto: “Por favor, no me arruines el día. Estoy a millas de aquí.
Después de todo, solo estoy durmiendo”. Toda una oda a la pachorra.
“Love You To”
Otro de los aportes de Harrison es la primera inclusión en
un álbum de los Beatles de los sonidos de la India, fruto de la influencia de Ravi Shankar. La letra también está
impregnada de sabiduría oriental, con alusiones a la materialidad y lo efímero
de la vida. En la grabación, intervinieron varios músicos traídos por Shankar,
entre ellos Anil Bhagwat, quien
junto a Alan Civil es el primer
músico fuera de la banda en ver su nombre publicado en una portada de los
Beatles.
“Here, There and
Everywhere”
Paul llegó una tarde a la casa de John en Kenwood para una
sesión de trabajo y, mientras el guitarrista dormía (cuándo no), se sentó al
borde de la piscina y compuso acaso el tema más sencillo, dulce y despojado de
un disco que desbordaba en efectos y experimentación. Dicen que las armonías de
Pet Sounds de los Beach Boys y la voz de Marianne Faithfull en “As Tears Go By”
fueron las grandes inspiraciones del bajista para este delicado momento de Revolver.
“Yellow Submarine”
Paul estaba descansando en la casa de los Asher cuando pensó
en una canción para Ringo Starr
sobre un viejo marinero. La letra incluía varios submarinos de colores, pero
luego solo sobrevivió el amarillo. John y el artista folk Donovan contribuyeron con algunas estrofas, y varios amigos se
sumaron para grabar coros. Brian Jones,
Marianne Faithfull, Pattie Boyd, Mal Evans y Brian Epstein, entre otros, armaron una verdadera fiesta, entre
porros e instrumentos insólitos para generar diversos efectos: silbatos,
campanas, cadenas y sirenas. Evans tomó un bombo y comenzó a recorrer el
estudio, seguido por el resto en fila cual carnaval carioca. En este despelote
fumón se registró la gran canción infantil universal.
“She Said She Said”
Nació de un viaje con LSD que John tomó durante una fiesta
en una mansión que Hollywood que la banda alquiló durante su gira por los
Estados Unidos en 1965. En la reunión, estaba el actor Peter Fonda, quien se acercó varias veces al músico para decirle “yo
sé lo que es estar muerto”, mientras le mostraba una herida de bala que tenía
en el pecho cerca del corazón (que se dio por accidente mientras limpiaba el
arma de su padre). De esa conversación surgen las primeras líneas de una canción
que, en principio, era acústica y llevaba el nombre de “He Said”, hasta que
recibió su título y tratamiento sonoro definitivo en el estudio. Fue la última
que se grabó para Revolver y una de
las que más identifican el espíritu del disco.
“Good Day Sunshine”
La apertura del lado B del álbum es este tema que Paul
compuso inspirado en “Daydream”, de los Lovin’
Spoonful, un éxito por aquellos años. Cuenta la leyenda que Patti Boyd, ya esposa
de George, estando de vacaciones por la Costa Azul en 1966, recorría los clubes
de la zona con su amiga la modelo Zouzou
para repartir a los DJ las primeras
copias de esta canción.
“And Your Bird Can Sing”
Una escuchada a la versión incluida en Anthology 2 revela a un John en pleno ataque de risa en el estudio
con Paul, lo cual supone una buena dosis de marihuana durante las sesiones y explicaría
los enigmáticos título y letra. Incluso la línea “You say you've seen seven
wonders” aludiría a un diálogo de aquella famosa noche en la que los Beatles
compartieron fasito con Bob Dylan.
Por otra parte, en inglés bird es
también un término para referirse a una chica. Se ha especulado con que la
señorita en cuestión podría ser Marianne Faithfull o Jane Asher.
“For No One”
Durante unas vacaciones en Suiza, Paul se refugió en el baño
luego de una discusión con Asher y allí comenzó a dar forma a esta canción de
ruptura que alguna vez llevó el título “Why Did It Die?”. En lo sonoro, destaca
el uso de la trompa. En un principio, se contrató a Dennis Brain para tocarla, pero murió en un accidente de tránsito
antes de la sesión, y así entró en escena Alan
Civil, quien consiguió una verdadera proeza: tocar una nota exigida por la
partitura, pero que sobrepasaba el registro posible del instrumento.
“Doctor Robert”
¿Quién es en realidad este matasano? Algunos dicen que se
trata del galerista amigo de la banda, Robert
Fraser. Otros que se trata del mismísimo Bob Dylan. Charles Roberts, médico
parte de la troupe de Andy Warhol, y hasta John Riley, quien introdujo a los
Beatles en el consumo de LSD, también son sospechosos. Pero Paul declaró años
más tarde que la canción refiere a Robert
Freeman, especialista en un cóctel de vitamina B12 y anfetaminas que
prescribía a todos sus famosos pacientes de Nueva York. Sin embargo, John
declaró que el tema “era sobre mí. Yo era quien guardaba las pastillas en las
giras”. Lo más probable es que todos estuvieran muy dados vueltas como para
recordar de quién estaban hablando en verdad.
“I Want To Tell You”
Tercera canción en el álbum de George, que estaba ganando
confianza como un compositor profundo, con una ayudita del LSD. En su
autobiografía, escribió que el tema “habla de la avalancha de pensamientos que
son tan difíciles de escribir, de decir o transmitir”. Así todo, el guitarrista
no sabía cómo titularla y, durante algún tiempo, llevó el sincero nombre de “I
Don’t Know”, hasta que finalmente la bautizó como el primer verso.
“Got to Get You into My Life”
Esta es una canción de amor… a la marihuana. Así lo confirmó
Paul, quien consideraba al Cannabis un buen remedio para el estrés. “Siempre lo
asocié a la pipa de la paz de los indios”, dijo. La versión que se escucha en Anthology 2 revela que el tema nació muy
diferente, con una introducción de órgano, más guitarra acústica y una letra
ligeramente distinta, hasta que recibió los metales y el estilo “Motown” que la
convirtieron una de las piezas más distintivas de Revolver.
“Tomorrow Never Knows”
Alguna vez, John contó que fue la primera canción que compuso bajo los
efectos del ácido y siguiendo los consejos del famoso “apóstol” del LSD, Timothy Leary, en su libro The Psychedelic Experience: “Apagá tu mente, relajate y dejate llevar por la
corriente”. Entre experimentación con cintas y loops nació, para muchos, la obra maestra del álbum, el sonido que
anticiparía Sgt. Pepper y,
probablemente, la canción que mostró el futuro del rock: aquí comenzó el arte
del sampleo. “Lo que salía de los parlantes y llegaba a mis oídos era
absolutamente nuevo. Percibí el comienzo de una nueva era musical”, dijo Klaus
Voormann, quien diseñó la portada de Revolver
después de escucharla. Fue el primer tema en grabarse, pero el último de la
placa. Un final magistral. Leer en GeneraciónB.com >>
Periodista, conductor y productor, especializado en espectáculos y cultura digital (música, cine, TV, tecnología, libros y tendencias).
Trabajé para más de 25 medios de Argentina y Latinoamérica, entre ellos TN.com.ar, FM 100, Rolling Stone, FM Rock & Pop, La Nación, Quiero Música TV, Radio Con Vos 89.9, Página/12, FM ESPN, Radio Nacional, El Cronista, PC Magazine, Brando, Apertura, 10Musica.com, Nacional Rock 93.7, IT NOW (Centroamérica), La Segunda (Chile), El Tiempo (Colombia), Open (México), Nación (Costa Rica) y más. Escribí el libro "LOSERS - Historias de famosos perdedores del rock", lanzado por Ediciones B (Penguin Random House - 2018).
Contacto: mpoter@gmail.com