viernes, 26 de noviembre de 2010

Moshi Moshi y James Yuill: ser indie hoy

Stephen Bass, cofundador del sello Moshi Moshi, y James Yuill, uno de sus más destacados nuevos artistas, pasaron por Buenos Aires para tocar y hablar sobre la industria de la música independiente; vanguardia, internet y el amor por editar discos para salvar el romance.

Además de ser artistas ya consagrados por público y crítica, Bloc Party, Florence and The Machine, Kate Nash, Lykke Ly y Hot Chip tienen un denominador en común: todos nacieron o fueron editados en algún momento por Moshi Moshi, un sello independiente del Reino Unido que continúa la vieja tradición de Factory, Creation o Warp: ser la curaduría de lo mejor del presente musical "alternativo".
Con doce años de historia, Moshi Moshi sigue pariendo vanguardia como Casiokids, Hot Club De Paris, The Drums, Au Revoir Simone, Slow Club y Niki & The Dove, entre otros. Stephen Bass, su cofundador, y James Yuill, uno de sus más destacados descubrimientos (que el sábado presentó toda su ternura folktrónica en el Hot Festival), pasaron por Buenos Aires para dar un workshop en el marco de Incubator, el programa de intercambio cultural del British Council. Aprovechamos la oportunidad para charlar con ambos sobre el presente de la industria de la música independiente.



¿Qué significa ser indie hoy?
Yuill (Y): Desde el punto de vista del artista, tiene que ver con el control. Desarrollar tu carrera como algo que te permita hacer la mayor cantidad de plata posible en el menor tiempo.
Bass (B): No solo se trata de "música indie", de guitarras, o que la gente asocia con un espíritu más libre. Moshi Moshi es una discográfica independiente. Ese es un significado: no somos un sello grande.
¿Hay lugar en la industria musical hoy para hacer lo mismo que hiciste hace 12 años: largar tu trabajo formal y formar tu propio sello?
B: Sí.
Vaaamos...
B: (Risas) En realidad, renuncié al trabajo hace dos años. Tuve que seguir laburando porque tener un sello independiente es difícil. La gente baja música de internet, es complicado vender discos. Sin embargo, la red hace que llegar a la gente sea más fácil. Entonces, por un lado te quita, pero por el otro te ayuda. En cinco años, te digo en qué lado se equilibró. Pero, definitivamente, hay espacio. Cada vez hay más sellos individuales y no creo que la gente lo haga para ganarse la vida.
Y: Hay muchas bandas que están creando sus propios sellos, también. Sellos de un solo acto.
B: Y las compañías de management más grandes, con un pensamiento directo, no firman con sellos importantes y venden ellas mismas, especialmente si una banda está establecida y tiene una base de fans y una carrera, lo que le permite empezar a lanzar sus propios discos y retomar el control. Así que no solo hay muchos sellos indie dando vueltas, sino que los sellos indie también están cambiando.
Solés decir que editás lo que te gusta, pero teniendo un sello chico y con bajos recursos, ¿cómo encontrás el equilibrio entre lo que te agrada y lo que realmente tiene posibilidades de trascender comercialmente?
B: Bueno, esperás que, en ocasiones, esos dos elementos estén combinados. Tenés que tener cuidado con lo que hacés y trabajar con niveles. Si firmás con una banda que sabés que no va a vender mucho, entonces no le des un adelanto muy grande. Y tenés que ser rápido, ese es el yeite. Hay que tratar de conseguir al artista antes de que alguien más se dé cuenta de que es bueno, lo atrape y no lo deje escapar. Eso es algo que no hice tan bien en el pasado, pero la idea es conseguir la gente y crecer con ellos.
¿Cómo suelen trabajar con los artistas? ¿Qué tipo de acuerdos comerciales establecen con ellos?
B: Con muchos trabajamos con un 50/50. No operamos como las grandes ni, lamentablemente, tenemos álbumes que venden millones. Pero, por otro lado, James no tiene que vender miles de discos para ser exitoso. Operamos en un nivel en el que esperamos que las bandas tengan éxito, que hagan una carrera. Y buscamos un equilibrio: saber cuándo gastar plata y cuándo no.
Internet y la tecnología hicieron posible que cualquiera pueda crear, difundir y vender su propia música. ¿Cuál es la tarea, incluso el sentido, de un sello en esta era digital de "autoproducción"?
B: El trabajo es hacer lo que las bandas y los managers no están haciendo. Los grupos tienen que escribir y tocar música brillante, dar buenas entrevistas, verse bien, tener buenas fotos. Nosotros tenemos que hacer todo lo posible para llevar la música a los medios, venderla y pagar por cosas que los artistas no deberían pagar. En muchos sentidos, los sellos seguimos haciendo lo mismo que antes, pero con la ayuda de internet. Cuando empezamos, no podíamos lograr que una banda se conociera del otro lado del mundo. Pero ahora sí. Que James esté tocando en Argentina no habría pasado hace doce años, a su nivel de carrera. Tenías que ser del tamaño de Depeche Mode para poder venir acá. Tratamos de pensar todas las maneras posibles de hacer que la música llegue a la gente para que James pueda dedicarse a ser poético, a cantar como Freddie Mercury. Nosotros hacemos el trabajo de oficina.
James, vos empezaste autoeditando tus trabajos, vendiendo en iTunes. ¿Qué recomendaciones tenés a partir de esa experiencia?
Y: Cuando arranqué hacía demos y se los mandaba a la gente. Pero lo principal es salir a tocar y hacer que tu nombre sea conocido. Tener un buen show en vivo es lo que hace que una banda sea interesante y es muy, muy importante hoy, especialmente cuando ganás plata por tocar y no tanto por vender discos.
Se dice que ya nadie compra discos porque la música se baja y comparte en Internet, o porque tiendas online como iTunes prefieren vender canciones en lugar de álbumes. ¿Está en peligro el concepto de disco como "obra artística"?
B: Eso hace que sea más difícil que Moshi Moshi exista, sobreviva y, en última instancia, también está dañando a los artistas, porque puede ser que la única manera de que ganes plata como músico sea tocar en vivo. Es una lástima que la gente solo compre canciones y no discos, porque un álbum es una forma de arte, es algo brillante. Creo que el mundo sería un lugar más pobre si los artistas dejaran de hacer discos. Pensá en todos esos compilados que armaste para pasarle a un amigo o para impresionar a una chica, y cuántos de esos tenían tracks sacados de álbumes. Si se dejaran de hacer discos, el romance sufriría tanto como la industria musical. A nosotros nos gusta editar discos y yo estoy bastante obsesionado con que los artistas creen una buena obra. Un buen sello tiene que trabajar con los artistas, darles una segunda opinión sobre cómo conciben un álbum.
El download gratis está bárbaro para los shows en vivo. Una banda puede ir a tocar a un lugar en el que nunca vendió discos y la gente puede cantar. Pero si, en el largo plazo, esto significa que quizás no van a poder hacer un álbum, va a provocarles un daño.
Y: Yo dediqué mucho tiempo para pensar el orden correcto del disco. Es algo que trabajo mucho y desde temprano. No me gusta la idea de que alguien elija solo un par de canciones; cada track del álbum tiene que escucharse.
¿Iniciativas como el Moshi Moshi Singles Club, que edita placas de 7", apuntan a incentivar la "cultura del disco", de tener música como un objeto de colección?
B: Creo que sí. Siempre que sigamos lanzando cosas buenas, la gente va a querer comprarlas. Lo de Singles Club nos permite ser más rápidos, seguir divirtiéndonos y no preocuparnos demasiado sobre las finanzas o la decisión comercial. Se trata de encontrar una banda con un par de canciones que nos gustan y decir "vamos a ver qué pasa".
¿Escuchaste alguna banda argentina?
B: No, me gustaría encontrar alguna. Hubo un período en Inglaterra en el que todos los grupos nuevos estaban influenciados por los Beatles, y a mí me aburría. Una de las cosas que más me entusiasman de estar acá es escuchar algo diferente.

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