jueves, 11 de junio de 2015

Daniel Melingo en el cine

Se estrenó Su realidad, un viaje alucinante por el mundo y la cabeza del linyera del tango.



Parte documental de una gira mágica y misteriosa, parte mockumental rockero, parte road movie química, parte film silente de los años 20. Tan inclasificable como el arte de su protagonista es Su realidad, la película que sigue el tour de Daniel Melingo por Europa de una forma tan histriónica como onírica y que ya puede verse en el MALBA y en el cine Gaumont.

Dirigida por Mariano Galperín (Chicos ricos, Dulce de leche), el relato trascurre entre las presentaciones del músico en París, Londres, Bruselas y otras ciudades del viejo continente, como telón de fondo de un backstage surrealista en el que el protagonista viaja entre recuerdos, estados alucinógenos y encuentros con amistades.

“Hace mucho que hacemos cosas con Daniel, desde las tapas de los discos de Los Twist, y siempre tuvimos la idea de crear algo más grande juntos. Como está yendo todos los años a tocar por Europa, empecé a escribir un guión que usara la gira como piso de situaciones ficcionadas”, cuenta Galperín, quien también interpreta a un pesado manager de Melingo. “Cuando estaba pensando la película, estaba muy entusiasmado con todo el mundo surrealista de los años 20 de Francia, con Breton, Buñuel, Man Ray, y eso se siente en el resultado final. Y la hicimos ultraguerrilla: arriba de aviones, trenes y en lugares donde no se puede filmar ni de casualidad”. 

Con toques de comedia picaresca lisérgica, la gira es el marco para que Melingo dé rienda suelta a un Tom Waits chaplinesco, estrella de curiosas, tiernas y desopilantes situaciones: desde un peligroso encuentro callejero con un linyera fumón hasta momentos de realismo mágico argentino en pleno primer mundo, como cuando entona a bordo de un tren germano “Canción para mi muerte” al son de la marcha peronista. “Le tuvimos que pedir autorización a Charly García. Se pusieron duros para darnos el permiso, pero logramos que Charly viera la escena y nos dijo que era un honor para él estar en la película”, revela Galperín.

El trip también incluye reuniones con amistades famosas, como zapadas con Andrés Calamaro y Jaime Torres, y una graciosa charla con el actor Iván Gonzalez, preocupado porque su mujer tiene que filmar una escena de sexo con un nigeriano de dos metros. “¿Sabés la pija que debe tener?”, consulta consternado a un Melingo que oficia de confidente callejero en París. “Me interesaba mucho que el mundo de los afectos reales estuviera muy presente en la película, para que después el cariño de la ficción tuviera una base cierta”, explica el director.

Con el cuerpo yirando en el viejo mundo, pero el corazón siempre en Buenos Aires, en una escena Melingo se baja en la estación “Argentine” del subte de París y emerge en plena calle Corrientes, para ir a comprar al kiosco dos triple Fantoche y dos Cachafaz. ¿Acaso hubo esponsoreo? “Sí: nos dieron dos conitos de dulce de leche”, responde Galperín. Chan-chan.



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