miércoles, 19 de marzo de 2014

Hace 45 años se casaban John y Yoko

Un 20 de marzo de 1969, Lennon y Ono daban el “sí”. Historia, anécdotas y curiosidades del matrimonio más famoso y polémico del rock.




1. Cuenta la leyenda que John conoció a Yoko el 9 noviembre de 1966 en una visita privada a la Indica Gallery de Londres, donde la artista preparaba una exhibición. John Dunbar (uno de los dueños del lugar y, por entonces, marido de Marianne Faithfull) llevó al músico con la promesa de presenciar un “happening” que incluía una “mujer japonesa en un bolso negro”. Pero el Beatle se vio sorprendido y algo decepcionado al encontrarse con una muestra avant-garde en la que, por ejemplo, se vendía una manzana fresca por 200 libras a cambio de “poder verla descomponerse”. “Pensé ‘es una estafa; ¿qué carajo es esto?’ —contó más tarde en una entrevista a la BBC—. No pasaba nada en las bolsas. Yo esperaba una orgía… y estaba todo tranquilo”.   

2. Cuando Dumbar los presentó, Ono le entregó a Lennon una tarjeta personal que solo tenía impresa la palabra “Breathe” (“Respirá”).

3. En la muestra, el músico se vio atraído por dos obras en especial. En la titulada Ceiling Painting, había que subir por una escalera y ver en el techo, a través de un vidrio con aumento, la palabra “YES” (“SÍ”). En la famosa entrevista que le dio al periodista de Playboy David Sheff en 1980, el Beatle recordó: “Todo ese arte llamado avant-garde en ese momento, y todo lo que supuestamente era interesante, era una mierda negativa y aburrida. Todo era anti: antiarte, antiestablishment. Y ese simple ‘SÍ’, en una galería llena de manzanas y clavos, hizo que, en lugar de irme, dijera ‘no voy comprar nada de esta porquería’”.   

4. La otra pieza a la que Lennon le echó el ojo fue Hammer a Nail, que consistía en una tabla de madera sobre la cual el espectador podía clavar un clavo. Lennon intentó hacerlo, pero Ono lo detuvo porque la exhibición todavía no estaba inaugurada. Finalmente, la artista accedió a cambio de cinco chelines, a lo que el músico le respondió que le daría cinco monedas imaginarias para clavar un clavo imaginario. “Y ahí fue cuando nos conocimos. Ahí cruzamos miradas y ella entendió, y yo entendí, y eso fue todo”, recordó años más tarde.

5. Lennon todavía seguía casado con Cynthia Powell cuando inició su relación con Ono. La esposa los encontró juntos en su casa, en mayo de 1968, luego de volver de unas vacaciones en Grecia, hecho que precipitó el divorcio meses más tarde. La separación inspiró a Paul McCartney a componer “Hey Jude” como un tema para consolar a Julian Lennon, hijo de la pareja. Por otro lado, del affaire entre el guitarrista y la artista surgió el álbum Unfinished Music No. 1: Two Virgins.

6. John y Yoko se casaron el 20 de marzo de 1969 en Gibraltar, pero esa no fue la intención original. La pareja tuvo la idea de contraer matrimonio días antes a bordo de un ferry que atravesaba el Canal de la Mancha, pero Ono, siendo estadounidense, no pudo obtener el visado necesario. Luego, viajaron a Francia, para intentarlo en París, pero la nacionalidad de la artista volvió a ser un impedimento. Fue Peter Brown, director del sello Apple, quien les sugirió rentar un avión y realizar el trámite en la colonia británica. Los novios estuvieron apenas una hora allí, tiempo necesario para poner el gancho y tomarse unas fotos que, 30 años más tarde, se transformarían en estampillas conmemorativas.

7. Después de la ceremonia, los tórtolos volvieron a Paris para, más tarde, dirigirse a Holanda y comenzar una particular luna de miel en la habitación 902 del Ámsterdam Hilton: el célebre “bed-in” por la paz. Pero esa ya es otra historia.

8. El casamiento quedó inmortalizado en la canción “The Ballad of John and Yoko”. Lennon la grabó el 14 de abril de 1969 con la única compañía de McCartney, ya que Ringo Starr estaba filmando la película The Magic Christian y George Harrison andaba con los monjes de Radha Krishna. El single fue el último número uno de The Beatles en Gran Bretaña y objeto de algunas controversias en Estados Unidos por las alusiones de la letra a la “crucifixión” (todavía estaba en el aire la polémica por aquella frase de que la banda “era más popular que Jesús”).

9. En 1973, John y Yoko se distanciaron durante un año y medio, período que el músico llamó su “fin de semana perdido”, durante el cual grabó el álbum Mind Games, se mudó a Los Ángeles y mantuvo un amorío con May Pang (ex asistente personal de Ono). La pareja se reconcilió en noviembre de 1974, luego de un concierto de Elton John en el   Madison Square Garden. Varias décadas después, Ono reveló que McCartney ayudó a salvar el matrimonio

10. En All We Are Saying, de David Sheff, el libro que registra por completo la famosa (y última) entrevista de John Lennon en 1980, el músico reveló el impacto que tuvo Ono en su vida: “Cuando conocí a Yoko es como cuando conocés a una mujer y dejás a los pibes en el bar y ya no vas a jugar al fútbol o al pool. Quizás, a algunos les gusta salir todos los viernes a la noche y continuar esa relación con los muchachos. Pero una vez que encontré a la mujer, ellos dejaron de interesarme… Apenas la conocí, se terminó con los chicos. Pero resulta que ellos eran famosos, no eran simplemente los pibes del bar de la esquina”.


The Beatles - “The Ballad of John and Yoko”



martes, 11 de marzo de 2014

Entrevista a Emily Rose: belleza sobrenatural

Diálogo exclusivo con la protagonista de la serie Haven, ante el reciente estreno de su cuarta temporada en la Argentina.


Dicen que lo más lindo de Haven, ese particular pueblito de Maine, Estados Unidos, es su gente: personas que pueden de cambiar el clima con el ánimo, hacer realidad los sueños, prenderte fuego con la mirada, dar vida a las sombras, electrizarte con un enojo, humanizar los animales o, simplemente, transformar de un toque cualquier comida en torta. Pero este verdadero refugio sobrenatural tiene un encanto especial: Emily Rose o, mejor dicho, Audrey Parker, la bella y misteriosa agente del FBI que investiga e intenta poner algo de cordura en este enclave fantástico de Nueva Inglaterra.
Haven, claro, no existe, pero su suceso es real. La serie de Syfy, inspirada en el cuento The Colorado Kid de Stephen King, tuvo en 2013 un promedio de 2,3 millones de espectadores por semana en Estados Unidos. En Argentina, el canal acaba de estrenar su cuarta temporada (domingos, 23 horas), en la que la agente Parker tiene nuevos y extraños desafíos.
"Lo interesante de esta temporada es que empieza con todos los personajes en distintos lugares, tratando de hallar el camino de regreso para reencontrarse física y emocionalmente. Y podremos ver otro lado de Audrey, un poco más alegre y sexy, desde el personaje de una cantinera llamada Lexie, que fue una suerte de homenaje al primer papel que hice en mi carrera", adelanta la actriz.
En efecto, Rose debutó haciendo de barwoman en la malograda Smith, encabezada por Ray Liotta. "Actué como invitada en un capítulo con Simon Baker (The Mentalist). Realmente, me intimidaba trabajar con él, pero estuvo genial: fue el rol con el que conseguí mi credencial del sindicato", recuerda. Desde entonces, participó en Brothers & Sisters, Cold Case, Jericho, Without a Trace, ER y Ghost Whisperer, entre otras series.
Pero mientras buscaba su propio lugar en la TV, la actriz ya era una estrella en la PlayStation. Desde 2007, Rose es la voz y el cuerpo digital de Elena Fisher, la aventurera periodista que forma parte de Uncharted, la exitosa franquicia de videojuegos desarrollada por Naughty Dog. "Es uno de los trabajos con más onda que tuve. Fue una experiencia genial y si alguna vez se adapta al cine, me gustaría ser parte. Espero que se haga realidad", dice, tirando un pase hacia el casting de un proyecto que viene rumoreándose desde hace años.
Haven significó su primer protagónico y la serie ya se aseguró su quinta temporada, todo un logro para un show que cosechó moderadas críticas, pero un público muy fiel. "Es muy significativo recibir tantos mails o cartas de los fans y me asombra que esperen horas y horas en para vernos y conocernos. Está bárbaro, pero también pienso: 'somos gente normal que solo hace un programa de televisión'. Es muy bizarro encontrarte con personas que llevan tatuajes de nuestro show. Ojo: me honra, pero es muy loco", comenta.
Es que la realidad es mucho, mucho más rara que Haven.

jueves, 6 de marzo de 2014

Devaluación y restricciones: disquerías en riesgo

Qué impacto tienen las últimas medidas económicas y tributarias para las pequeñas tiendas de discos; secretos, miedos e incertidumbres de un negocio cultural.



Si la venta de discos en la Argentina ya estaba golpeada por el download, la piratería y la inflación, las últimas medidas adoptadas desde el Ministerio de Economía y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) ponen un signo de interrogación en el futuro de decenas de disquerías independientes cuya subsistencia depende, en gran medida, de la importación. La devaluación de la moneda disparó los costos, lo que se tradujo en aumento de precios y bajas en las ventas. Al mismo tiempo, el recrudecimiento de los controles aduaneros frenó el flujo de ingreso de mercadería, lo que está provocando una caída en el stock y la variedad de títulos.
"La devaluación afectó muchísimo el catálogo, que hoy es mucho menor al que solemos tener. Estimo que pierdo un 30 por ciento diario de ventas por no poder tener material importado", explica Alfredo Suhring, gerente general de Zivals. "Todo lo que esté relacionado a costos en dólares nos complica, porque las cotizaciones son muy cambiantes y es difícil mantener una coherencia en los precios", agrega.
En efecto, una recorrida por las principales tiendas especializadas de Buenos Aires revela la ausencia de un valor claro de referencia. Hoy, una novedad en CD de origen estadounidense y de similares características puede costar entre 220 y 350 pesos, según el local.
"Entre un 30 y 40 por ciento de lo que tenemos es importado y las últimas medidas nos generaron mucha incertidumbre, porque no sabemos cómo traer mercadería. Antes, comprábamos todas las semanas al mayorista más grande de Estados Unidos y en 72 horas teníamos el material. Ahora, las encomiendas no ingresan y las restricciones son locas e indiscriminadas. ¿Qué sentido tiene hacerle esto al disco si lo que uno trae es lo que no se fabrica acá?", se queja Martín, encargado de una disquería del Soho palermitano, que prefiere conservar el anonimato. No es un caso aislado y son varios los entrevistados que solo hablan en off o, directamente, se censuran. "Es un tema muy delicado y no quiero opinar. Ante la menor cuestión te cae la AFIP y está con la lupa. La cosa está complicada", dicen desde otro comercio referente de Palermo.
La reserva tiene que ver con la característica informal de muchos negocios, que solían funcionar con una mecánica que, en los papeles, no está permitida: la compra en sitios web del exterior de material para su posterior reventa.
"Mucho de lo que se vende es adquirido en Amazon y eso ninguna disquería te lo va reconocer", revela el responsable de un local del microcentro porteño. "Vos podés traer 50 discos para consumo personal, pero si los vendés ya estás haciendo contrabando. Y en mi caso es así: lamento decirlo, queda feo, pero esto tiene que saberse para que bajen los aranceles y hagan un régimen más benévolo para los discos. Yo prefiero que me cobren un canon razonable y traer las cosas por derecha."
Hoy, "traer por derecha" con ese método implica para los disqueros ajustarse a la última resolución de la AFIP, que exige la presentación de una declaración jurada por las compras online antes de cerrar la operación, tener una clave fiscal con nivel de seguridad 2 y pagar un tributo sobre el 50 por ciento del excedente a la franquicia de 25 dólares anuales, incluyendo los gastos de envío. La otra alternativa es inscribirse ante ingresos públicos como importadores. "Si el disco viniera por derecha así, solo el costo sería de 300 pesos", opina otro vendedor.
Desde las disquerías independientes acusan que las normas actuales no se corresponden con la realidad de su actividad, en su mayoría a cargo de microemprendimientos o firmas unipersonales con un bajo volumen de importación y ventas. Además, hay que sumar la exigencia de tener que ir a buscar toda la mercadería a la Aduana, un proceso que insume más gastos y horas de trámites y burocracia.
"Desde diciembre tengo 40 discos en el aire. Ahora me vino el aviso de Aduana para retirar y ya tendría que haber prepagado en el Banco Nación el envío. Pero el papel no aclara qué llegó. Entonces tengo que ir a la Aduana, que abran el paquete para saber qué contiene y cuánto vale para poder ir al banco a pagar el impuesto correspondiente y, recién después, regresar a retirarlo. ¡Es absurdo!", se queja Damián García, dueño de Oíd Mortales, comercio dedicado al indie que depende en un 50 por ciento de los títulos extranjeros.
Gabriel Carbone, dueño de Twilight Records, afirma que su actividad está directamente "en riesgo" por las restricciones aduaneras. Su negocio es tanto una disquería como un sello dedicado a la edición de música gótica y oscura que comercializa material "canjeado" con sellos internacionales. "No hay transacción de dinero. Si un label extranjero me pide 50 unidades de mis bandas, yo le pido lo mismo de sus productos. Este formato está contemplado afuera, pero acá no y me complica muchísimo", explica Carbone y revela: "A mí me mandan títulos de cortesía o muestra para ver si me interesa licenciarlos en Sudamérica. Pero en la Aduana intuyen que tienen fines comerciales y me piden la factura de compra, que no tengo porque es un trueque".
Para Carbone "así no se protege el mercado argentino. Yo edito de tres a cuatro discos exclusivos por mes. Eso representa una inversión de 50.000 pesos que no voy a poder hacer más porque ¿para qué voy a fabricar acá si no puedo recibir nada a cambio? Las normas deberían contemplar estas situaciones".
Para algunas voces del rubro, la solución estaría en sumar la música a la lista de artículos exentos de impuestos, como los libros. "Está fallando el régimen. Si el disco es un bien cultural como se dice, no debería pagar nada. Pero si no queremos ser tan fanáticos, lo lógico sería un arancel más bajo y acorde a cada mercadería: uno para los electrónicos, otro para la ropa, otro para los compactos y, así, tener una política de importación que diferencie qué conviene y corresponde a cada rubro", opina García.
Por su parte, Carbone afirma: "Creo que cualquiera estaría dispuesto a pagar un derecho de Aduana, pero no tener que hacerse importador porque es demasiado complejo para los volúmenes que manejamos. El disco es cultura y debería ser libre al igual que los libros".
Mientras tanto, las perspectivas para 2014 no parecen alentadoras entre los consultados. "En 2013 vendí lo mismo que el año anterior, pero me comí la inflación, y este no va a ser mejor", avizora Guillermo Hernández, dueño del enclave jazzero Minton's. "Viendo el lado positivo, quizás estas medidas puedan traer gente de vuelta a los comercios, porque ahora para sacar algo del correo tienen que hacer un montón de trámites y los discos les terminan saliendo más caros. Pero no sé: en este país nada es fijo por más de tres meses y acá se vive día a día", se resigna.