Mike Bordin habla con la misma energía
que lo ha transformado en uno de los bateristas más reconocibles del rock. No
fueron sus característicos dreadlocks,
sino su entusiasmo y potencia los que lo pusieron a marcar el ritmo de artistas
como Ozzy Osbourne, Black Sabbath, Korn, Jerry Cantrell (Alice in Chains) y, por supuesto, su
banda: Faith No More.
Luego de dieciocho
años, los capos del weird-metal regresaron en 2015 con Sol Invictus, un disco que los muestra cargados de vitalidad, épica progresiva y guitarras tarantinescas. Es
decir, el Faith No More de siempre, pero más ¿maduro? “Madurar es una palabra
extraña, pero sí: tenemos más experiencia y somos más pacientes entre nosotros
—revela Bordin a Generación B—.
Antes, al ver una entrevista, podías darte cuenta por lo que decíamos de quién
estaba irritando a quién. Alguien siempre estaba molestando a otro. Ahora ya no
es así, y estoy inmensamente agradecido por eso, porque es un gran regalo poder
volver”.
Terminada la
gira de este álbum regreso, el próximo paso del grupo también tiene que ver con
un retorno: en agosto, reeditarán su trabajo debut, We Care a Lot, con nueve canciones extra entre demos, remixes y
grabaciones en vivo.
¿Por qué ahora este relanzamiento? El 30.o
aniversario ya pasó…
Es verdad. Lo que pasa es que Faith No More nunca pensó “vendamos
The Real Thing, que salió hace veinte
años” o “vendamos Angel of Dust, que
salió hace quince”. No hacemos las cosas en términos de marketing. Entonces, el momento puede parecer aleatorio o
arbitrario.
La verdad es que Bill [Gould] encontró los masters de esas grabaciones en el
sótano. Y sentimos que teníamos algo que aportarle a esa música, que podíamos
mejorarla, agregarle algo positivo. Además, somos dueños de ese disco. La
propiedad de esa música nos volvió cuando caducó el período con Mordam Records. Y estaba descatalogado
desde hace casi veinte años. Como no estaba disponible, podías llegar a
encontrarlo en eBay a cien dólares. Eso es muy loco. ¡Cómo vas a gastar cien
dólares en un disco!
Sentimos que podíamos sumarles algo a esos originales,
tomándonos tiempo para mezclarlos. Es un lindo paquete, con canciones extra,
algunos videos de viejas presentaciones de Faith No More, y nadie vio esas
filmaciones.
Billy Gould dijo que Angel Dust es el Dark Side of
the Moon de la banda, pero que Album
of the Year era su disco favorito. ¿Cuál es el tuyo?
Sí. Él siempre dice eso. Sé que estuvo involucrado muy
íntimamente en ese disco, se puso las cosas al hombro y trabajó mucho para que
tuviera la forma que tuvo.
Yo te podría decir lo mejor de cada disco, pero ¿cuál es mi
favorito? Mmmhhh… King for a Day me encanta
porque me gusta el lugar en el que lo grabamos. Me pareció divertido hacerlo en
Bearsville, en un viejo granero enorme. Me gusta mucho Sol Invictus, porque lo tuve tres años en el corazón, cuando
estábamos haciendo tracks con Bill y
nadie sabía nada porque era un gran secreto. Fue lindo ver cómo se concretaba
paso a paso y, cuando Mike empezó a cantar, me voló la cabeza. Me conmoví hasta
las lágrimas muchas veces con solo escucharlo. The Real Thing fue importante para nosotros porque fue nuestro
primer disco con Mike y nos hizo dar cuenta de que podíamos hacer cualquier
cosa que nos imagináramos. Él tenía la habilidad y el talento para hacer
cualquier cosa. Puedo encontrar cosas buenas en cada disco.
¿Cómo fue reencontrarte con la banda que
fundaste dieciocho años después? Es un montón de tiempo que puede cambiar mucho
las personalidades y las vidas. Imagino que, en muchos sentidos, no eran los
mismos tipos…
No éramos
los mismos. Pero, por otro lado, éramos exactamente igual. Al principio, fue
muy emotivo, muy intenso, vertiginoso, tenso, entusiasmador, todo eso al mismo
tiempo. Pero, en cuanto alguien dice el primer chiste o recuerda una anécdota
graciosa de algo que todos vivimos, todo eso se diluye y te das cuenta de que
tenemos tanta historia compartida, tanto en común, vivimos tantas cosas juntas
que nadie más vivió.
Pero también
éramos distintos, claro. Yo volví con dos hijos, con más experiencia, habiendo
hecho mil shows con Ozzy, con cicatrices,
con recuerdos vergonzosos. ¡Dieciocho años de vida, de perspectiva! Y, sí, en
ese sentido, creo que nos volvimos más suaves con los demás (por decirlo de
alguna manera), ya sin esa actitud de cuando sos pibe de “yo lo sé todo y las
cosas hay que hacerlas como yo digo”. Es lo contrario. Te das cuenta de que el
punto de vista del otro puede ser válido aunque no sea el tuyo. Y eso es
genial.
¿Cuáles son los planes de Faith No More
ahora? ¿Un nuevo disco, más conciertos?
Recién terminamos con Sol
Invictus y estamos muy contentos. Tenemos mucha música que espero llegue a
ver la luz. Pero Faith No More es una banda: es Mike, Bill, Roddy, Jon y yo. Por
el momento, todos queríamos sacar este We
Care a Lot, y Bill tiene que remezclar algunas cosas. Esto es algo más que
un proyecto paralelo que hacés en el medio de otras cosas. No se trata de una
banda nueva que está avanzando: somos nosotros tratando de hacer las cosas
bien. Como dijo Bill la semana pasada en Londres, cuando tengamos algo que
decir, lo diremos. Pero, en este momento, todos nos estamos relajando y
haciendo nuestras cosas. Y está todo bien. Yo soy papá, me encanta estar con mi
familia. Pero, sin dudas, tenemos un futuro juntos. Definitivamente, habrá algo
más y vamos a estar con Mike Patton: él es el cantante del grupo, punto. ¿Qué
va a ser? No sé. Pero eso no es algo malo, para nada.
Saliste de gira con Mike, Ozzy Osbourne y
Jonathan Davis. ¿Quién está más loco y por qué?
Ja, ¡qué buena pregunta! Todos están locos, completamente.
¿Y sabés a quién podés agregar a la lista? Jerry Cantrell: está demente. Todos
los frontmen son así. Se requiere de
una locura especial para hacer eso, pararse frente al público solo con un
micrófono. Es raro. Te parás ahí y ¿qué hacés?
Creo que Mike debe ser el más loco. Está pirado. Es muy
inteligente, y eso lo mete en problemas en los que los demás no se meterían. Es
un explorador. Y esa creo que es la diferencia, lo que lo hace más loco que
todos los demás. Él va a desarmar cualquier cosa que se le ponga en el camino o
hacer un pozo o lo que sea solo para ver qué pasa. Mike no tiene ningún límite.
No tiene reglas. Y eso es lo verdaderamente loco.
Ozzy… bueno, está bien documentado que está chiflado. Sin
dudas. Pero es de otra época, tiene 67 años. Es una locura diferente: mucha fiesta,
mucha cosa de rock star salvaje…
Jonathan es genial, un buen tipo. No hablo con él seguido
ahora, eso fue hace un tiempo, pero la pasé bien con él. Le gusta todo tipo de
cosas artísticas bastante raras, la ciencia ficción… ¡Todos están rayados a su
manera!
Sos uno de los bateristas más potentes e
identificables en un oficio donde se suele pasar desapercibido o quedar
relegado detrás de los demás músicos. ¿Qué creés que te hace especial?
¡Uf, ¡Dios, no sé! No suelo hablar de mí mismo…
Esta es tu oportunidad.
Abrite, te escucho…
¡Ja, ja, ja! Mirá: la música es mi vida, me lo dio todo. La
considero un regalo, una bendición. Cuando estoy haciendo música, en un
recital, componiendo o grabando, pongo todo lo que tengo, el ciento por ciento
de mí. Siempre. No pienso “hoy no me siento bien” o “a quién le importa esta
ciudad o esa otra”. Eso es lo único que puedo decir, no si soy bueno o si soy
mejor o peor. Solo puedo hablarte de mi enfoque, de lo que significa para mí
hacer esto. Yo crecí con Cliff Burton, fue mi primer bajista, y él también
ponía todo, siempre. No estamos trabajando en una fábrica, ni cavando zanjas o
sirviendo café: estamos haciendo música. Y la música es apasionada, potente,
reflexiva, emotiva, explosiva… ¡es todo!
Y tener el don de darle eso a la gente es maravilloso. Es lo más precioso,
además de mi familia, que tengo. Estoy tan agradecido de poder hacer esto. ¡Es
lo mejor del mundo!
Pasaron por Buenos
Aires en septiembre pasado y dieron un gran show.
¿Tenés algún recuerdo o anécdota de aquella visita?
Me acuerdo de todo. Completamente. Es un lugar especial, se
siente como estar en familia, y eso es todo para mí. Siempre tengo ganas de ir
para allá, ir a comer esa comida maravillosa preparada por gente a la que sí le
importa. Y vinos excelentes. Y tocar frente a personas que realmente quieren
escuchar lo que tenemos para decir. Con respecto a esa vez, sé que hicimos un
buen show y me sentí satisfecho… De lo
que me acuerdo particularmente es que había un chef en el hotel que había hecho
un asado el domingo, y lo habíamos puesto en la lista de invitados con su gente,
pero ninguno de ellos pudo entrar. Eso nos puso tristes y nos dio mucha
vergüenza. Pero se lo vamos a compensar la próxima vez.
¿Qué sentimientos te
genera la gira final de Black Sabbath?
Los vi al inicio y me pareció fantástica. Dejame decir algo
sobre Sabbath: es la mejor banda, lejos. La que tuvo el mayor impacto sobre mí.
Si no fuera por Black Sabbath, yo no haría lo que hago. Ese grupo le dio tanto
a mi vida, que si yo pudiera darle el diez por ciento de eso a alguien más,
sería un éxito. No puedo decir lo suficiente sobre ellos. Son todo para mí.
En
cuanto a músicos individuales, para mí, vienen Jimi Hendrix y, después, bien
pegadito, Tony Iommi. La combinación de Vol.
4, Sabbath Bloody Sabbath y Sabotage, esos tres discos al hilo, es una obra de arte. Dios te bendiga,
Black Sabbath: gracias por todo. Adiós y disfruten todo lo que venga en el
futuro.Leer en GeneraciónB.com >>
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