Hablamos con la última
revelación del metal antes de su primer show
en Buenos Aires.
Surgido en 2010 en San Francisco, Deafheaven se posicionó rápidamente como una de las bandas que
están empujando los límites del black metal al incorporar elementos del
shoegaze y el post-rock. El resultado es una tormenta emocional con los
bramidos del lado más oscuro y podrido del heavy más una calma y espesa neblina
de distorsión, en una mezcla que han dado en llamar blackgaze o post-metal.
El debut, Roads to Judah,
llamó la atención de los críticos, y su sucesor, Sunbather, los abrió a un público más masivo. El álbum fue un
suceso que se metió en casi todos los listados de mejores discos de 2013
elaborados por la prensa. “Nos brindó la oportunidad de tocar para audiencias
más grandes y, en lo personal, de permitirnos seguir venciendo los límites
dentro de nuestro proceso de composición —revela el guitarrista Shiv Mehra a Generación B—. Claro que el éxito nos trajo algunas presiones, pero
una vez que empezamos a escribir nos permitimos incorporar más influencias y,
esperemos, el próximo disco también sea un avance en ese sentido”.
A fin del año pasado editaron New Bermuda, una obra más compleja y turbia que ahonda en los sentimientos
del vocalista George Clarke tras su
mudanza a Los Ángeles y los conflictos en su vida personal. Será el trabajo que
los traerá por primera vez a la Argentina, cuando el próximo sábado 9 suban al
escenario de Uniclub (Guardia Vieja
3360).
Se suele considerar al
black metal como un género conservador y con un público tradicionalista que no
perdona “transgresiones” como las de una banda como Deafheaven, con elementos
de My Bloody Valentine, NIN, Radiohead...
Sí, puede ser un género muy conservador en términos de sonido e
imagen, y es por eso que no nos consideramos una banda estrictamente de black
metal. Tomamos la inspiración de todos los artistas que nos gustan para crear
algo propio, nuestro.
Escriben canciones muy
personales, confesionales. ¿Alguna vez consideraron que se estaban exponiendo
demasiado?
La música tiene que ser personal, así que, no, no pienso en
términos de si nos lastima. El lado personal de las canciones es lo que nos
mantiene verdaderos para nosotros y la gente.
A lo largo de los tres
discos se puede leer una evolución en la relación con las drogas: del “free
living” de Roads to Judah a la
preocupación por alguien con sobredosis y la necesidad de ayuda que se escucha
en canciones como “Come Back”. ¿Cómo impactaron las drogas en sus vidas?
Crecer en San Francisco implica haber estado siempre rodeado de adictos
y homeless, así que ciertamente nos
ha marcado en cuando a lo que pueden hacerles a las personas.
¿En qué medida los
afecta la política, como lo que sucede hoy con Donald Trump y la posibilidad de
que sea Presidente?
El país está inmerso en una de las peores elecciones de su
historia. La realidad sobre cómo nos va a influir no se verá hasta que alguno
asuma. Nos toca en lo personal, pero no artísticamente porque nunca fuimos una
banda política.
Será su primera vez en
Argentina. ¿Conocen algo del país y su público? ¿Tienen alguna expectativa en
particular?
Algunos de mis mejores amigos son de allá, y mi equipo de fútbol
favorito es el argentino, así que, ¡al menos yo, estoy muy entusiasmado!
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