Colorido, delicado y filosófico.
Así es el nuevo disco de la banda californiana.
Es curioso que esos tipos que se animaron a subir al
escenario con solo una media colgando de la poronga, los que tomaron las olas
más bravas de la Costa Oeste (y las drogas más duras de la Costa Este) y los
que se partieron varios huesos en el camino hayan asumido ligeros riesgos
musicales en sus más de 30 años de historia.
A no confundir: Los Red
Hot Chili Peppers han evolucionado y cambiado mucho (empezando por la
formación, claro), pero en general su sonido ha mostrado un nivel de seguridad
que no se condice con la aventurada vida e imagen de sus integrantes.
Bueno, parece que los cincuenta y pico les pegaron en
especial. Tanto que hasta se divorciaron de Rick Rubin, su compañero en la producción de los últimos 25 años y
llamaron a la última estrella de las consolas Danger Mouse, quien directamente les propuso deshacerse de una
veintena de canciones que ya tenían grabadas para empezar desde cero. “Si esto
va a funcionar, nos tenemos que tirar del precipicio y ver qué pasa”, dijo Anthony Kiedis. Y resulta que los
Peppers también tienen huevos para un salto de madurez.
The Getaway es un
álbum fresco, actual y poptimista, al tiempo que delicado, ambicioso y
experimental. La canción que abre y titula el álbum bien podría habérsele olvidado
al Duran Duran más funky, y la irresistible
“Go Robot” debería meter a los californianos en la disco. Incluso sus momentos
más tradicionalistas, como “We Turn Red” o la motorizada “Detroit”, están
intervenidos con los yeites de Mouse: teclados retro, quiebres orquestales,
firuletes cósmicos y arrebatos psicodélicos.
Sí, claro: hay desaciertos e inconsistencias. Al invitado
Elton John no se lo escucha en “Sick Love” y se lo pide a gritos en “The
Hunter”, mientras que las (digamos) “citas” beatlescas (o más bien,
maccartistas) de “The Longest Wave” y “Feasting On The Flowers” podrán resultar
algo incómodas a los seguidores más radicales de la banda. Muchos se
preguntarán dónde está el sudor sexual y el rap guarro de antaño, y qué son
estos chiles floydianos de la locura que se tienen que tragar en “Dreams of a
Samurai”.
De vuelta, a no confundir: The Getaway es el mejor disco de los Red Hot Chili Peppers… para
los que no son fanáticos de los Red Hot Chili Peppers. El resto lo disfruta, pero
espera que esto sea tan solo una escapada, murmurando por lo bajo un “volveremos,
volveremos”.
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