Indios, Utopians,
Foxley, Rayos Láser y Los Reyes del Falsete cuentan qué piensan sobre el
presente y el futuro de nuestra música.
A lo largo de 2016, en el que el rock nacional cumple sus 50
años de historia, Generación B
reunirá a los más destacados artistas emergentes para conocer, de primera voz,
qué sienten, qué opinan y cómo se ven a sí mismos y a sus pares quienes,
potencialmente, son el futuro inmediato del rock argentino.
El
mes pasado, hablamos con Marilina Bertoldi, Sergio Munich (Roma),
Federico Schujman (Sambara),
Tom Quintans (Bestia Bebé) y Ramiro Vázquez (Surfistas del
Sistema).
En esta segunda entrega, convocamos a Joaquín Vitola (Indios),
César Seppey (Rayos Láser), Piru Sáez (Foxley), Nicolás Corley (Reyes del
Falsete) y Barbi (Utopians).
Transcurridos 50 años
de rock nacional, ¿qué opinión tienen sobre el estado actual de la escena
local?
Vitola: La veo muy rica de música, de todos los estilos. Muchas
bandas nuevas, a lo largo y ancho del país, buscando buenos sonidos y
canciones. Siempre te sorprende en algún bar o disco algún grupo, ya sean en
arreglos, estética o temas.
Sáez: Creo que
está muy bien la escena. Hay muchas bandas y están laburando muy
profesionalmente, como trabajar con secuencias y grabarse. Lo
malo es que hay muchos grupos que tocan para “pegarla” y se olvidan de lo
lindo que es disfrutar de los ensayos, grabaciones, shows... También es feo contra todo lo que tiene que luchar el
músico por amar lo que hace. Siempre decimos que vale más la fe que un kilo de
oro, y muchos se aprovechan de eso. Lo lindo y lo único que queda son las
historias, es toda esa gente que vas conociendo y que ama lo que hace desde el
rol que sea: músico, periodista, iluminador, sonidista o asistente, porque
todos somos parte de esta nueva generación de rock nacional.
Seppey: Nos
encontramos haciendo esta entrevista gracias a que, hace 50 años, un grupo de
personas tuvieron la iniciativa de cantar música en su idioma y de hacer lo que
amaban, fusionando las músicas “de moda”, lo que venía de afuera, con las más
“tradicionales”, creando un estilo propio y generando una revolución cultural.
En la actualidad, los géneros musicales y estilos estéticos son tantos que no
tiene sentido buscarles etiquetas para clasificarlos, pero el rock siempre es
inclusivo: se refiere a lo que es auténtico y busca romper moldes para
expresarse y renovarse constantemente. El gran caudal de información al que
estamos expuestos en la actualidad, junto con la posibilidad de acercarse y
abordar con facilidad prácticamente cualquier estilo, hace que se dificulte
encontrar una forma propia de expresarse. El desafío, en este momento histórico,
es crear algo que sea sincero y auténtico, y poder desarrollarlo.
Corley: La verdad
es que, como todo, hay muchísima música dando vueltas, tanto horrible como
hermosa. La mayoría de
las bandas más populares de la Argentina de hoy no me gustan para nada. Pero hay muchas otras, quizás
un poco menos convocantes, que hacen cosas increíbles,
como Perdedores Pop, Placer,
Sus
Hijas, 107 Faunos, Atrás hay truenos, Hojas Secas y muchísimas otras. Solamente hay
que saber dónde buscar. Fue así en el comienzo y sigue siendo igual.
Barbi: A mí la
escena de acá me gusta mucho, sobre todo ahora. Hace diez años, tal vez estaba
un poco más áspera, y ahora siento que está en un lugar que va a dejar huellas
grandes a los próximos que vengan. El rock argentino arrancó con mucha clase,
desde muy arriba. Las bandas que empezaron todo esto dejaron un legado medio
insuperable: eran todos músicos prácticamente genios. Yo no sé si va a volver a
haber una banda donde haya un Charly,
un Lebón, un Aznar, o todas las que tuvo Spinetta.
Pero hoy, un montón de años después, veo 1.500 personas en el show de una banda
como Sig Ragga, y eso me
parece que solo pasa en Argentina. Son grupos a los que un tipo de la industria
no le pone una ficha antes de saber que lleva toda a esa masa, y la gente los
elige, porque en Argentina hay público que escucha buena música, sin importar
si la canción dura tres minutos o si suena en la radio.
Si me preguntás qué cambiaría, sería exactamente eso de la
industria. Las discográficas hoy no entienden absolutamente nada, siguen buscando
algo chicloso y pegadizo que suene en la radio y no se dan cuenta de que el
público argentino está y siempre estuvo preparado para mucho más y que siempre
eligió mucho más. A veces, grupos que suenan increíble tienen que estar diez o
veinte años tocando para cien personas para dejar una marca y perdurar. Y para
poder hacer eso a veces necesitan el apoyo de una discográfica que no está
dispuesta, porque quiere hacer plata rápido. Eso puede llegar a lastimar mucho
a la industria en la Argentina. Porque ya no es como antes, que la industria
era un kiosco gigante. Hoy es muy pobre en este país y a los músicos les cuesta
mucho salir para adelante. A menos que haya filántropos o personas dispuestas a
apoyar, muchos buenos artistas se van a desintegrar por tener que darles de
comer a sus hijos y no poder continuar durante diez, veinte años, perdiendo
plata todos los fines de semana, o grabando discos imposibles de pagar.
Seppey: Totalmente; de hecho, gran parte
del camino logrado se debe a que, desde el primer disco de Rayos Láser,
formamos parte de una alianza cordobesa que denominamos Discos del Bosque.
Allí unimos fuerzas un conjunto de bandas con las que fuimos aprendiendo
muchísimo en el camino. En este momento, forman parte de esa familia De la Rivera, Hipnótica, Juan Ingaramo,
Candelaria Zamar, La Isla Común. Luego, cuando empezamos
a viajar más a Buenos Aires, conocimos muchos músicos con los que nos sentimos
pares. Artistas que, como nosotros, están en el comienzo de su carrera. Tenemos
la suerte de conocer a personas que ya tienen un gran camino recorrido, como Tweety González o Leo García, cuya generosidad hace que te sientas como un igual. Ahí
radica también la grandeza de un músico y una persona que reconoce a su par en
cualquiera que esté de alguna manera en la misma búsqueda, y lo inspira y ayuda
a seguir su camino con más fuerza.
Sáez: Por los
tiempos en que se gestó y por el paso a paso del grupo, lógicamente nos
sentimos contemporáneos y parte de esta “nueva generación”. Titulamos así
nuestro disco por una serie de factores, no solo musicales, que abarcan el
momento en que nacen bandas como la nuestra. Se ve y se respira una nueva
movida, aunque también cuesta muchísimo ganarse el lugar, ya que nada ni nadie
te asegura nada y hay una onda de "¿y estos qué se hacen?", que, por
suerte, al contrario de aplacarnos, nos potencia y nos da más fuerza. Nosotros
creemos en el poder de la canción, en la energía de un momento que podemos dar,
ya sea en un show o un minuto de música
haciendo un acústico en una radio, por ejemplo. Hoy hay exceso de información y
creemos en que todo parte de sentir lo que hacés y de pasarlo lo mejor posible.
Ahora, si te dan bola o no, ya es otra cosa y es impredecible lo que puede
pasar.
Corley: Nosotros
siempre nos sentimos un poco al margen de cualquier movida en el sentido “artístico”.
Claramente, sí somos parte de pandillas de amigos, de músicos con los que
compartimos gustos y formas de hacer las cosas. Pero no sé si parte de una “escena”
o de un grupo de músicos que van para el mismo lado. La gracia del arte también
está en expresar esa porción absolutamente única y privada de cada uno.
Admiramos y respetamos a muchísimos músicos, y lo sentimos recíproco, pero no
porque hagamos algo parecido, sino porque vemos en ellos una búsqueda igual de
íntegra, profunda y desprejuiciada.
Barbi: Yo me siento par con una generación, no con un estilo.
Musicalmente, creo que somos un bicho raro, una banda que tiene un estilo de un
rock muy clásico y, a la vez, no sé si hay muchas de acá que tengan que ver con
nosotros. Sí las hubo y las hay, pero son grupos más legendarios. Sí vemos artistas
como Massacre, Los Peligrosos Gorriones o Sumo,
en los 80, que nos encantan y nos gustaría aspirar musicalmente a ser como
ellos.
Lo que está pasando ahora es que
hay muchos estilos sucediendo y está bueno; son muy pocas las bandas que se
parecen entre sí. Y me siento afín a las personas que vienen conmigo tocando en
los mismos escenarios y remándola el mismo tiempo que yo. Me siento afín con
los Eruca Sativa, con Banda de Turistas, con grupos que, por
ahí, no tienen que ver musicalmente con nosotros, pero que los veo hace diez
años, nos cruzamos en los camarines, en todos lados, y sabés que son tu
generación; que dentro de veinte años, si es recordada, ellos formaron parte de
toda una década de estar tocando en todos lados.
¿Qué artistas creen
que pueden tener un lugar destacado en la escena nacional en los próximos años
y por qué?
Seppey: Lo
conseguirán aquellos que encuentren su sonido y sean auténticos, que puedan
reinventarse a través de los años y tener continuidad. Es muy importante trabajar
con gente con la que uno se sienta bien e identificado, mantener unido al grupo
humano y saber desarrollarse artísticamente y en los aspectos que no están directamente
ligados a la música. Es lo que hace que una banda pueda insertarse en una
escena.
Vitola: El otro día vimos en el ciclo Ciudad Capital, en La Viola
Bar, dos bandas en vivo que nos impactaron mucho y que entre sí no tenían
mucho que ver. Una es MilRayos, del
lado del pop, y República del Paraguay,
bastante más rockera. Aunque es imposible hacer futurología cierta, nos
gustaron mucho en música y actitud.
Corley: Él Mato a un
Policía Motorizado ya está teniendo ese lugar destacado y muy
merecidamente. Hay bandas como La Otra Cara
de la Nada, que son unos pibes de menos de 20 años, que tienen una potencia
demoledora: les veo muchísimo futuro. Algunos de los grupos que hoy son “el
under” se convirtieron
en el mainstream del futuro... Ya
veremos qué pasa y si ellos cambian el mainstream
o si este los cambia a ellos.
Sáez: Si bien una
gran mayoría sigue bancando al rock barrial, también se nota que la mano viene
de una canción. Quizás las bandas que más títulos sumen al inconsciente
colectivo a lo largo de los años sea la que prevalezca. Para que eso pase, los
productores deberían apostar y arriesgarse más por lo nuevo, y no ir a lo seguro.
Habría que revisar el pasado, cuando se quería renovar la cultura todo el
tiempo. Porque, al fin y al cabo de eso se trata: de la cultura de nuestro país.
Barbi: Me parece
que es imposible pensar en qué grupo va a crecer más o va a ser recordado por
la gente. Sí puedo ver con claridad que Eruca Sativa y Él Mato a un Policía
Motorizado, que son dos bandas que no tienen nada que ver entre sí, y que los
públicos tal vez no se vieron jamás en la vida, están haciendo un camino que,
de repente, cada vez tiene el techo más lejos, y eso te da intriga: ver hasta
dónde llegan. A mí me pasa con Eruca acá en Argentina. Fui al Luna Park el año
pasado y, realmente, fue emotivo, porque creo que uno de sus primeros shows en Buenos Aires fue con nosotros. Es
ver cómo un grupo puede crecer tanto, solo tocando y ensayando mucho, y sin
tener un tema rotando todo el tiempo en la radio. Le da una esperanza a toda
una escena musical.
Él Mato… es otro ejemplo claro, pero un poco a la inversa: a
ellos les va muy bien acá, pero es impresionante lo que están haciendo en el
exterior, en España y el resto de Latinoamérica. Se desconoce un montón lo
lejos que están llegando afuera. Y son bandas que, te repito, una discográfica
les hubiese cerrado la puerta en la cara. Ninguno hubiese creído en ellos. Y
ahí tenés. La gente elige y me parece que está cada vez más alejada de lo que
la radio o la discográfica cree que la gente quiere escuchar.
Leer la primera entrega de "50 años de rock nacional: habla la nueva guardia"
Leer en GeneraciónB.com >>
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