jueves, 12 de abril de 2012

Entrevista con Captain Sensible, de The Damned: Sensatez y sentimiento

Antes del primer recital de la legendaria banda inglesa en Buenos Aires, su bajista / guitarrista repasa 35 años de actitud, habla de Malvinas, Thatcher y critica la música actual; "Ser punk hoy es hacer lo que se te canta", afirma.


Eso de que los primeros serán los únicos recordados es #tocuen. Miren a The Damned: los primeros punks ingleses en tener un single ("New Rose"), los primeros en grabar un disco (el monolítico Damned, Damned, Damned), los primeros en meterse en el gótico, los primeros en separarse, los primeros en rejuntarse. ¿Y qué ganaron? Una condena a 35 años de marginación en la memoria de la música popular. Claro: son demasiado imaginativos para el punk, muy divertidos para el goth, con exceso de glam para la psicodélica. Y, así, por la noble actitud de esquivar cualquier etiqueta con la que prensa y público los pueda clasificar, los Damned fueron maldecidos con no poder capitalizar todos los momentos de "gloria" de esos géneros.

Suerte que a estos tipos, fieles a la tradición del género que ayudaron a fundar, les chupa un huevo: son una leyenda, tienen discos elementales que te hacen parar los pelos de furia y alegría por los que pasaron desde Nick Mason hasta Lemmy y ahora vienen a hacer historia a la Argentina. El domingo 15 en Groove, van a presentar So, Who's Paranoid?, su último (y gran) disco, que es un reflejo de ellos mismos: guitarras filosas, adrenalina, lápidas, pogo, garage, cartoon, pop, surf, rockabilly y telarañas. Así es el sonido de esta banda que parece escapada de la revista MAD.

De los históricos, solo quedan el vampiresco frontman Dave Vanian y Raymond Burns, más conocido como Captain Sensible: pacifista, político, compositor de soundtracks, productor de comerciales, estrella pop, juglar del punk, sombrerero loco y... ah, claro (!) bajista / guitarrista de los Damned, que antes de arribar al escenario porteño se abre en una charla a pura sensatez (y sentimientos).

Te lo deben haber preguntado mil veces, pero, ¡ey, acá esperamos 35 años para hacerlo! Así que ahí va: ¿Por qué siempre llevás una boina roja? ¿Hay alguna historia detrás de esta costumbre?
A pesar de todos los aspectos positivos y creativos del punk británico, esos que te empujaban a "hacer algo especial con tu vida a pesar de todas las adversidades", había un producto derivado menos inteligente que creo que preferiría olvidar: las escupidas.

En un local pequeño, la flema rancia que alguien había logrado embocarme en el pelo se cocinaba bajo las luces del escenario y, después, era casi imposible de sacar. Una ducha muy larga solía ser la única solución (cuando había una ducha, claro). Entonces, decidí usar una boina porque son baratas y divertidas, sin darme cuenta de que se convertiría en algo tan ligado a mi identidad que el público literalmente se quejó y abucheó cuando decidí no usarla. Supongo que podría haber sido peor: ¡podría haber elegido una gorra de cazador!

En una entrevista que te hicieron en Boston en 1977 contabas que en un show en donde había muy poca gente, terminaron subiendo mesas y sillas al escenario y comieron pizza mientras tocaban. ¿Qué otras anécdotas de actitud punk como esta recordás de aquellos años?
Uh, no quiero entrar en todo eso. Pero no hace falta decir que, durante la época que cariñosamente denomino "los años del caos" (del 78 al 81, que por alguna razón coinciden con el período de Algy Ward como bajista), solía notar decepción, pánico, miedo en la cara de los presentes cada vez que entrábamos a algún lugar. Posiblemente, tenía algo que ver con la reputación que teníamos de prenderle fuego a la gente (incluyéndonos a nosotros mismos).

¿Qué es ser punk hoy?
Hacer lo que se te canta.

Cuando el público en general piensa en punk imagina a Sex Pistols y The Clash, pero no conoce o suele olvidar a The Damned. ¿Te molesta eso?
Todos salimos en el mismo tiempo y lugar, pero evolucionamos de manera distinta. Nosotros siempre seguimos nuestra propia y extraña, pero maravillosa, travesía musical. En toda la clase 77 (en realidad, 76) nadie se parecía a los demás: todos teníamos nuestro propio look y no estábamos estereotipados.

¿Pensás que ser una banda con tantas influencias sonoras y difícil de "catalogar" los perjudicó para ser más populares?
Puede ser. Pero se siente bien saber que nunca nos comprometimos en un triste intento comercial para convertirnos en una megabanda o algo así. Cada uno de los álbumes que hicimos es diferente. Seguimos nuestros instintos sin preocuparnos por lo que la gente podría pensar. ¿Estúpido? Posiblemente. ¿Heroico? Un poco de eso también.

Me encanta la manera en que nuestro estilo se desarrolla y serpentea de disco a disco. De un blitzkrieg punk de algo voltaje, pasando por la psicodelia y el garage hasta el gótico. Lo maravilloso es que todos en la banda estábamos dispuestos a la experimentación total, que es mucho más de lo que puedo decir de los sellos discográficos. Es una razón por la cual tendían a echarnos bastante seguido. Los recientes discos, Grave Disorder y So, Who's Paranoid?,llevan ese leitmotiv de "negarse a que te aten" y están llenos de lindos riffs y melodías fuertes, ¡aunque lo diga yo mismo!

Ya pasaron más de tres años desde el último álbum. ¿Habrá uno nuevo pronto?
Con The Damned, se trata de calidad, no de cantidad, je.

¿Cómo será el show en Argentina? Vimos que están tocando el álbum Damned Damned Damned completo...
El año pasado hicimos Damned Damned Damned y The Black Album enteros, pero esta vez vamos a hacer un setlist mixto que cubra todos los períodos de la historia de Damned, incluyendo punk adrenalínico, gótico hímnico e improvisaciones para mantenernos alertas musicalmente. Somos una banda como corresponde, en el viejo sentido de la palabra: no coreografiamos nada y nunca hicimos trampas con grabaciones, como pasa actualmente con muchos shows. Además, tenemos la suerte de tener a Dave Vanian, que es lejos el mejor cantante de su generación.

¿Qué te motivó a involucrarte en política y fundar un partido?
En lugar de tirarle un ladrillo al televisor cuando Tony Blair le daba a la perorata de las armas de destrucción masiva iraquíes, un día decidí fundar mi propio partido, con el que me divertí y se nos ocurrieron algunas buenas ideas, como esta: Siendo un pacifista de toda la vida y habiendo hecho campaña contra las bombas nucleares, pensé que es el momento no de recortar personal en el ejército, sino de, más radicalmente, abolir la maquinaria bélica por completo. ¿No se puede hacer? ¿Por qué no? Desde la guerra fría, no hay ningún país que amenace al Reino Unido. Y hay que decir que los británicos seríamos mucho más populares como nación en el mundo si no mandáramos repetidamente tropas al extranjero por razones que parecen carecer de sentido y ser invenciones. Grandes cantidades de dinero podrían ahorrarse e inyectarse en la investigación y el desarrollo de energía verde, lo cual ayudaría al Reino Unido a convertirse en un líder y potencial exportador de esta tecnología que puede salvar el planeta, en lugar de vender armas, como hacemos actualmente. ¿No es sensato?

Recomiendo este enfoque pacifista para todas las naciones. Es mucho mejor solucionar las diferencias hablando que pelear. Y si un país necesita petróleo, en lugar de ir y robarlo, ¿por qué simplemente no lo compra?

Me habría gustado mantener el Blah! Party por más tiempo, pero no soy muy bueno en el área organizativa, así que ahora simplemente blogueo cuando el gobierno me hace enojar.

En los años 80, compusiste "Glad It's All Over", contra la guerra de Malvinas. ¿Qué opinás de los recientes cruces entre Buenos Aires y Londres en torno a las islas?
Nunca fui demasiado bueno para el nacionalismo, así que no suelo caer presa de campañas de prensa que demonizan a gente de otros lugares. Por esa razón, nunca me tragué la guerra de la señora Thatcher en el momento de escribir, indignado, "Glad It's All Over". Excepto que nada se terminó, por supuesto.

Seguro que hay una mayoría de británicos que viven en las islas, pero sin dudas porque a los argentinos se les impidió asentarse ahí. Los días del colonialismo y de tratar a Sudamérica como una mierda se terminaron hace rato, por suerte. Así que, estamos en una situación en la que un acuerdo parecería ser la solución obvia. Tratar a los isleños con respeto, compartir los recursos y gobernar el lugar en forma conjunta entre Argentina y el Reino Unido durante un tiempo. Esto podría, de algún modo, descomprimir la situación. Pero, ¿qué sé yo?: solo soy un músico punk.

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY BUENO