Sin Butch Vig, pero
con una feroz Shirley Manson, la banda revivió todo su rock digital en el Luna
Park.
Ni acto de nostalgia, ni exhibición de vigencia, Garbage
pasó por la Argentina como un eco con reverberaciones modernas de aquellos años
90 que los vieron brillar.
Esas guitarras filosas entre ritmos maquinoides y melodías
de alta rotación para aquella MTV “alternativa” se adhirieron, desde el magnetismo
escénico de Shirley Manson, a causas como #NiUnaMenos, la defensa de la
comunidad LGBT, la condena a la violencia y hasta la comprensión por la
realidad socioeconómica argentina. “Sabemos que los tickets no son baratos y
que las cosas están difíciles acá, así que gracias por estar”, dijo la cantante,
que tuvo una noche (sobre)encendida.
Su figura es enorme: lo suficiente para que haya importado tres
pitos la ausencia de Butch Vig y la sobria puesta en escena, carente de pantallas
y de apenas un enorme telón con la figura de varios leopardos, bichos que han
metido la cola en su reciente álbum, Strange
Little Birds.
Sonaron cuatro temas de este trabajo que los devolvió al ruedo
tras cuatro años: “Blackout”, “Magnetized”, “Night Drive Loneliness” y “Empty”.
El resto fueron todas esas canciones animales con las que Garbage definió el
rock digital de los 90. Una apertura mostrando colmillos con el trío
“Supervixen”, “Paranoid” y “Stupid Girl”, y después zarpazos de pop furioso con
los infaltables éxitos “Special”, “VOW”, “Only Happy When It Rains” y “Push It”,
dejando sabiamente “Queer” y “Cherry Lips” para el final.
“The Trick Is To Keep Breathing”
estuvo dedicado a las víctimas de la violencia de género y, paradójicamente, “Why Do You Love Me” fue soundtrack para una pelea entre el público que motivó un
justificado aunque algo exagerado enojo de Manson. “No voy a tolerar esto en mi
concierto. El mundo está como está por gente así. ¿No hay seguridad en este
lugar? Tranquilizate, no es tan difícil. Si estás enojado, andate a tu casa”,
gruñó la vocalista desde el escenario, como para que quedara en claro quién es
la feroz dueña de esta hermosa basura de ayer y hoy.
Foto: Mono Gómez
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