Charla exclusiva con
el hijo de Mick y protagonista de Vinyl,
la nueva serie de HBO.
“¿De Argentina? Justo
intercambiamos mails con mi viejo y me contó que la está pasando genial allá”.
Mientras Mick Jagger paseaba por Palermo y revolucionaba el país, su hijo James
está del otro lado del mundo y del teléfono, trabajando para Vinyl, la nueva serie que lo tiene como
una de sus estrellas.
La apuesta de HBO se interna en el mundo de la música
de los años 70 desde la historia de Richie Finestra (un genial Bobby
Cannavale), presidente de una discográfica a la que intenta salvar de la ruina mientras
debe lidiar con sus demonios personales, los excesos del rock y un crimen que
pondrá en riesgo todo. La serie fue creada y producida por Mick Jagger, Terence
Winter y Martin Scorsese, quien dirigió un primer episodio doble que, más que
piloto, resulta una desaforada película sobre la locura, la codicia y la
corrupción del musicbiz.
“Vinyl trata sobre la maquinaria de la
industria musical, y se ubica en una época muy interesante en materia cultural
en Nueva York, que marcó un cambio de paradigma — explica James—. Reinaba el
sentimiento de que estabas empezando algo nuevo con todos esos artistas y
estilos que salían del underground. No conozco otro tiempo en el que hayan
pasado, en términos de música popular, tantas cosas, tantos géneros, todo en un
mismo lugar”. El actor interpreta a Kip Stevens, el reventado líder de los proto-punks
Nasty Bits, banda que podría significar una salvación para el alicaído sello de
Finestra, quien está en la búsqueda casi existencial de un nuevo sonido (y una
nueva vida).
¿Recibió
James algún consejo de papá, estrella indiscutida de aquellos inspirados y agitados
años? “Sí, me ayudó a hacerme una idea de cómo era Nueva York en 1973, lo
interesante que era y por qué. A él le encanta la historia y contribuyó con
muchas cosas para mi personaje”, respondió. El parecido con su majestad
satánica sorprende y más de uno va a creer haber visto a un joven Mick en algunas
escenas, como si se hubiera escapado ayer de sus películas de los 70, Performance o Ned Kelly.
Sin
embargo, el apellido Jagger tiene un peso y James no niega que su inclusión en el elenco trajo
comentarios y miradas maliciosas al ser su padre el productor de la serie. “Seguro
que despertó algunas suspicacias, pero yo audicioné como cualquier otro —se
defiende—. Me grabé en Londres haciendo
algunas escenas del programa y lo mandé. Después, tuve que ir a Nueva York a
reunirme con la directora de casting, para hacer una prueba ahí. Un tiempo
después me llamaron para avisarme que estaba dentro. En última instancia, creo
que si hubiera sido malo no habría conseguido el papel”.
James tiene pasta de rockstar. Lidera una banda, Turbogeist,
aunque parece estar en un parate indefinido (“ya no estamos tocando, así que
veremos… Yo escribiendo algunas canciones por mi cuenta con un amigo”, dice), y
ya interpretó a un músico en la película sobre Ian Dury Sex & Drugs & Rock
& Roll (2010). “Siempre
me gustó el cine. Desde chico que quise estar metido en algún aspecto de eso.
Pero la actuación no me pareció una opción hasta que cumplí los 16 o 17”,
revela.
Vinyl representa
su debut en la televisión y un salto a los primeros planos de la mano de quien
es, ni más ni menos, uno de los directores más importantes de la historia. “Martin
Scorsese está lleno de energía. Es contagioso, tiene tanto entusiasmo por lo
que hace. No podés evitar quedar impresionado con que un hombre de su edad
tenga tanta pasión —cuenta, con admiración y mucha incredulidad por lo que está
viviendo—. Todo esto es muy surrealista:
es lo primero que se me viene a la cabeza para decir. A veces, me tuve que
pellizcar, porque no lo puedo creer”.
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