No solo
Kanye West rebautiza sus discos. Acá, una lista de otras obras con problemas
de identidad.
The
Beach Boys - Pet Sounds (1966)
Por esas misteriosas razones
del marketing en Oceanía, el disco
ícono de los muchachos de la playa se conoció en Australia como The Fabulous Beach Boys y tuvo una
portada diferente. Lanzamientos posteriores se pusieron a tono con el mundo.
The Beatles – «The White Album» (1968)
Ya todos sabemos que «El álbum blanco» no es más que el
nombre popular para referirse al autotitulado trabajo doble de los chicos de
Liverpool. Pero no muchos conocen que, en realidad, iba a llamarse A Doll’s House, título de una obra de Henrik Ibsen. El artista John Byrne (alias
«Patrick») llegó a diseñar una portada acorde (que recién apareció en 1980,
como tapa del compilado The Beatle’s Ballads). Pero la banda
descartó el nombre cuando Family, un grupo de rock progresivo británico, editó Music
in a Doll's House apenas unos meses antes.
The Who - Tommy (1969)
La ópera rock de los
británicos cuenta la historia de un niño que es sordo, tonto y ciego, y así se
iba a titular: Deaf, Dumb and Blind Boy.
Hasta que Pete Townshend y compañía prefirieron algo, digamos, menos «literal».
The Rolling Stones – Let it Bleed (1969)
Sus majestades satánicas querían
que el sucesor de Beggars Banquet se titulara Automatic Changer. Incluso Keith Richards llamó a su amigo el
artista Robert Brownjohn (que diseñó las secuencias de apertura de
varios filmes de James Bond) para que elaborase una portada en sintonía. Luego, los Stones descartaron el título, pero
mantuvieron la famosa tapa que hoy es
parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
The
Beatles - Let It Be (1970)
El lanzamiento final de John,
Paul, George y Ringo se grabó antes que Abbey
Road (que, vale mencionar, alguna vez tuvo el working title de Everest)
bajo el nombre de Get Back. En 2003,
Paul McCartney, que siempre estuvo disgustado con la producción que Phil
Spector hizo del álbum, se deshizo de muchos de sus arreglos y lanzó una
versión con nuevo nombre: Let It Be…
Naked.
Led Zeppelin - Presence
(1976)
Acaso el álbum más
subvalorado de Led Zeppelin, registra uno de los períodos más difíciles de la
banda, con Robert Plant recuperándose de un accidente automovilístico. No tuvo
título hasta el día final de la grabación, víspera de acción de gracia, cuando
Jimmy Page sugirió que lo iban a bautizar Thanksgiving.
El estudio Hipgnosis ideó un arte de tapa con fotos de personas interactuando con
un objeto en forma de obelisco. «El diseñador dijo que, cuando pensaba en el
grupo, siempre pensaba en poder y fuerza. Que había una presencia ahí. Eso fue
todo. Él quería llamarlo Obelisk.
Pero, para mí, era más importante lo que había detrás del obelisco. La tapa es
una broma, para ser honesto. Una suerte de cargada al film 2001. Creo que es divertida», explicó Page años más tarde.
Fleetwood Mac - Rumours (1977)
Uno de los discos récord de
la historia de la música fue concebido en medio de un verdadero despelote
emocional: John y Christine McVie se habían divorciado, los recién llegados Lindsey
Buckingham y Stevie Nicks se amaban y odiaban con la misma intensidad, y Mick
Fleetwood descubrió que Jenny Boyd, esposa y madre de sus hijos, lo engañaba
con su mejor amigo (algo para lo que encontró consuelo en la cama de Nicks,
como para echar nafta al fuego). El disco se iba a llamar Yesterday’s Gone (línea extraída de la canción «Don’t Stop»), lo
cual no hubiera estado nada mal, aunque Rumours
suena, por lejos, mucho más apropiado y descriptivo del momento de la banda.
Talking Heads - Remain In Light (1980)
David Byrne y compañía
grabaron este clásico con Melody Attack
en la cabeza, título sacado de un videojuego japonés homónimo. El nombre inspiró
la tapa original del álbum, en la que se ve una formación de aviones militares
pixelados por computadora, la que luego, al cambiarse el título, se transformó
en la contraportada que hoy conocemos.
Morrissey - Viva
Hate (1988)
El debut en solitario de Moz iba
a llamarse Education in Reverse.
Incluso, en Australia llegaron a editar con ese título las primeras copias (que
hoy cotizan en alza en eBay). Otro dato curioso: el álbum incluye la polémica
canción «Margaret on the Guillotine» (en la que se sueña con la muerte
de Thatcher), que iba a ser el nombre original del álbum de The Smiths The Queen is Dead.
Soda Stereo – Canción
animal (1990)
¿A cuántos millones de años
luz hubiera estado el visceral éxito de este álbum si el trío decidía conservar
su título original, Tensión e integridad?
U2 - Achtung Baby (1991)
¿Se imaginan a esta verdadera
obra maestra titulada Adam, 69, Man
o Cruise Down on Main Street? Esos
fueron algunos de los títulos que Bono y sus amigos barajaron antes decidirse
por Achtung Baby, una frase que solía
decirles durante las grabaciones el ingeniero de sonido Joe O'Herlihy, y
que se menciona en la canción «To Be or Not to Be (The Hitler Rap)», parte de la banda sonora del film
homónimo de Mel Brooks de 1983.
Nirvana - In Utero (1993)
Kurt Cobain quería ponerle al
tercer (y último) álbum de estudio del trío grunge I Hate Myself And I Want To Die, título de una canción que,
después, no fue incluida en el disco. Parece que Krist Novoselic lo convenció
de que era un poquito zarpado y que podían llegar a tener que darle muchas
explicaciones a un juez si algún fan con los cables cruzados se lo tomaba de
forma muy literal.
Wilco - Yankee
Hotel Foxtrot (2001)
Esta joyita de la banda de
Chicago tenía como título provisorio Here
Comes Everybody, hasta que el vocalista Jeff Tweedy escuchó The Conet Project, un box de discos con grabaciones de
misteriosas estaciones de radio de onda corta. Uno de los tracks es el audio de una mujer repitiendo las palabras «Yankee,
Hotel, Foxtrot» (alfabeto fonético de la OTAN para las letras Y, H y F). La
banda decidió renombrar así su trabajo y hasta incluyó clips de estas grabaciones en el disco, lo cual no terminó bien, ya
que recibieron una demanda por violación del copyright.
Radiohead - Hail
To The Thief (2003)
Los británicos consideraron bautizar
su sexto trabajo como The Gloaming.
También pensaron en Snakes and
Ladders, Little Man Being Erased
y The Boney King of Nowhere (que,
si agarran el álbum, verán que quedaron como subtítulos de las canciones «Sit
Down. Stand Up», «Go To Sleep» y «There There», respectivamente). Hail to the Thief juega con «Hail to the
Chief», título del himno presidencial de los Estados Unidos, en alusión a que «el
país más poderoso del mundo es gobernado por alguien que se robó una elección»,
según definió Thom Yorke en referencia a George W. Bush en una entrevista.
Kanye West – The Life of Pablo (2016)
Hablemos
de crisis de identidad: el flamante trabajo del señor Kardashian tuvo al menos
¡cuatro! títulos cuasi oficiales. Primero, dijo que se iba a llamar So Help Me God, después Swish, más tarde Waves, hasta que finalmente se decidió (por ahora, nunca se sabe).
El músico ya había dado muestras de su volatilidad en 2010, cuando su disco My Beautiful Dark Twisted Fantasy fue
anunciado durante mucho tiempo como Good
Ass Job.
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