martes, 10 de marzo de 2015

Entrevista a Kitty, Daisy & Lewis: clásicos y modernos

Habla el trío vintage del momento.



Uno podría jurar que los hermanos Kitty, Daisy y Lewis Durham son de otra época, que formaron parte de aquella primera generación del R&B, que animaban fiestas a puro swing en los años 30 o que fueron de los primeros en quebrar caderas con el rockabilly de los 50. Pero no: este trío de Londres nació en plena retromanía actual y su sonido, que abreva en viejos estilos, instrumentos y técnicas de grabación, es historia bien presente.

Hijos del ingeniero de sonido Graeme Durham y la baterista de The Raincoats, Ingrid Weiss, crecieron rodeados de instrumentos. Entre los tres, tocan piano, guitarra, armónica, contrabajo, ukelele, batería, trombón, acordeón, xilófono y banjo, todo de manera autodidacta. ¿Y dónde están los sintetizadores y las laptops, tan omnipresentes hoy? “No los necesitamos”, responde Kitty, desde un hotel en Zúrich, durante un alto de su gira europea para hablar con Generación B. “No tenemos nada en contra de la tecnología digital, pero no requerimos de una computadora para hacer nuestra música”.

Autodidactas y cultores del sonido artesanal, Kitty, Daisy y Lewis editaron su primer single (un cover de “Honolulu Rock-A Roll-A”) en 2005, cuando apenas promediaban los 15 años. Le siguió en 2008 un disco debut homónimo, que rápidamente los ubicó como favoritos en la escena oldie en Inglaterra y les hizo ganar un creciente público con fans muy famosos, entre ellos Amy Winehouse, Chris Martin, Dustin Hoffman y David Lynch.

Ahora, acaban de lanzar su tercer trabajo, The Third, que contó con la producción del ex The Clash Mick Jones y fue grabado en un viejo restaurante indio que los Durham compraron y transformaron en un estudio analógico.  

¿Cómo surgió la idea de montar un estudio en un curry house y cómo fue la experiencia de grabar el álbum allí?
Bueno, el restaurante estaba en el área donde vivíamos y nos encantaba ese viejo edificio. Mis padres solían ir a comer ahí. Había estado vacío por alrededor de 15 años. El lugar fue a remate, lo compramos y armamos el estudio ahí. Nos llevó más de medio año, porque habían dejado todo: platos, heladeras, todas las instalaciones. Había zorros y palomas viviendo ahí. ¡Una habitación estaba toda cubierta de caca de pájaros! Fue bastante trabajo, pero finalmente tuvimos el estudio. Y fue genial.

Mick Jones, además de su productor, es un gran fan. ¿Cómo se dio el contacto y cómo fue trabajar con él?
Fue bárbaro. Ya lo conocíamos de vista de Londres. Hace unos años tocamos en lugares donde él estaba y nos hicimos amigos. Un día le preguntamos si tenía ganas de venir a hacer algo con nosotros, quizás producir un par de tracks, y terminó haciendo todo el disco; le encantó nuestra música. Venía con su guitarra  y tocábamos un poco para divertirnos antes de grabar. Básicamente, él quiso captar lo que hacíamos en los ensayos para ponerlo en el álbum. Eso ya lo estábamos desarrollando antes de que él se sumara, pero su presencia y entusiasmo contribuyó muchísimo.

Son cada vez más los artistas muy jóvenes que están influenciados por géneros y estilos antiguos y usan instrumentos y técnicas de grabación analógicas. ¿Por qué crees que pasa?
Nosotros usamos instrumentos reales para grabar por el tipo de música que hacemos, además de que mi papá ya tenía muchos equipos viejos. Para cierto tipo de música, necesitás una computadora para lograr lo que querés. Pero para captar el sonido real de los instrumentos, necesitás equipos analógicos.

Todas las décadas tuvieron artistas y movimientos musicales que recuperaban viejos géneros con un toque contemporáneo, pero hoy lo retro parece ser todo un signo de los tiempos…
En verdad, creo que la música en todas las eras se alimenta del pasado. El rock y el pop modernos se nutrieron del blues. El hip hop de ahora se basó en el de los 90. Todo toma cosas anteriores para evolucionar a algo nuevo, y me parece que siempre va a hacer así.

Fueron soporte de Jools Holland, Mika, Stereophonics, Mark Ronson, Coldplay. ¿Con quiénes la pasaron mejor y por qué?
Coldplay se destaca en especial, porque fue la primera gira propiamente dicha en la que estuvimos. Volamos a Los Ángeles, fueron seis semanas por Estados Unidos y fue absolutamente maravilloso. Un gran tour, con grandes estadios. Estuvo muy bueno. Y era muy agradable pasar el rato con los Coldplay: aman la música y nos trataron muy bien.

¿Hay alguna chance tenerlos pronto por la Argentina?
¡Ojalá! Sudamérica, y Argentina en particular, es uno de los lugares que no conozco y siempre quise visitar. Cruzo los dedos: quizás podamos ir para allá en algún momento. Realmente, me muero de ganas.


Kitty, Daisy & Lewis – “Baby Bye Bye”



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