lunes, 6 de julio de 2009

Confesiones de hotel

La prostitución en la República Dominicana.


"Tenés que cogerte a una dominicana. No sabés, son firmes como una puerta", me dice al pasar, digamos, Héctor. Llamémoslo Héctor. Y yo me imagino su enorme y fofa humanidad arremetiendo sangre, sudor y grasa sobre una sólida morocha, en una versión porno de la última y degradante publicidad de Pentágono.

Un escalofrío, de pudoroso asquito, me recorrió la piel.

Héctor es directivo de una proveedora de soluciones informáticas para grandes compañías. Está acá, junto a otros 300, 350 empresarios IT, en un distinguido hotel de Santo Domingo donde estamos alojados y donde, también, se desarrollará un congreso de tecnología que me tiene como moderador de algunas conferencias. Viaja seguido a Centroamérica a dar charlas, seducir clientes y, por lo escuchado, tirarse canas sobre las esculturales negras que se ven en esta capital. Está casado -veo-, tiene más de 50 -estimo- e hijos -supongo. No lo sé: sus confesiones solo parecen fieles a las putas y a los completos extraños como yo, no a cuestiones de familia, claro.

En República Dominicana, la prostitución es parte del paisaje (y la economía) desde hace años. Según leo en un artículo del medio local Revista 110, "hay quienes sustentan que la prostitución en el continente comenzó en Santo Domingo, apoyándose en una disposición de una real cédula, del año 1526, que creaba la primera mancebería (casa pública de mujeres) en América".

"El 13 de octubre de 1915 se dictó la Ley de Sanidad, elaborándose luego el Código Sanitario, que establecía reglamentaciones estrictas de la prostitución, al extremo de imponer la obligación de colocar un letrero rojo con letras negras, 'en las puertas de las casas de oscura reputación', donde había enfermedades venéreas", continúa la nota, que agrega: "Para la década del 50, cada 'mujer de la mala vida', como se le llamaba entonces, debía tener al día una especie de carné de las autoridades sanitarias, las que tenían un control estricto de la salud de estas mujeres, por medio a los chequeos periódicos a los que tenían que someterse".

Desde hace unos años, la Policía Turística (Politur), organismo especialmente creado con los fines de frenar la creciente delincuencia y oferta sexual (especialmente infantil) en el país, puede que haya "limpiado" los principales puntos de la ciudad para mejorar la seguridad e imagen ante los visitantes. Pero aquí, en el hotel, el oficio se pasea cual servicio a toda hora como nunca antes vi. Incluso "si desea subir con una acompañante debe registrarla", te sugieren en la conserjería.

Me pregunto cuántos Héctor habrá entre tanta business class junta, durante el coffee break del evento. Sí veo muchos John, por llamar de alguna manera a esos gringos de piel lechosa hervida cual langosta por el sol caribeño, guiando piernas negras y tacos plateados hacia sus habitaciones. Seguro que estos son viajes de negocio y placer para todos ellos. Supongo que es miseria cinco estrellas para todas ellas.

"Bajá al casino del hotel y fijate lo que es: las putas se te vienen encima como moscas", me dice otro Héctor, en un ascensor. Y fui.

Son las 9:30 de la mañana pero, desde la vidriada entrada, se ve que aquí continúa la noche, y las luces de las tragamonedas y las sonrisas de las señoritas parecen señales de las muchas cosas que adentro se ponen en juego.

Afuera, un paseo por la zona colonial es otro seductor envite. Abro la puerta y hago mi apuesta.

¡Taxi!

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1 comentario:

Silvia dijo...

¡Qué divertido que eres!. No te conozco pero te imagino desayunado y mirando a tu alrededor pensando ¿este, a quien se habrá tirado esta noche?.

Pero te explico otra cosa:hacer este tipo de viajes comerciales trae implicito irse de putas.
Aquí en mi ciudad (Barcelona) es un gran negocio las Ferias (para los hoteleros, los taxis, los prostibulos).
Cuando sales de las instalaciones de Plaza España hay decenas de personas repartiendo flyers con anuncios de saunas y casas de masajes... Y es que ¿quien se resiste a esa cacho rusa con esas inmensas tetas?.
Aunque tb he de decirte que aquí somos muy modernos y además de "chicas" tb tenemos chicos divinos que tanto sirven para un fregao que para un descosio.
¡vivan los viajes de negocios!.