Músico, empresario, actor, escritor, mujeriego y
lengua larga. En el día de su cumpleaños, repasamos historias, curiosidades y
(por supuesto) polémicas del monstruo de Kiss.
Pequeño demonio. Su verdadero nombre es Chaim Witz y nació en Haifa, Israel. A los ocho
años, se mudó a Nueva York con su madre (de origen húngaro y sobreviviente de
un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra
Mundial). De chico estudió el Talmud y la Torah, pero una «visión»
cambió sus intereses. «A los doce años, mientras leía textos religiosos, vi por
la ventana a una chica saltando la cuerda, con su pelo golpeándole la cola de
vez en cuando, y dije: “Dios, mejor, quiero eso”», contó.
Lengua suelta.
Sin dudas, su rasgo distintivo (después de su ego) es su enorme lengua, la que despertó
dos grandes mitos: que se hizo un injerto de lengua de vaca y que se cortó el
frenillo para alargarla. También, se dice que alguna vez la aseguró por un
millón de dólares, y que fue objeto inspiracional para diseñar el trofeo de los
Premios MTV Latinoamérica. Mejor que especular, es verla en acción:
Mujeriego.
Se ufana de haber tenido sexo con más de 4.600 mujeres y hasta de poseer un
libro que recopila sus fotos. Simmons estuvo involucrado con muchas famosas,
entre ellas Donna Summer, Cher, Liza Minnelli (de quien fue manager hacia fines de los 80) y la ex playmate Shannon Tweed, madre de sus dos
hijos, con quien se casó en 2011 luego de casi 30 años de concubinato. Alguna
vez dijo sobre el matrimonio: «Me niego a pararme frente a un rabino, mis
amigos y la mujer que amo y prometer que ella será la única con la que estaré
hasta el día de mi muerte. Eso es mentira».
Playboy. Hablando
de conejitas, Simmons es uno de los diez hombres que han sido portada de Playboy (edición de Estados Unidos) en
los 61 años de historia de la
revista. El demonio es el protagonista de la tapa
correspondiente a marzo de 1999, donde se lo puede ver acompañado de tres
señoritas ligeras de ropa y maquilladas al estilo Kiss.
Solitario.
Lanzó dos discos como solista que incluyen muchos inusuales invitados. El primero
(Gene Simmons, de 1978) costó la
friolera de 400.000 dólares y participaron Cher, Donna Summer, Joe Perry
(Aerosmith) y Rick Nielsen (Cheap Trick), entre otras estrellas. El bajista
contó que convocó a Paul McCartney para grabar, pero no se sumó por motivos de
agenda. Así todo, no pudo con su fanatismo por los Beatles y contrató para los
coros a parte del elenco de Beatlemania,
una obra de Broadway popular por aquellos años.
Su segundo álbum, Asshole, llegó recién en 2004 e incluye
varias rarezas, como temas en colaboración con Bob Dylan y Frank Zappa, además
de un cover de “Firestarter”, hit de
los electrónicos The Prodigy.
Productor. Hizo
el primer demo de Van Halen. Según recuerda, los vio tocar en un club de Los Ángeles
y, de inmediato, los fichó para su incipiente nueva productora y los llevó a
los estudios Electric Lady, donde registraron 13 canciones. «También le compré
plataformas y pantalones de cuero a David Lee Roth», dijo el bajista, quien hizo
circular la grabación entre sus contactos discográficos, sin suerte. Pronto, Simmons
siguió con sus compromisos en Kiss, mientras que Van Halen fichó con Warner e
inició una exitosa carrera. Los artistas se volverían a cruzar en 1982. Por
entonces, el guitarrista Eddie Van Halen, harto de las peleas con Roth, quiso
abandonar su grupo y unirse a Kiss en reemplazo de Ace Frehley. Cuenta la
leyenda que fue el mismo Simmons, café de por medio, quien le explicó por qué
no era una buena idea: «Tenés que estar en una banda donde puedas dirigir la música. No vas a ser
feliz en Kiss».
Actor. En
los 80, comenzó a probar suerte en la actuación. Fue científico psicópata en el
policial de ciencia ficción Runaway
(1984), con Tom Selleck, y terrorista en Wanted:
Dead or Alive (1986), con Rutger Hauer. También intervino en las series Division Miami y El caminante. A lo largo de los años, hizo decenas de cameos y
participaciones en programas como American
Idol, CSI, Extreme Makeover, Ugly Betty, Third Watch, Castle y más. Protagonizó
los realities, Rock School, Gene Simmons
Family Jewels y ahora acaba de estrenar 4th and Loud, programa que documenta su tarea como dueño (junto a su
compañero de banda Paul Stanley) del equipo de fútbol americano Los Angeles
Kiss.
Pero lo más bizarro de semejante currículum actoral
fue y será su papel en el film Never Too Young to Die (1986), donde
encarna a un villano hermafrodita cabaretero (?).
Escritor. Es
autor de cuatro libros. El más llamativo es Ladies
of the Night, una «perspectiva histórica y personal» sobre la prostitución. Pero
los fans no deben dejar de leer Kiss and Make-Up, donde el bajista cuenta muchas intimidades de la banda sin ahorrarse
menosprecios y toneladas de tierra sobre sus excompañeros Ace Frehley y Peter
Criss. En octubre de este año, lanzará su quinta obra: un libro de
autoayuda sobre economía y marketing personal titulado Me, Inc.
Político. No
es demócrata ni republicano o (en sintonía con el estilo egocéntrico que lo
caracteriza) lo es según le convenga. «Como la mayoría de los estadounidenses,
no elijo un partido, sino a una persona. Voté por Bush, por Clinton y por
Obama, aunque quisiera que me devuelvan ese voto», dijo el músico, quien consideró
que el actual presidente «no está calificado» para ejercer ese puesto. «Los
Estados Unidos son un negocio, y deberían estar a cargo de un empresario»,
afirmó en apoyo al candidato opositor, Mitt Romney, durante los comicios de
2012.
Magnate. Se
calcula que tiene una fortuna de 300 millones de dólares, lo que lo transforma
en el tercer bajista más rico del mundo, según la revista Forbes. Simmons ama el
dinero y siempre fue el motor comercial que licenció la marca Kiss en más de tres
mil productos, desde figuritas, muñecos y zapatillas hasta preservativos, videojuegos
y ataúdes. Una habitación de su mansión en Beverly Hills está destinada
exclusivamente como santuario de todo ese merchandising.
«Siempre vi a la banda como el medio para un fin —afirmó—. La música es solo
una parte, porque el plan maestro era crear una institución cultural que fuera
tan icónica como Disney».
Para Simmons, «la raíz de todos los males no es el dinero, sino su
falta». Para él, los pobres deberían ser más agradecidos con los ricos por
sostener la economía. En
una entrevista reciente dijo: «Si no existiese ese uno por ciento que paga el
80 por ciento de los impuestos y provee todos los empleos, Estados Unidos sería
un caos y moriría. Tratá de ser bueno con la gente rica: no recuerdo al último
pobre que me dio un trabajo».Leer en GeneracionB.com >>
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