5. “Hitch” tenía dos
fobias principales: los huevos (“la sangre es roja, alegre. Pero la yema es
amarilla, repugnante”, dijo alguna vez) y los policías. El miedo a los
uniformados viene de su infancia. Cuando tenía seis años, su padre lo mandó a
una comisaría con una carta por haberse portado mal. Un agente de servicio la
leyó y, de inmediato, metió al pequeño Alfred en una celda bajo la advertencia:
“Esto es lo que hacemos con los chicos malos”. Resultado: trauma de por vida.
4. Una de las
“firmas” del director inglés era realizar un cameo en sus películas. Hizo unas 40
apariciones e intentar encontrarlo se transformó en el “Buscando a Wally” de
muchos fanáticos. En Los pájaros
(1963), por ejemplo, se lo puede ver saliendo de una tienda con dos terriers
(sus mascotas en la vida real), mientras que en Para atrapar al ladrón (1955) está sentado justito al lado de Cary
Grant a bordo de un micro. Pero uno de sus más inusuales actos de “Figuretti” fue
en 8 a la
deriva (1944), donde se
lo ve como modelo en una publicidad de un producto para bajar de peso (un problema que acosó al cineasta toda su
vida). A continuación, un compilado con algunos de sus cameos más recordados.
3. Hitchcock
solía vestirse de mujer para divertir a sus amigos en las fiestas que daba en
su casa de Hollywood. En una oportunidad fue filmado con pollera, peluca y
maquillaje, pero esa cinta quedó guardada bajo siete llaves en la oficina del
director y desapareció tras su fallecimiento, en 1980. Todavía hoy, algunos
juran que la señora que aparece en el minuto 44 de Intriga internacional (1959) es el mismísimo Hitch en drag. En realidad, se trata de la actriz Jesslyn Fax ,
pero hay toda una historia que alimenta la leyenda de este supuesto cameo travesti.
2. Cuentan que
esa enorme barriga que siempre caracterizó su silueta no tenía ombligo, removido
tras una operación. Parece que, durante la filmación de Trama macabra (1976), el cineasta solía levantarse la camisa y
mostrar su panza lisa para asustar a la actriz Karen
Black y avivar, así, su performance. Una barriga letal.
1. Se dice que
gustaba de practicar bromas muy, pero muy pesadas. En una oportunidad, esposó a
Robert Donat y Madeleine Carroll, protagonistas de 39 escalones (1935), haciendo ver que era parte de una escena y
fingió durante horas haber perdido la llave.
Durante el rodaje de Vértigo
(1958), entró al camerino de Kim Novak y le dejó un pollo muerto y desplumado
sobre el espejo.
En una de esas reuniones que daba en su casa pidió al chef que
tiñera toda la comida de azul: las papas, la carne, el queso, todo. Resultó ser
un experimento del director para saber si el cambio de color afectaba al
apetito. Como era de esperar, la mayoría se puso verde al ver esos platos y pocos
se animaron a probarlos.
Pero el chiste más jodido salió a luz en la biografía The Dark
Side Of Genius, escrita por Donald Spoto. Allí se cuenta que Hitchcock
le apostó a un técnico una semana de sueldo a que no se animaba a pasar la
noche solo en un tenebroso estudio encadenado a una cámara. El inocente aceptó
el reto y tomó una copa de brandy que el cineasta le ofreció para “ayudarlo a
dormir” y poder pasar mejor el desafío. A la mañana siguiente, todos regresaron
al set y encontraron al pobre hombre cagado, pero no de miedo. El maestro del
suspenso le había echado un poderoso laxante a la bebida.
Trailer de la película "Hitchcock"
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