viernes, 28 de noviembre de 2014

El último concierto de John Lennon

Se cumplen 40 años de la última aparición en vivo del ex Beatle. La historia de una apuesta que valió una reconciliación.   


Hace cuatro décadas, John Lennon subió al escenario del Madison Square Garden para saldar una deuda. Pero cuando bajó, encontró el camino a casa. La noche en que se lo vería por última vez en vivo fue, también, la noche en que comenzaría a dejar atrás el fin de semana más largo y descontrolado de su vida. Porque, en gran parte, aquel 28 de noviembre de 1974 empezó, en realidad, en septiembre de 1973.

Lennon y Yoko Ono estaban en crisis, se habían separado y el guitarrista se fue a Los Ángeles acompañado por May Pang, la asistente del matrimonio devenida en amante autorizada por Yoko, para comenzar lo que más tarde denominó su «lost weekend»: un período de 18 meses de drogas, violencia y, también, mucha música.

Allí se reunió con Phil Spector para comenzar el proyecto «Oldies But Mouldies», un disco de covers de los 50 y 60 que ayudaría al músico a resolver una demanda de plagio por la canción «Come Together». Pero las sesiones fueron un caos combustionado por el alcohol, los excesos y un desquiciado y paranoico Spector, que conducía las grabaciones borracho, vestido con bata de médico y armado con un revólver que una vez llegó a disparar al techo. El productor luego secuestró los tapes y los devolvió meses después a cambió de 90.000 dólares. Parte de ese material, en su mayoría regrabado por Lennon, se convertiría en el álbum Rock 'n' Roll, que sería editado recién en febrero de 1975.

En California, el ex Beatle estaba «viviendo su deriva», según el escritor David Foenkinos en Lennon, la original biografía novelada que lo imagina en sesiones de diván. Yoko le había «devuelto su libertad», algo que también significaba el «poder de abandonarlo a su soledad». Sería una independencia atada a un sentimiento que el músico llenó con sexo, drogas y algunas amistades tóxicas.

Sus principales compañeros de juerga por Los Ángeles eran Keith Moon y, en especial, Harry Nilsson (a quien acabaría produciendo el disco Pussy Cats). Juntos protagonizaron varios escándalos públicos, un raid de anécdotas etílicas que incluyen desde la expulsión del club The Troubador hasta Moon y Nilsson orinando la consola del A&M Studio (aunque durante años acusaron a Spector como el culpable de arruinarla por derramarle whisky).

Ringo Starr y Mick Jagger eran sus otros grandes camaradas de copas. Por ese tiempo, Lennon colaboró en los discos Ringo y Goodnight Vienna del baterista, y produjo la canción «Too Many Cooks» al vocalista de los Stones, mientras se bebían toda la costa Oeste.

Pero el momento cumbre de aquel «fin de semana perdido» ocurrió a finales de marzo de 1974, cuando Paul y Linda McCartney se aparecieron en el estudio donde Lennon trabajaba para el álbum de Nilsson. Armaron un confuso jam de media hora alimentado por alcohol y cocaína, de la que participaron colaboradores y músicos como Stevie Wonder. «¿Querés un saque, Steve?», le preguntó Lennon al tecladista, mientras circulaba el polvo blanco, frase que inspiró el título de A Toot and a Snore in '74, el bootleg que registró aquel encuentro: la primera y única vez que la célebre dupla tocó junta desde la separación de los Beatles.

Lennon terminó el disco de Nilsson a medidos de 1974 en Nueva York, donde se instaló con Pang en un pequeño departamento de la 52nd Street que sería escenario frecuentes visitas ilustres, como David Bowie, Jagger y, nuevamente, el matrimonio McCartney. John y Paul recomponían su relación o, al menos, «caminaban sobre las cenizas sin quemarse», parafraseando a Foenkinos.

Allí compuso varias de las canciones de Walls and Brigdes, que comenzó a grabar de inmediato en los estudios Record Plant. Se fue alejando de bebida, adoptó un par de gatos y, con la iniciativa de Pang meses antes, retomó la relación con su hijo, Julian. Con solo 11 años, se lo puede escuchar tocar la batería en «Ya-Ya», la canción que cierra aquel disco.

Elton John pasó por las sesiones de Walls and Bridges y sumó coros y teclas en «Surprise, Surprise (Sweet Bird of Paradox)» y «Whatever Gets You Thru the Night», una canción que surgió a partir de una frase del Reverendo Ike que Lennon escuchó en sus frecuentes noches de zapping ante la TV. En el estudio, John le apostó que el tema llegaría al tope del ranking y que, de cumplirse, Lennon debería aparecer como invitado en uno de sus conciertos.

Fue el primer single del álbum y, el 16 de noviembre, se convirtió en el único número uno que logró en Estados Unidos como solista en su vida. El ex Beatle estaba en deuda y la saldó en el espectáculo que Elton John dio el Día de Acción de Gracias en el Madison Square Garden.

Habían ensayado durantes tres días, pero Lennon estaba muy nervioso porque hacía tiempo que no se presentaba en vivo. Algunos dicen que hasta vomitó antes de sorprender a 20.000 personas que enloquecieron cuando apareció en escena, vestido de negro, con su Fender Telecaster al hombro. Con John en el piano, interpretaron «Whatever Gets You thru the Night», «Lucy in the Sky With Diamonds» y, para el final, anunció «una canción de un viejo y alejado novio mío llamado Paul», «I Saw Her Standing There».

«Elton quería que tocara “Imagine”, pero yo no quería ser como Dean Martin haciendo mis clásicos. Quería divertirme y tocar un poco de rock and roll y no hacer más de tres temas porque era el show de Elton, en definitiva —comentó tiempo después en una entrevista— Él sugirió “I Saw Her Standing There” y me pareció genial, porque nunca había cantado la original. Paul la cantaba y yo hacía la armonía. Cuando me bajé del escenario, les dije a los periodistas que esperaban “Fue divertido, pero no me gustaría vivir de eso”. No estoy en contra de las presentaciones en vivo, pero no tengo una banda ni un show armado. No estoy muy entusiasmado con eso en este momento, pero tal vez cambie de idea».

Sería su último concierto, más allá de apariciones posteriores en televisión. Muchos interpretarían un doble mensaje en aquel histórico cierre, una reconciliación con su pasado, tanto para con McCartney pero, en especial, con Yoko Ono, que estuvo entre la audiencia esa noche y se encontró con Lennon en el backstage. Las versiones difieren sobre si sabía o no que ella estaba allí. El músico lo negó, pero fue quien consiguió los tickets para su mujer, y ella le envió orquídeas a él y a John, que ambos lucieron en escena.

Lo cierto es que, después de esa noche, el regreso al Dakota estaba a solo unos pasos, que Lennon dio en febrero de 1975. Tiempo después, a la espera de un nuevo hijo, dijo: «Nuestra separación fue un fracaso».



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