Un día como hoy, pero de 1965, la histeria llegaba a
los estadios. Los Fab Four dieron su legendario show en el recinto de Nueva
York y nadie, ni grupo ni público, escuchó nada.
Quizás no haya una mejor
postal de la beatlemanía que la que se vio el 15 de agosto de 1965, cuando los
fabulosos cuatro pisaron el Shea Stadium de Nueva York y el sonido de una banda
quedó enmudecido por el grito de toda una generación.
El ahora mítico concierto fue
el primero de los diez shows
programados para el segundo tour de los
Bealtes por Norteamérica y quedó en la historia como precursor de los recitales
de la era moderna. Era la primera vez que un grupo tocaba en un estadio
deportivo, por entonces hogar del equipo de baseball New York Mets.
El cuarteto se presentó en un
pequeño escenario, ubicado en la segunda base del campo de juego, ante 55.600
espectadores alojados, exclusivamente, en las plateas. Sería un récord de
audiencia durante ocho años, hasta que, el 5 de mayo de 1973, Led Zeppelin congregó
56.800 personas en el Tampa Stadium.
Fueron 30 minutos y 12
canciones, entre ellas “Twist and Shout”, “Ticket to Ride”, “Can't Buy Me Love”
y un cierre con “I’m Down”, con John Lennon a los codazos sobre el órgano. Mientras,
unos dos mil policías y guardias trataban de controlar la histeria y corrían a
los fans que se colaban al campo. Pero poco importaron el setlist, la organización o los nuevos amplificadores de 100 watts
que la empresa Vox
fabricó especialmente para esta gira de los Beatles. El ensordecedor griterío adolescente,
sumado a la distancia entre el escenario y el público, hicieron de aquel el
primer show de noise rock.
Un periodista le preguntó más
tarde a Lennon si no les molestaba no poder escuchar lo que cantaban. “No, no
nos importa. Tenemos los discos en casa”, bromeó el músico.
El grupo embolsó la mitad de
los 304.000 dólares que recaudó el concierto (cuyas entradas se vendieron a un
valor promedio de ¡cinco dólares!) y continuó de gira por Canadá y luego otras
ciudades de Estados Unidos.
Toda la locura de aquella presentación
quedó registrada en el film The Beatles
at Shea Stadium, producido por Ed Sullivan y difundido por la BBC en marzo
de 1966. Claro que no sería un documental del todo “verídico”, ya que gran
parte del sonido fue regrabado y el audio de algunas canciones corresponde, en
realidad, a otros conciertos.
John, Paul, George y Ringo volverían
al Shea Stadium un año más tarde, el 23 de agosto de 1966, con un concierto
menos memorable y multitudinario, aunque más redituable. Se vendieron 11.000
entradas menos, pero el cuarteto embolsó más plata: 186.000 billetes.
La relación de la banda con
aquel estadio de la Gran
Manzana concluyó el 18 de julio de 2008, cuando Paul
McCartney cerró, como invitado especial, un recital de Billy Joel, tocando “Let
It Be”. Meses más tarde, el lugar fue demolido para hacer un estacionamiento. Sería
un Beatle el que se quedó, también, con el último estruendo que se escuchó en la
historia del Shea Stadium.
Comentario en FM ESPN
The Beatles at Shea Stadium,
completo
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