sábado, 30 de julio de 2016

Faith No More: “Sin dudas, tenemos un futuro juntos”

Mike Bordin habla del regreso de la banda tras 18 años, la locura de Mike Patton y la experiencia con Ozzy y Black Sabbath.



Mike Bordin habla con la misma energía que lo ha transformado en uno de los bateristas más reconocibles del rock. No fueron sus característicos dreadlocks, sino su entusiasmo y potencia los que lo pusieron a marcar el ritmo de artistas como Ozzy Osbourne, Black Sabbath, Korn, Jerry Cantrell (Alice in Chains) y, por supuesto, su banda: Faith No More.
Luego de dieciocho años, los capos del weird-metal regresaron en 2015 con Sol Invictus, un disco que los muestra cargados de vitalidad,  épica progresiva y guitarras tarantinescas. Es decir, el Faith No More de siempre, pero más ¿maduro? “Madurar es una palabra extraña, pero sí: tenemos más experiencia y somos más pacientes entre nosotros —revela Bordin a Generación B—. Antes, al ver una entrevista, podías darte cuenta por lo que decíamos de quién estaba irritando a quién. Alguien siempre estaba molestando a otro. Ahora ya no es así, y estoy inmensamente agradecido por eso, porque es un gran regalo poder volver”.

Terminada la gira de este álbum regreso, el próximo paso del grupo también tiene que ver con un retorno: en agosto, reeditarán su trabajo debut, We Care a Lot, con nueve canciones extra entre demos, remixes y grabaciones en vivo.

¿Por qué ahora este relanzamiento? El 30.o aniversario ya pasó…
Es verdad. Lo que pasa es que Faith No More nunca pensó “vendamos The Real Thing, que salió hace veinte años” o “vendamos Angel of Dust, que salió hace quince”. No hacemos las cosas en términos de marketing. Entonces, el momento puede parecer aleatorio o arbitrario.
La verdad es que Bill [Gould] encontró los masters de esas grabaciones en el sótano. Y sentimos que teníamos algo que aportarle a esa música, que podíamos mejorarla, agregarle algo positivo. Además, somos dueños de ese disco. La propiedad de esa música nos volvió cuando caducó el período con Mordam Records. Y estaba descatalogado desde hace casi veinte años. Como no estaba disponible, podías llegar a encontrarlo en eBay a cien dólares. Eso es muy loco. ¡Cómo vas a gastar cien dólares en un disco!
Sentimos que podíamos sumarles algo a esos originales, tomándonos tiempo para mezclarlos. Es un lindo paquete, con canciones extra, algunos videos de viejas presentaciones de Faith No More, y nadie vio esas filmaciones.

Billy Gould dijo que Angel Dust es el Dark Side of the Moon de la banda, pero que Album of the Year era su disco favorito. ¿Cuál es el tuyo?
Sí. Él siempre dice eso. Sé que estuvo involucrado muy íntimamente en ese disco, se puso las cosas al hombro y trabajó mucho para que tuviera la forma que tuvo.
Yo te podría decir lo mejor de cada disco, pero ¿cuál es mi favorito? Mmmhhh…  King for a Day me encanta porque me gusta el lugar en el que lo grabamos. Me pareció divertido hacerlo en Bearsville, en un viejo granero enorme. Me gusta mucho Sol Invictus, porque lo tuve tres años en el corazón, cuando estábamos haciendo tracks con Bill y nadie sabía nada porque era un gran secreto. Fue lindo ver cómo se concretaba paso a paso y, cuando Mike empezó a cantar, me voló la cabeza. Me conmoví hasta las lágrimas muchas veces con solo escucharlo. The Real Thing fue importante para nosotros porque fue nuestro primer disco con Mike y nos hizo dar cuenta de que podíamos hacer cualquier cosa que nos imagináramos. Él tenía la habilidad y el talento para hacer cualquier cosa. Puedo encontrar cosas buenas en cada disco.

¿Cómo fue reencontrarte con la banda que fundaste dieciocho años después? Es un montón de tiempo que puede cambiar mucho las personalidades y las vidas. Imagino que, en muchos sentidos, no eran los mismos tipos…
No éramos los mismos. Pero, por otro lado, éramos exactamente igual. Al principio, fue muy emotivo, muy intenso, vertiginoso, tenso, entusiasmador, todo eso al mismo tiempo. Pero, en cuanto alguien dice el primer chiste o recuerda una anécdota graciosa de algo que todos vivimos, todo eso se diluye y te das cuenta de que tenemos tanta historia compartida, tanto en común, vivimos tantas cosas juntas que nadie más vivió.
Pero también éramos distintos, claro. Yo volví con dos hijos, con más experiencia, habiendo hecho mil shows con Ozzy, con cicatrices, con recuerdos vergonzosos. ¡Dieciocho años de vida, de perspectiva! Y, sí, en ese sentido, creo que nos volvimos más suaves con los demás (por decirlo de alguna manera), ya sin esa actitud de cuando sos pibe de “yo lo sé todo y las cosas hay que hacerlas como yo digo”. Es lo contrario. Te das cuenta de que el punto de vista del otro puede ser válido aunque no sea el tuyo. Y eso es genial.

¿Cuáles son los planes de Faith No More ahora? ¿Un nuevo disco, más conciertos?
Recién terminamos con Sol Invictus y estamos muy contentos. Tenemos mucha música que espero llegue a ver la luz. Pero Faith No More es una banda: es Mike, Bill, Roddy, Jon y yo. Por el momento, todos queríamos sacar este We Care a Lot, y Bill tiene que remezclar algunas cosas. Esto es algo más que un proyecto paralelo que hacés en el medio de otras cosas. No se trata de una banda nueva que está avanzando: somos nosotros tratando de hacer las cosas bien. Como dijo Bill la semana pasada en Londres, cuando tengamos algo que decir, lo diremos. Pero, en este momento, todos nos estamos relajando y haciendo nuestras cosas. Y está todo bien. Yo soy papá, me encanta estar con mi familia. Pero, sin dudas, tenemos un futuro juntos. Definitivamente, habrá algo más y vamos a estar con Mike Patton: él es el cantante del grupo, punto. ¿Qué va a ser? No sé. Pero eso no es algo malo, para nada.

Saliste de gira con Mike, Ozzy Osbourne y Jonathan Davis. ¿Quién está más loco y por qué?
Ja, ¡qué buena pregunta! Todos están locos, completamente. ¿Y sabés a quién podés agregar a la lista? Jerry Cantrell: está demente. Todos los frontmen son así. Se requiere de una locura especial para hacer eso, pararse frente al público solo con un micrófono. Es raro. Te parás ahí y ¿qué hacés?
Creo que Mike debe ser el más loco. Está pirado. Es muy inteligente, y eso lo mete en problemas en los que los demás no se meterían. Es un explorador. Y esa creo que es la diferencia, lo que lo hace más loco que todos los demás. Él va a desarmar cualquier cosa que se le ponga en el camino o hacer un pozo o lo que sea solo para ver qué pasa. Mike no tiene ningún límite. No tiene reglas. Y eso es lo verdaderamente loco.
Ozzy… bueno, está bien documentado que está chiflado. Sin dudas. Pero es de otra época, tiene 67 años. Es una locura diferente: mucha fiesta, mucha cosa de rock star salvaje…
Jonathan es genial, un buen tipo. No hablo con él seguido ahora, eso fue hace un tiempo, pero la pasé bien con él. Le gusta todo tipo de cosas artísticas bastante raras, la ciencia ficción… ¡Todos están rayados a su manera!


Sos uno de los bateristas más potentes e identificables en un oficio donde se suele pasar desapercibido o quedar relegado detrás de los demás músicos. ¿Qué creés que te hace especial?

¡Uf, ¡Dios, no sé! No suelo hablar de mí mismo…

Esta es tu oportunidad. Abrite, te escucho…

¡Ja, ja, ja! Mirá: la música es mi vida, me lo dio todo. La considero un regalo, una bendición. Cuando estoy haciendo música, en un recital, componiendo o grabando, pongo todo lo que tengo, el ciento por ciento de mí. Siempre. No pienso “hoy no me siento bien” o “a quién le importa esta ciudad o esa otra”. Eso es lo único que puedo decir, no si soy bueno o si soy mejor o peor. Solo puedo hablarte de mi enfoque, de lo que significa para mí hacer esto. Yo crecí con Cliff Burton, fue mi primer bajista, y él también ponía todo, siempre. No estamos trabajando en una fábrica, ni cavando zanjas o sirviendo café: estamos haciendo música. Y la música es apasionada, potente, reflexiva,  emotiva, explosiva… ¡es todo! Y tener el don de darle eso a la gente es maravilloso. Es lo más precioso, además de mi familia, que tengo. Estoy tan agradecido de poder hacer esto. ¡Es lo mejor del mundo!

Pasaron por Buenos Aires en septiembre pasado y dieron un gran show. ¿Tenés algún recuerdo o anécdota de aquella visita?

Me acuerdo de todo. Completamente. Es un lugar especial, se siente como estar en familia, y eso es todo para mí. Siempre tengo ganas de ir para allá, ir a comer esa comida maravillosa preparada por gente a la que sí le importa. Y vinos excelentes. Y tocar frente a personas que realmente quieren escuchar lo que tenemos para decir. Con respecto a esa vez, sé que hicimos un buen show y me sentí satisfecho… De lo que me acuerdo particularmente es que había un chef en el hotel que había hecho un asado el domingo, y lo habíamos puesto en la lista de invitados con su gente, pero ninguno de ellos pudo entrar. Eso nos puso tristes y nos dio mucha vergüenza. Pero se lo vamos a compensar la próxima vez.

¿Qué sentimientos te genera la gira final de Black Sabbath?

Los vi al inicio y me pareció fantástica. Dejame decir algo sobre Sabbath: es la mejor banda, lejos. La que tuvo el mayor impacto sobre mí. Si no fuera por Black Sabbath, yo no haría lo que hago. Ese grupo le dio tanto a mi vida, que si yo pudiera darle el diez por ciento de eso a alguien más, sería un éxito. No puedo decir lo suficiente sobre ellos. Son todo para mí.
En cuanto a músicos individuales, para mí, vienen Jimi Hendrix y, después, bien pegadito, Tony Iommi. La combinación de Vol. 4, Sabbath Bloody Sabbath y Sabotage, esos tres discos al hilo, es una obra de arte. Dios te bendiga, Black Sabbath: gracias por todo. Adiós y disfruten todo lo que venga en el futuro.

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