En un alto de la gira presentación de su último trabajo, El mezcal y la cobra, y horas antes de sus recitales en el teatro Vorterix de hoy y mañana, los Catupecu Machu Fernando Ruiz Díaz y Agustín Rocino realizaron un hangout en Internet con sus seguidores en la red social Google+.
El vocalista y el flamante baterista aprovecharon el videochat grupal y público para responder en vivo las preguntas de fans de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, San Luis, Trelew y otros puntos del país, en una charla que fue moderada por quien escribe. El “50 por ciento de Catupecu” recorrió desde historias de ruta y anécdotas de shows, hasta críticas a la actualidad del rock, la cultura DJ y opiniones sobre el matrimonio igualitario. Provistos de criolla y cajón, los músicos mecharon el diálogo online con versiones de “Té para tres” (de Soda Stereo) y “Confusión”.
“A veces no entiendo cómo la gente nos sigue escuchando. Algunos de nuestros discos son suicidios comerciales”, respondió Ruiz Díaz cuando una fan le preguntó por el éxito que logró la música del grupo a pesar de su alto componente experimental. “Hay momentos que ves a la distancia y te preguntás qué carajo estábamos pensando cuando hicimos esto… Siempre hacemos esas estupideces que nos salen bien”, completó.
El guitarrista criticó algunos aspectos de la cultura DJ y parte del presente del rock nacional. “Lamentablemente, noto más ganas de ver cómo la pegás que de dedicarse a la obra artística… Antes, los grupos buscaban una originalidad, hacer su historia, y ahora hay mucha fórmula… Ahora los grupos de rock que suenan masivamente en Argentina están adaptados a lo que la radio permite que pasen, y por eso está todo ‘calamarizado’, sin desmerecer a Andrés Calamaro, que tiene grandes composiciones y es un capo en lo que hace. Pero me imagino que le debe hinchar las pelotas escuchar tantos émulos de él”, soltó Ruiz Díaz, que agregó: “Para mí, ahora en la radio debería sonar todo el tiempo Lisandro Aristimuño, y no va a sonar nunca... Ahora el rock tiende a quedar solo como una actitud que se puede meter en cualquier cosa. Podés hacer una casa y tener una actitud rockera. Pero el rock, como movimiento, para mí está medio muerto, hace rato”.
Un momento emotivo se dio al principio del hangout, cuando una participante le preguntó a Ruiz Díaz cómo tuvo el valor y qué motivó a la banda a seguir adelante después del accidente que tuvo su hermano Gabriel, ex bajista, en 2006. “Cuando íbamos a tocar por primera vez tras lo de Gaby, le pregunté a varios amigos que estaban en el (Hospital) Fernández qué les parecía hacer el recital –contó Fernando–. Iba a ser un agujero negro para nosotros no hacer ese Obras. Y cuando nos decidimos fue maravilloso. Una de las cosas que recuerdo es que el Zorrito [Fabián Von Quintiero, quien colaboró como bajista] me dijo por entonces, que era Pascuas: ‘Fernando, en este momento las religiones están rezando. Las religiones rezan, oran. Nosotros tocamos’. Después sí hubo valor y muchas cosas más. ¿Sabés lo que era subirse a un escenario en ese momento y que no estuviera Gaby? Tremendo”.
La banda adelantó que el mes próximo va a realizar una serie de conciertos especiales en Buenos Aires llamada Madera y Microchip. “Será una cosa más íntima. Nosotros somos de ver muchos espectáculos de tango, flamenco, que incluyen cena y show, un concepto que está un poco bastardeado. Por eso decidimos hacer una serie de encuentros donde vamos a tocar con criollas, cajones peruanos, pero usando iPads para procesar los instrumentos acústicos. Va a tener una mezcla muy sanguínea y, a la vez, electrónica. Y será solo para unas 300 personas, los cuatro miércoles de agosto, en el Samsung Studio”, explicó Ruiz Díaz.
Al final del hangout, los músicos versionaron “Más y más”, canción de Robi Draco Rosa que va a formar parte del setlist del próximo ciclo Madera y Microchip. Fue el cierre de un contacto virtual bien a lo Catupecu: cargado de alma y bits.
Mirá el Google+ hangout de Catupecu Machu, moderado por Maxi Poter
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