miércoles, 17 de marzo de 2010

Misión cumplida


Peter Graves nunca me pareció un gran actor; sin embargo, para mí tuvo un rol importantísimo: desde Mission: Impossible, el programa que le dio su papel más popular, fue uno de las grandes responsables de mi fanatismo por las series televisivas.

Allí encarnó a Jim Phelps, líder de los agentes de la Impossible Missions Force, durante seis de las siete temporadas originales (entre 1966 y 1973) y luego en la irregular remake que se hizo desde 1988 a 1990. Pese a ser la figura principal, su personaje no era mi favorito (ese lugar lo tenían el genial Martin “Rollin Hand” Landau y la preciosa Barbara “Cinnamon Carter” Bain, quizás porque se trataba de la misma dupla estelar de una de mis series de sci-fi preferidas: Cosmos 1999). Pero su figura era uno de los protagonistas más importantes de mis trasnoches frente a la pantalla de Canal 9, allí donde se mezclaba la lucha de estos agentes contra regímenes dictatoriales y organizaciones criminales con las aventuras de Bodie y Doyle, de Los profesionales, y (cuando no había nada para leer o ganas de dibujar) las historias del detective Mannix (más que nada para ver los espectaculares autos que manejaba, aunque ninguno tan bueno como el Ford Capri 3.0 plateado con el que Bodie marcaba neumáticos en las calles de Londres).

En alguna medida, Graves (o Jim Phelps, como prefieran) también fue el jefe que reclutó a todos esos personajes para, en aquellos años de niñez y adolescencia, tomar por asalto mi cabeza, engañar y matar mil veces el aburrimiento y lograr, finalmente, que la TV me conquistara.
Descansá en paz, Peter: misión cumplida.

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