Sin Lost hasta el año próximo y prendiendo velas por la pronta llegada de la cuarta y última temporada de Battlestar Galactica, estos son días difíciles para los que necesitamos cierta dosis semanal de misterio y ciencia ficción (aunque, acá entre nos, yo me estoy dando con el animé futurista Ergo Proxy: recomendadísimo).
En este escenario, el arribo de La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain) directo al videoclub parece algo que puede paliar la abstinencia, y no es para menos: ¿cómo no va a interesar una miniserie basada en un libro de Michael Crichton (Jurassic Park), producida porRidley Scott (Blade Runner, Alien), Tony Scott (The Hunger, Top Gun), con un póster ondaEternauta y un slogan que dice: "es un mal día para ser humano"?
Esta miniserie de dos capítulos relata la historia de una plaga que se desata en un pueblo de Estados Unidos tras la caída de un satélite portador de un virus que aniquila, en minutos, a toda la población excepto a un anciano y un bebé, que pueden aportar la clave para desarrollar una vacuna. Mientras el ejército intenta poner una zona de cuarentena, se reúne un equipo de científicos especializados en un laboratorio secreto subterráneo para tratar de encontrar una cura.
Bajo el formato de un típico sci-fi thriller, el film intenta ser un update de la novela de 1969 (y del largometraje de 1971) a problemáticas que están a flor de piel en la actualidad, como la conservación ambiental, el bioterrorismo y las conspiraciones militares. Pero cualquier elemento de credibilidad y suspenso muere asfixiado por una epidemia de lugares comunes.
Primero, un elenco de estereotipos: el científico laborioso y ético, el general terco y escondedor, el presidente bueno pero desinformado e influenciado por "el entorno" y el reportero intrépido y drogadicto (¿ven por qué hablo de "dosis" y "darse con" en el primer párrafo? ¡Porque los periodistas somos todos faloperos!).
Segundo, el abuso de una jerga de laboratorio en los diálogos que termina confundiendo y aburriendo.
Y tercero, el empleo de una parafernalia de gadgets "ultra sofisticados" que ya hemos visto en cientos de películas, como computadoras "inteligentes" que hablan, lectores de retinas o tiendas de campaña militares atiborradas de pantallas de plasma (¡como las carpas K pro retenciones, qué modernos!). Así, el resultado es como ver a la tripulación del Enterprise (Star Trek) resolviendo una intriga médica à la Dr. House.
The Andromeda Strain puede calmar las ansias de sci-fi, pero cuidado: como efecto colateral da mucho, mucho sueño.
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