No. Esa podría ser una respuesta al interrogante que titula estas líneas. Las necesidades de navegación están hoy bien cubiertas por los cuatros principales browsers que ofrece el mercado (no nos olvidemos del nunca bien ponderado Opera en esta banda integrada por Explorer, Firefox y Safari).
Ahora bien, ¿el mercado requiere un navegador como Chrome? Sí, absolutamente. De la misma forma en que Firefox quitó de la modorra (y el atraso) al web browsing, o el iPhone le puso pimienta al negocio de móviles (salvando las diferencias y los resultados, claro), la aparición de Chrome le pone más leña a la ya caliente batalla por el control del desktop. Lamento sonar como un vil capitalista, pero más competencia es mejor negocio... para todos. Y, en este sentido, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿por qué Google tardó tanto en sacar su propio browser?
Más allá de lo que podamos pensar, este es el momento justo. Nunca la computación dependió tanto de Internet como hoy. El desktop es la web y Google, que lo entendió hace mucho y mejor que nadie, está cimentando su hegemonía en ese escenario ahora con un producto que bien puede correrle la silla del escritorio a Microsoft, aunque no de inmediato.
El elemento fundamental para ello es la simplicidad. Chrome tiene un diseño minimalista, una instalación casi imperceptible, se siente veloz (y algunos test parecen demostrarlo) y ofrece un conjunto de prácticas características (que pueden ver acá y en otros miles de sitios y blogs) centradas en lo que verdaderamente importa de Internet: acceder a contenido online rápida y fácilmente.
Ahora, la empresa de Larry Page y Sergey Brin no solo brinda las aplicaciones web más importantes (mapas, hojas de cálculo, e-mail, mensajería y varios etcéteras): también tiene su propia puerta de entrada a ellas, y no pensada tanto en los usuarios actuales, sino en la nueva generación de internautas.
Por supuesto que hay otros interrogantes: ¿deberíamos preocuparnos que una compañía que controla las búsquedas y el marketing alrededor de ellas también quiera (y pueda llegar) a monopolizar la navegación? ¿Es congruente alinear Chrome con la iniciativa open source pero no ofrecer desde el vamos una versión para Linux (que llegará "en los próximos días", según anunciaron)?
El tiempo, las movidas empresariales y (por suerte) los usuarios irán despejando estas y otras dudas (además de, espero, crear otras más interesantes). Por el momento solo resta decir una cosa: Gooelcome.
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