viernes, 17 de junio de 2016

Red Hot Chili Peppers: cambiemos

Colorido, delicado y filosófico. Así es el nuevo disco de la banda californiana.



Es curioso que esos tipos que se animaron a subir al escenario con solo una media colgando de la poronga, los que tomaron las olas más bravas de la Costa Oeste (y las drogas más duras de la Costa Este) y los que se partieron varios huesos en el camino hayan asumido ligeros riesgos musicales en sus más de 30 años de historia.

A no confundir: Los Red Hot Chili Peppers han evolucionado y cambiado mucho (empezando por la formación, claro), pero en general su sonido ha mostrado un nivel de seguridad que no se condice con la aventurada vida e imagen de sus integrantes.

Bueno, parece que los cincuenta y pico les pegaron en especial. Tanto que hasta se divorciaron de Rick Rubin, su compañero en la producción de los últimos 25 años y llamaron a la última estrella de las consolas Danger Mouse, quien directamente les propuso deshacerse de una veintena de canciones que ya tenían grabadas para empezar desde cero. “Si esto va a funcionar, nos tenemos que tirar del precipicio y ver qué pasa”, dijo Anthony Kiedis. Y resulta que los Peppers también tienen huevos para un salto de madurez.

The Getaway es un álbum fresco, actual y poptimista, al tiempo que delicado, ambicioso y experimental. La canción que abre y titula el álbum bien podría habérsele olvidado al Duran Duran más funky, y la irresistible “Go Robot” debería meter a los californianos en la disco. Incluso sus momentos más tradicionalistas, como “We Turn Red” o la motorizada “Detroit”, están intervenidos con los yeites de Mouse: teclados retro, quiebres orquestales, firuletes cósmicos y arrebatos psicodélicos.

Sí, claro: hay desaciertos e inconsistencias. Al invitado Elton John no se lo escucha en “Sick Love” y se lo pide a gritos en “The Hunter”, mientras que las (digamos) “citas” beatlescas (o más bien, maccartistas) de “The Longest Wave” y “Feasting On The Flowers” podrán resultar algo incómodas a los seguidores más radicales de la banda. Muchos se preguntarán dónde está el sudor sexual y el rap guarro de antaño, y qué son estos chiles floydianos de la locura que se tienen que tragar en “Dreams of a Samurai”.


De vuelta, a no confundir: The Getaway es el mejor disco de los Red Hot Chili Peppers… para los que no son fanáticos de los Red Hot Chili Peppers. El resto lo disfruta, pero espera que esto sea tan solo una escapada, murmurando por lo bajo un “volveremos, volveremos”.




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