Conocé a los hermanos que quieren
devolverle agresividad y mosh al
rock.
“Es como
lanzarme a la multitud: eso es lo que siento cuando tocamos”, dice Eoin (se
pronuncia “Owen”) Loveless, una de las mitades de Drenge, la última sensación
del garage británico. Escuchar Undertow, el segundo álbum que acaban de
editar, refrenda esa sensación: rock rápido y furioso que dan ganas de hacer moshing en el subte C en plena hora
pico. Estos pibes tiran a un pozo ciego el descontento de Nirvana, la desprolijidad
del primer Arctic Monkeys y bañan con mierda las melodías de The Cribs. Y de
ahí sacan una de las gratas sorpresas de este 2015 todavía chato en novedades.
Ser un grupo
de dos piezas, con Eoin (23 años) en guitarra y voz y su hermano Rory (21) en
batería, le valió comparaciones con The White Stripes, The Black Keys y hasta con
sus jóvenes compatriotas Royal Blood, pero Eoin se desmarca: “Y… no sé, creo
que las similitudes van en detrimento del disfrute. Estamos en la banda en la
que queremos estar, nos encanta tocar en vivo y tratamos de evitar hacer música
que sea, digamos, fácilmente comparable”.
El dúo viene
de Castlenton, un poblado de mil habitantes en el centro de Gran Bretaña, a
unos 30 kilómetros de Sheffield. “Cuando sos de un lugar chiquito, sentís que
te estás perdiendo toda la movida de las grandes ciudades, así que te creás la
tuya”, explica Eoin, sobre el fenómeno de artistas ingleses que emergen con
energía propia de pequeños puebluchos.
Pero el
salto a nivel nacional lo dieron gracias a un impensado escándalo político. En
julio de 2013, el laborista Tom Watson renunció a su puesto como coordinador de
campaña en una carta a Ed Miliband, jefe del partido, en la que decía: “Tratá
de ser el mejor líder que puedas, pero intentá tener un vida real también. Y si
querés ver una banda increíble, te recomiendo Drenge”. El comentario puso a los
hermanos en la primera página de los diarios, con decenas de medios y
periodistas pugnando por conocerlos. “Fue algo muy raro. Nadie sabía quiénes
éramos, lo que pasó fue muy inusual y lo sería para cualquier banda. Pero, por
suerte, no hubo nada político que nos involucrara. Él solo expresó su
descontento con el partido y terminó recomendándonos”, dice el guitarrista.
De ahí, a
las estrellas. Giras por Europa, Estados Unidos y Canadá. Tocaron en el show de
David Letterman, donde conocieron a Beyoncé, y en el programa de Jools Holland,
donde pegaron onda con Kanye West. “Conversamos sobre la agresividad en su
música y en la nuestra, sobre cómo el hip hop y el rock tienen raíces violentas
y cómo hoy todo eso se fue moderando —recuerda Eoin—. El hip hop se volvió más
suave y el rock parece menos interesante, más liviano, más fácil”.
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