miércoles, 12 de enero de 2011

Cine: estrenos destacados de la semana

Imparable

La filmografía de Tony Scott es una vía rápida y explosiva. Top Gun (1986), Días de trueno (1990), Enemigo público (1998), Hombre en llamas (2004) y Déjà Vu (2006) son algunas de sus muchas estaciones que permiten comprobarlo.

En su último film, el director lleva a la superficie el vértigo ferroviario de Rescate en el metro 123, y ahora hay que detener un tren fuera de control cargado de sustancias tóxicas que va camino a provocar un desastre sin proporciones en una poblada ciudad de Estados Unidos.

Al rescate se suben Denzel Washington, héroe de acción fetiche de Scott, y Chris Pine (el nuevo capitán Kirk en Viaje a las estrellas, de J. J. Abrams), como dupla de maquinistas que desafiarán las reglas y la muerte para detener al peligroso convoy.

Scott entrega otra de sus películas marca registrada, donde ritmo, peligro y acción aceleran en cada escena, y nunca descarrila en su misión de brindar un efectivo entretenimiento.

Somewhere, en un rincón del corazón

Soledad y alienación son temas frecuentes en las obras de Sofia Coppola: desde su ópera prima Las vírgenes suicidas (1999) hasta este último trabajo, que recuerda mucho a su película más celebrada, Perdidos en Tokio (2003).

En esta oportunidad, la hija de Francis Ford posa su melancólica, puntillosa y cínica mirada sobre la intimidad de una estrella de cine llamada Johnny Marco, un bad boy de Hollywood encarnado por Stephen Dorff (Blade, Enemigos públicos), amante de los excesos y las mujeres fáciles, cuya vida sin rumbo se ve replanteada al tener que cuidar de su hija de 11 años (Elle Fanning, hermanita de la célebre Dakota).

Con un registro apesadumbrado, tenso, cargado de abundantes tiempos muertos, la directora nos ofrece espiar a una estrella en su cotidianidad cargada de vacíos: mujeres en lugar de amor; strip-teases en vez de sensualidad; popularidad sin compañía; u hoteles en reemplazo de un hogar. Y, en el medio de todo esto, una niña que viene a oficiar de norte, señal, razón y contenido en su vida.

Desde lo privado, Coppola construye un retrato de la vacuidad existencial hollywoodense, sin dejar de señalar la enajenación y el patetismo del mundo del espectáculo (basta ver la escena donde el protagonista viaja a Italia a recibir un premio y se ve inmerso en el bizarro show-bizz de la TV de Berlusconi, en un momento demasiado parecido al de Bill Murray haciendo la publicidad de whisky en Japón de Perdidos en Tokio).

El film no llega al punto de denunciar “la tristeza del niño rico”, pero ofrece un mensaje crítico muy impostado. Que una directora criada en la meca de la industria del entretenimiento mundial me recuerde que tiene más valor compartir un helado con mi hija que tener un Ferrari puede resultar tan superado como pedante. Demasiado indie-cool, inclusive para Sofía Coppola.

El retrato de Dorian Gray

Una nueva adaptación del clásico relato de Oscar Wilde, sobre este hedonista personaje que posee un retrato capaz de envejecer por él, pero con la maldición de no solo reflejar su natural paso del tiempo, sino también toda la perversión y los pecados de su vida.

Con una medida interpretación de Ben Barnes (Las crónicas de Narnia), Oliver Parker (Otelo) crea una película correcta, disfrutable, que destila esa sensualidad y terror gótico de la novela, pero que, a diferencia de esta, resulta demasiado conservadora, algo moralista y, por ende, poco memorable.

Volver al futuro

La nota de color cinematográfica de este verano es la reposición en las pantallas de este clásico protagonizado por Michael J. Fox, en conmemoración de los 25 años de su estreno.

La idea surgió por una acción personal de Sir Chandler, pseudónimo tras el que se esconde el creador del sitio CinesArgentinos.com.ar que, tras el éxito que tuvo el reestreno en Estados Unidos y México, decidió replicar la idea en nuestro país.

Aportando plata de su bolsillo, consiguió que la película de Robert Zemeckis se pueda volver a disfrutar en 28 salas nacionales solo por esta semana. “Si junto 5.000 espectadores no tengo que vender el auto”, dijo el autor de esta movida a los medios, así que ya saben: románticos y amantes del cine ochentoso, vayan a revivir una de las más simpáticas comedias sci-fi de la historia que, de paso, no dejan a nadie a pata.

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