La edición 2015 del festival Lollapalooza Argentina tiene una grilla
repleta de nuevos talentos en ascenso, entre ellos, este particular
cuartero de hermanos multinstrumentistas (Johnny, Jesse, Daniel y Dylan
Kongos), hijos del músico sudafricano John Kongos, autor en 1971 de los
clásicos Tokoloshe Man y He’s Gonna Step on You Again (que Happy Mondays versionó y volvió a convertir en éxito en 1990, bajo el título “Step On”).
Kongos suena a unos Kings of Leon tribales que canibalizan tanto a su padre como a John Lennon, Coldplay y Paul Simon para alimentar un sonido que tiene corazón africano y ambición mainstream. Canciones en las que el maskandi y los sonidos del Soweto piden permiso entre la épica radial y el gancho de unos Imagine Dragons. Los singles “I’m Only Joking” y “Come With Me Now” fueron éxitos en Estados Unidos durante 2014, tres años más tarde de su lanzamiento original como adelantos de su segundo álbum, Lunatic (2012). “El mercado de Estados Unidos es tan grande, hay tantos artistas en cada ciudad, que a veces lleva mucho tiempo solamente que se sepa que algo existe. Para nosotros, sucedió en Denver, Colorado: un par de radios empezaron a pasar las canciones, otras comenzaron a prestarnos atención, un DJ las incluyó en su setlist, y eso nos ayudó a despegar. De lo contrario, hay tanta música y tan diferente que es difícil hacerse notar”, cuenta Johnny Kongos a Generación B, en una charla antes de la presentación del grupo en el Lollapalooza Argentina, los próximos 21 y 22 de marzo.
Mucha gente cree que son una banda de Sudáfrica. ¿Cómo se dio ese vínculo?
Mi viejo nació en Sudáfrica. Y conoció a mi mamá, que
es estadounidense, en Inglaterra cuando trabajaba allá como músico. Dos
de mis hermanos y yo nacimos en Londres, y nos mudamos hacia el final de
los 80 a Sudáfrica, donde nació mi otro hermano. Ese fue nuestro hogar
hasta que nos fuimos a vivir a Phoenix, Arizona, a mediados de los 90.
Esos ocho años en Sudáfrica tuvieron una gran influencia en nuestra
música y en nuestra vida en general. Es un lugar maravilloso donde
crecer, tengo recuerdos muy divertidos, y solemos volver cuando estamos
de vacaciones; es una parte muy importante de nuestra vida.
En la banda se escucha una mezcla de estilos, pero es fuerte la influencia sonora de tu padre. ¿Cómo fue crecer con una leyenda del rock?
¡Fue genial! No tengo con qué comparar, pero fue muy
positivo. Y no solo en materia de música, sino en la vida, en el apoyo.
Claro, fue una gran influencia en las experiencias de escucha que tuve
de chico. Y, más tarde, cuando nosotros empezamos hacer música,
obviamente eso se reflejó.
Mamá y papá se aseguraron de que aprendiéramos música
desde pequeños, pero no estoy seguro de que tuvieran alguna gran
expectativa o plan maestro. Solo querían que tuviéramos música en
nuestra vida de una manera u otra. Después, nos hicimos adolescentes y
empezamos a divertirnos componiendo juntos, entonces decidimos que era
un camino que queríamos seguir.
¿Cómo te enganchaste con el acordeón? No parece el instrumento que elegiría un adolescente…
No, ja, ja. Mi papá tenía un acordeón en el estudio y
estábamos grabando una canción para el primer álbum. Para una parte
instrumental, usamos todo lo que encontramos por ahí y, de última,
dijimos: “a ver, probemos con el acordeón”. Y funcionó, fue algo que
hizo “clic”. Creo que eso se debió a parte de lo escuchamos mientras
crecíamos, desde The Beatles hasta música armenia y Ástor Piazzolla. Lo
escuchamos durante años, era un sonido familiar para nosotros, pero
perdido para gran parte del mundo. Particularmente en los Estados
Unidos, es un instrumento odiado porque algunos artistas lo usaron de
una manera muy cursi e irritante.
¿Te vas a meter entre el público para ver a qué artista del Lollapalooza Argentina?
Sí, me gustaría ver de nuevo a Foster the People.
Los vimos el año pasado y son muy buenos en vivo. Estos festivales
suelen ser una locura y espero que tengamos tiempo para disfrutar los
otros shows. El problema es que tenemos que volar al día siguiente.
Los cuatro están de gira desde hace muchísimo presentando el álbum. ¿Qué fue lo más loco que les pasó?
En el último año estuvimos viviendo arriba de un bus
por nueve meses. No hay necesariamente un solo y gran hecho divertido,
sino que eso en sí mismo es demencial. Nueve meses, en un micro.
Imaginate.
¿Cómo es trabajar entre hermanos?
Está buenísimo, porque nadie te saca de las casillas
como un hermano. Pero es algo positivo, porque desarrollamos un nivel de
confianza y de unión gracias a trabajar en el estudio, largas noches.
Hay mucho amor.
Vamos: ¿no tuviste ganas de revolearle el acordeón por la cabeza a alguno?
Ja, ja. Mmm… el acordeón podría causarles una lesión grave. Tal vez, usaría los palillos.
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