viernes, 23 de diciembre de 2011

Las diez mejores películas de 2011 en la Argentina

Elegimos los estrenos más destacados que pasaron por las pantallas locales este año. ¿A vos cuál te gustó más?




10. Cerro Bayo
El intento de suicidio de una abuela despierta emociones, intereses y egoísmos en cada integrante de una familia del sur argentino. Entre el tono indie y los códigos populares, Victoria Galardi dirige una ¿tragicomedia? que observa la hipocresía y las miserias familiares y revela el costado gris del costumbrismo argentino (tan acostumbrado al exagerado colorido).



9. Incendies
Tras la muerte de su madre, dos gemelos reciben, como legado, dos sobres: uno para ser entregado su padre, al que creían muerto, y el otro a un hermano cuya existencia desconocían. Para cumplir con este deseo, uno de ellos emprenderá un viaje hacia Medio Oriente, la tierra natal de su madre, donde descubrirá el terrible pasado que explica el presente.
Una obra canadiense (quizás merecedora del Oscar a mejor film extranjero que se terminó llevando En un mundo mejor) en la que la tragedia griega se duplica por la tragedia bélica. Describirla como “drama visceral” es poco. Pensá en la película más jodida que viste. Ahora, multiplicala por dos.



8. 8 minutos antes de morir
Jake Gyllenhaal (Secreto en la montaña, Zodiac) encarna a un soldado partícipe de un experimento militar que le permite viajar mentalmente al pasado y revivir los minutos anteriores al atentado contra un tren, con el objetivo de encontrar al culpable y evitar otro ataque terrorista en el futuro.
Explosiones en repeat, paradojas espacio-temporales y paranoias políticas: en su primer film mainstream, tras la celebrada ópera prima En la luna (2008), Duncan Jones arma un vertiginoso thriller sci-fi que hacer rendir los mismos 480 segundos en una hora y media de astuta diversión.



7. Las acacias
Un huraño transportista de troncos debe trasladar a una madre y su beba desde Paraguay hasta Buenos Aires. Entre miradas, gestos y silencios, el viaje fundará una relación que va más allá de las palabras. Humilde, tierna, detallista y compleja en su aparente sencillez (apenas tres protagonistas y la cabina de un camión como único escenario). El debutante director Pablo Giorgelli despoja al género road movie de sus usuales ropas (las peripecias del camino, los excesos, la música aventurera, incluso hasta los diálogos) y desnuda lo esencial: la travesía de autodescubrimiento y transformación, y la necesidad humana de vincularse.



6. Lazos de sangre
En busca de su padre ex convicto y desaparecido tras otorgar su casa como parte de la fianza para su libertad, una joven enfrentará los peligros de una familia de granjeros que esconde, tras un pacto de silencio, un sórdido secreto.
Lejos de cualquier espectacularidad o golpes bajos, y sobre una gran actuación de Jennifer Lawrence (a quien este año también vimos como una joven Raven en la excelente X-Men: Primera generación), la obra de Debra Granik se destaca por su aspereza y corte documentalista en el retrato de personajes y su temática: la marginalidad y la miseria en las zonas rurales de Estados Unidos, donde escasea el trabajo, apremia el hambre y el narcotráfico y la drogadicción son más vías de supervivencia que de escape. Las venas abiertas de Norteamérica.



5. El estudiante
Luego de codirigir El Amor (primera parte), en 2004, Santiago Mitre se lanza a su primera experiencia en solitario detrás de las cámaras y construye un contundente y verosímil retrato de la actividad política universitaria. Desde la ultraindependencia, con una producción a pulmón, sin apoyo económico del INCAA y limitadísima exhibición (comenzó proyectándose en apenas dos salas en el país), El Estudiante gestó un pequeño gran fenómeno artístico que cosechó elogios de crítica y público, motivó debates sobres las estructuras de financiamiento y distribución de la industria local, y puede llegar transformarse en un film “bisagra” del cine nacional.



4. Copia certificada
El diálogo amoroso de un hombre y una mujer de viaje por los paisajes de la Toscana puede derivar en terribles accidentes como Cartas a Julieta (2010). Pero si estamos conducidos por Abbas Kiarostami (El sabor de las cerezas) y acompañados por Juliette Binoche (El paciente inglés, Chocolate), lo más probable es que terminemos no solo enamorados de los paisajes, sino que tengamos un paseo por lo más profundo de los sentimientos humanos. La versión “plus 45” de Antes del amanecer (1995).




3. Super 8
Verano del 79, un grupo de pibes está filmando una película casera de zombis en su pueblito natal y terminan involucrados en un accidente de proporciones extraterrestres.
J.J. Abrams (Lost, Star Trek - El futuro comienza) homenajea las películas que marcaron su infancia y recupera un cine que creíamos olvidado: el de las cintas de fantasías y aventuras juveniles de corte “spielbergiano”, como Encuentros cercanos de tercer tipo, El secreto de la pirámide y Cuenta conmigo. Super 8 es, para los pre-teens de hoy, lo que Los goonies (1985) fue para los que ya contamos más de 35.




2. Rango
En un cine de animación adoctrinado por la escuela Pixar, Gore Verbinsky (director de las primeras tres Piratas del Caribe) entregó una obra que escapa a los moldes estéticos y argumentales del rubro. La historia de este camaleón con crisis de identidad que termina siendo héroe del salvaje oeste tiene una artística bizarra, de caricaturización hiperrealista y grotesca a la vez, con personajes tan encantadores como repulsivos. Un imaginario más usual en cortometrajes experimentales que en productos masivos. Y se anima a incursionar en un género tan olvidado como poco atractivo para el público joven (en especial para el infantil), el western, en una obra que cumple con todos los mandamientos del género. Divertida, un poquito cruel y, sobre todo, audaz.




1. Medianoche en París
Sí, es “el regreso” del más clásico Woody Allen: romántico, mordaz, “intelectual” y autorreferencial. Sí, es su obra más sólida en muchos, muchos años. Sí, es el film comercialmente más exitoso de su carrera. Sí, Owen Wilson es el mejor alter ego que vimos hasta hoy del director de Manhattan (1979). Pero no; estos no son los motivos por los cuales Medianoche en París es la cinta del año. La razón la vas a encontrar cuando la veas y, al terminar, recuerdes hace cuánto que una película no te deja en la butaca entre suspiros y sonrisas, feliz.




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