Tierras fantásticas,
realidades virtuales, ucronías, universos paralelos y más locuras metafísicas
de la pantalla grande, en relación al estreno de Tomorrowland.
El mago de Oz (1939)
Un tornado llega a Kansas y se lleva a la pequeña Dorothy a una
tierra fantástica de brujas buenas, brujas malas, leones cobardes, monos
voladores y hombres de hojalata. Dale play
abajo si querés verla entera, pero, si querés el viaje completo sobre el arco
iris, no olvides poner The Dark Side of
The Moon de fondo.
Laberinto (1986)
Jennifer Connelly es una adolecente enojada por tener que pasar
la noche cuidando a su hermanito llorón y no tiene mejor idea que desear que se lo saque de encima el
Rey de los Goblins (David Bowie), quien lo rapta a un extraño
mundo de fantasía. Sabíamos que el bulto del Duque Blanco no podía pertenecer a este universo.
Sobreviven(1988) Un obrero encuentra unos
lentes que revelan cómo es verdaderamente nuestro mundo: un sitio en blanco y
negro dominado por extraterrestres infiltrados que subyugan a la humanidad mediante
mensajes de adoctrinamiento subliminales escondidos en la publicidad, el
dinero, los diarios y la TV.Una corrosiva crítica hacia los mass media y la sociedad de consumo del genio de John Carpenter.
Fatherland (1994)
¿Cómo podría ser el mundo si Alemania hubiera ganado la
Segunda Guerra Mundial? Esto es lo que imagina esta producción de HBO en el
marco de un thriller político ambientado en un 1964 alternativo, en el que un
oficial de las SS y un periodista descubren el genocidio judío, mantenido hasta
entonces en secreto.
Ciudad en tinieblas (1998)
En una ciudad donde la noche es perpetua, un hombre encuentra
que la realidad es controlada por un grupo alienígenas de aspecto vampírico
llamados “Los extraños”, que cada medianoche plantan en la mente de la
población nuevos pasados y vivencias. ¿Acaso solo somos lo que recordamos? Después de El Cuervo, el director Alex Proyas se mandó esta joya del sci-fi noir que fue injustamente
ignorada en su momento.
The Matrix (1999)
La vida que
conocemos no es más que la simulación virtual de una realidad donde los humanos
solo somos las baterías que alimentan la matriz. ¿Vivir en la ficción digital o
despertar para recuperar el planeta? Elegí el color de tu pastilla y descubrí cómo
era el mundo cuando los hermanos Wachowski hacían peliculones.
Agentes del destino (2011)
Matt Damon
comete el terrible error de enamorarse de Emily Blunt sin saber que vive en una
realidad donde no existe el libre albedrío, ya que los agentes del “Adjustment
Bureau” se encargan de que todos y cada uno sigamos un plan de vida asignado. Simpático
thriller romántico basado en un cuento de Philip K. Dick.
Coherence (2013)
Un grupo de
amigos realizan una cena la noche en la que pasa un misterioso cometa. El
fenómeno provoca un apagón en todo el vecindario, con excepción de una casa.
Algunos van a pedir ayuda allí, pero los que regresan no son exactamente los
mismos. ¿O sí? Paranoia a nivel cuántico en la que es, quizás, la película de
ciencia ficción más inteligente (y barata) de esta década.
Parallels (2015)
Muy entretenido
film de bajo presupuesto sobre un grupo de personas que, cada 36 horas, viaja a
Tierras paralelas a través de un misterioso edificio. Desde universos donde
Clinton fue asesinado y las compras se pagan con las huellas dactilares, a un
mundo arrasado por una guerra nuclear iniciada por Pakistán, la película parece
el capítulo doble presentación de una potencial serie que merecería existir ya mismo
en nuestra realidad.
Tomorrowland (2015)
Una
rebelde geniecita adolescente (Britt Robertson) será
invitada a un universo paralelo futurista que encierra la clave para nuestro
porvenir, pero, para poder llegar, tendrá que colabrar con un amargado científico
(George Clooney) que no tiene esperanzas. Androides,
viajes en el tiempo, aventuras espaciales, conspiranoias, Star Wars, Disney,
espíritu hacker y emprendedor: toda,
absolutamente toda la imaginación y los ideales nerd puestos en un film por y
para soñadores.
Con el estreno de Mad Max: Furia en el camino, revisitamos
algunos de los filmes que hicieron pelota al mundo.
La hora final (1959)
La
tercera guerra mundial arrasó con el hemisferio norte y dejó una estela de
contaminación atmosférica que, lentamente, se encamina hacia Australia, uno de
los pocos sitios (por el momento) habitables. Mientras el gobierno local reparte
píldoras suicidas a la población para que eviten el sufrimiento por el
inevitable final radiactivo que se acerca, un grupo de militares y científicos viajan
en submarino hacia los Estados Unidos para investigar una extraña señal Morse. Ava
Gardner, Gregory Peck,Fred Astairey Anthony Perkins les ponen cara a los últimos
días de la humanidad, en este clásico entre los clásicos sobre el pesimismo y
la desesperanza.
El planeta de los
simios (1968)
Charlton Heston cae en un ¿extraño? mundo donde los humanos
son animales dominados por una civilización de primates. “¡Quita tus sucias
patas de mí, maldito mono!”, espeta quien fuera Moisés, para comenzar a
consagrarse como nuevo ícono del sci-fi y
protagonista de la trilogía de futuros más lúgubres de la historia del cine,
con El hombre omega y Cuando el destino nos alcance (Soylent Green).
El hombre omega
(1971)
Una plaga barrió con todos los humanos del planeta, menos
con Charlton Heston, un científico militar inmune en busca de la cura, que descubre
que no está solo y debe enfrentarse a una “familia” albina muy particular. Fue
la segunda (y quizás más reconocida) adaptación al cine de la novela Soy leyenda, de Richard Matheson, que
tuvo antes una versión con Vincent Price (1964) y otra con Will Smith (2007). Los Simpson han homenajeado el film en
varias oportunidades y, para toda una generación, fue la primera vez que se vio
un beso interracial en la pantalla grande (si bien ese hito fue de Island in the Sun, a fines de los 50, y
el Capitán Kirk ya había hecho historia en la TV de los 60, desde Star Trek).
Fuga en el siglo
XXIII (1976)
En el 2274, viviremos en una ciudad sitiada y controlada por
una computadora, donde todo es ocio y placer. Lástima que solo la disfrutamos
hasta los 30 años, cuando nos llega la hora de ser vaporizados en el ritual del
“Carrusel” para lograr el “renacimiento”. Pero algunos saben que hay un mundo
más longevo detrás de este idílico domo. Ya pasaron más de 30 años y seguimos
esperando una buena remake. Fuimos.
El día después (1983)
Esta producción de la cadena ABC sobre las consecuencias de una
guerra nuclear fue el film para televisión más visto de la historia, con unos
100 millones de espectadores. La acción se centra en Kansas y muestra a la
población bajo el impacto de las bombas, los sobrevivientes afectados por la
radiación y la lluvia ácida atiborrando los hospitales, los granjeros
intentando recuperar la tierra contaminada; en fin: una divina comedia. Cuenta
la leyenda que Ronald Reagan y miembros del Estado Mayor Conjunto vieron la
película y se quedaron duros. Así todo, continuaron con su delirante plan de
defensa espacial, conocido por entonces como “Guerra de las galaxias”.
Cuando sopla el
viento (1986)
Una oscura maravilla de la animación (que mezcla dibujo con stop-motion) sobre un ataque nuclear en
el Reino Unido desde la perspectiva de una parejita de ancianos, más víctimas
de la ingenuidad y la confianza en su Gobierno que de la bomba. Con música de
David Bowie y Roger Waters, entre otros.
La carretera (2009)
Desgarrador viaje de un padre
(Viggo Mortensen) y su hijo (Kodi Smit-McPhee), huyendo
del frío y la hambruna tras un Armagedón que extinguió a casi todas las formas
de vida en el planeta, a lo largo de una ruta hacia el sur, mientras arrastran
los últimos pertrechos de la humanidad, esquivan árboles carbonizados, ladrones
y caníbales. Dura y acertada adaptación de la jodidísima novela homónima
de Cormac McCarthy a cargo de John Hillcoat
(director de clips de Placebo, Depeche Mode y Nick Cave) que no conviene ver (y
aún menos leer) un día de bajón.
9 (2009)
Terribles máquinas han exterminado toda forma de vida. La
última esperanza de la civilización está en manos de unos pequeños seres,
especies de minions de arpillera, creados
a partir del alma de un científico, que deberán luchar por un lúgubre mundo
donde los humanos son, tan solo, un recuerdo.
Snowpiercer (2013)
Una nueva era glaciar dejó a la Tierra inhabitable. Los
pocos humanos que quedan sobreviven a bordo de un enorme tren que circula por
todo el mundo gracias a un motor de movimiento perpetuo. En los vagones de
enfrente está la elite, entre abundancia y lujo, mientras que en la cola
subsisten miserablemente los pobres. Chris Evans será el encargado de liderar
la revolución del proletariado, avanzando entre vagones (y clases, medios y
poderes), para conquistar el motor del “sistema”. Violenta, absurda y políticamente
¿incorrecta? No dejen pasar este tren.
Mad Max: Furia en el
camino (2015)
A 30 años de la última entrega, el director George Miller
revisita su salvaje mundo arrasado por un cataclismo y dominado por la
tribalidad mecánica. Tom Hardy se calza el papel que hizo famoso a Mel Gibson y
ayudará a Furiosa (Charlize Theron) a escapar de un maníaco ejército. El film retoma
el imaginario de la famosa trilogía (en especial, el de la segunda película) y
le inyecta toda la parafernalia tecnológica actual para revivir este universo
ultraviolento, donde todo es arena, sangre y tuercas. Un reboot demencial.
Conocé a los hermanos que quieren
devolverle agresividad y mosh al
rock.
“Es como
lanzarme a la multitud: eso es lo que siento cuando tocamos”, dice Eoin (se
pronuncia “Owen”) Loveless, una de las mitades de Drenge, la última sensación
del garage británico. Escuchar Undertow, el segundo álbum que acaban de
editar, refrenda esa sensación: rock rápido y furioso que dan ganas de hacer moshing en el subte C en plena hora
pico. Estos pibes tiran a un pozo ciego el descontento de Nirvana, la desprolijidad
del primer Arctic Monkeys y bañan con mierda las melodías de The Cribs. Y de
ahí sacan una de las gratas sorpresas de este 2015 todavía chato en novedades.
Ser un grupo
de dos piezas, con Eoin (23 años) en guitarra y voz y su hermano Rory (21) en
batería, le valió comparaciones con The White Stripes, The Black Keys y hasta con
sus jóvenes compatriotas Royal Blood, pero Eoin se desmarca: “Y… no sé, creo
que las similitudes van en detrimento del disfrute. Estamos en la banda en la
que queremos estar, nos encanta tocar en vivo y tratamos de evitar hacer música
que sea, digamos, fácilmente comparable”.
El dúo viene
de Castlenton, un poblado de mil habitantes en el centro de Gran Bretaña, a
unos 30 kilómetros de Sheffield. “Cuando sos de un lugar chiquito, sentís que
te estás perdiendo toda la movida de las grandes ciudades, así que te creás la
tuya”, explica Eoin, sobre el fenómeno de artistas ingleses que emergen con
energía propia de pequeños puebluchos.
Pero el
salto a nivel nacional lo dieron gracias a un impensado escándalo político. En
julio de 2013, el laborista Tom Watson renunció a su puesto como coordinador de
campaña en una carta a Ed Miliband, jefe del partido, en la que decía: “Tratá
de ser el mejor líder que puedas, pero intentá tener un vida real también. Y si
querés ver una banda increíble, te recomiendo Drenge”. El comentario puso a los
hermanos en la primera página de los diarios, con decenas de medios y
periodistas pugnando por conocerlos. “Fue algo muy raro. Nadie sabía quiénes
éramos, lo que pasó fue muy inusual y lo sería para cualquier banda. Pero, por
suerte, no hubo nada político que nos involucrara. Él solo expresó su
descontento con el partido y terminó recomendándonos”, dice el guitarrista.
De ahí, a
las estrellas. Giras por Europa, Estados Unidos y Canadá. Tocaron en el show de
David Letterman, donde conocieron a Beyoncé, y en el programa de Jools Holland,
donde pegaron onda con Kanye West. “Conversamos sobre la agresividad en su
música y en la nuestra, sobre cómo el hip hop y el rock tienen raíces violentas
y cómo hoy todo eso se fue moderando —recuerda Eoin—. El hip hop se volvió más
suave y el rock parece menos interesante, más liviano, más fácil”.
A 35 años de la
censura a “Another Brick in the Wall”, repasamos otros temas vetados del aire.
Un 2 de mayo de 1980, “Another Brick in the Wall”, de Pink
Floyd, era prohibida en Sudáfrica tras haber sido adoptada por los jóvenes
negros como canción de protesta por la educación de segunda que recibían. La
obra de Roger Waters también fue víctima de la censura en nuestro país durante
la última dictadura. Pero la fecha no es más que una excusa para recordar otros
15 actos de imbecilidad humana contra la música.
The Kingsmen - “Louie
Louie”
La histórica
versión de la banda británica del clásico de Richard Berry merece cualquier tope
de listados de gansadas autoritarias. Fue vetada por varias estaciones de radio
y prohibida en el estado de Indiana por “obscena”, a partir del rumor de que su
cantante, Jack Ely, con su particular estilo, balbuceaba sobre un encuentro
sexual. Padres indignados llegaron a escribirle cartas
como esta a Robert F. Kennedy, por entonces Fiscal General de los Estados
Unidos, en protesta por lo que imaginaban escuchar. Todo cayó en manos del FBI
que, durante más de dos años, se dedicó a investigar la canción para saber qué
demonios decía Ely, solo para llegar a la conclusión de que fueron “incapaces
de interpretar cualquier palabra de la grabación” y que era “ininteligible a
cualquier velocidad”, por lo cual desestimaron el caso. Parece que los agentes no
pudieron ver que Ely, además de una dicción “somnolienta”, en ese momento usaba
aparatos en los dientes.
Frankie Goes to Hollywood – “Relax”
La letra de este clásico de los 80 fue considerada ofensiva
por la BBC, por sus referencias al orgasmo (“Relax don't do it, when you want
to come”). El DJ de Radio One, Mike Read, llegó a romper el disco al aire y se
negó a pasarlo en su repaso del Top 40. El incidente no hizo más que
multiplicar las ventas del single,
que fue número uno durante más de un mes.
Dire Straits –
“Money for Nothing”
En 2011, el
Broadcast Standards Council de Canadá consideró el hit de 1985 “inapropiado
para la difusión”, ya que Mark Knopfler menciona la palabra faggot (“maricón”, en inglés), lo cual
viola su código de ética. Parece que los canadienses tardan 26 años en
ofenderse. La decisión se revisó meses más tarde, y se les dio a las estaciones
de radio y TV la libertad de decidir transmitirla.
The Kinks – “Lola”
Las autoridades de la BBC no son tan conservadoras
como se podría pensar. Por ejemplo, el problema con este clásico de 1970 no era
que Ray Davies relatara, supuestamente, una noche de amor con un travesti, sino
la mención a la marca “Coca-Cola”. La banda estaba de gira por los Estados
Unidos cuando se enteraron de esta decisión, que podía complicar el lanzamiento
del single, lo que obligó al cantante
a tomar un avión de vuelta a Londres para poder regrabar la pista y reemplazar las
palabras por “Cherry Cola”.
Sex Pistols – “God
Save the Queen”
Justo para
el 25.o aniversario del ascenso al trono de la reina Isabel, los
reyes del escándalo tomaron el título del himno del Reino Unido para un explosivo
punk que trata a la monarquía de régimen fascista. Encima, la portada del single “profana” la imagen de la
coronada. Obvio, la BBC y la Independent Broadcasting Authority (el ente
regulador de allá) le bajaron el pulgar.
The Rolling
Stones – “Let’s Spend the
Night Together”
El éxito de sus majestades
satánicas no sufrió ninguna veda en el éter, pero fue objeto de disputa en
una de las anécdotas más famosas del rock. La banda se presentó el 15 de enero
de 1967 en el popular programa de televisión de Ed Sullivan, quien les exigió
que cambiarán la letra por “let’s spend some time together”, en un intento de
atenuar el sentido sexual de la propuesta. Aceptaron a regañadientes, pero
durante el show Mick Jagger se la
pasó revoleando los ojitos cada vez que cantaba la frase. Cuenta la leyenda
que, después de esa performance, los Stones intentaron volver al escenario
vestidos con uniformes nazis, lo que provocó que Sullivan los echara del
estudio. Ese mismo año, el host
también le demandó a The Doors que modifique la alusión a drogarse en “Light My
Fire”, pero Jim Morrison terminó
cantando al aire la letra original.
The Beatles – “Lucy in the Sky with Diamonds”
¿Está hablando o no
de la droga? John Lennon siempre dijo que la canción estaba inspirada en un
dibujo que su hijo Julian trajo del colegio (incluso Lucy era una compañerita
de clase) y que las iniciales LSD eran una mera coincidencia. No importó: la
BBC, por las dudas, la suprimió del aire. El tema volvió a estar involucrado en
la polémica después de los atentados del 11 de septiembre de 2001,
cuando la red de radios Clear Channel Communications lo habría incluido en una
supuesta lista de más de 150 canciones con letras “cuestionables” y “sensibles”
para aquel momento.
Pescado Rabioso – “Me
gusta ese tajo”
El blues carnal entonado por Luis Alberto Spinetta fue uno
de los centenares de víctimas del COMFER durante la Dictadura. El nefasto
organismo hizo callar numerosas canciones por su “connotación sexual”, como por ejemplo “Da Ya Think I'm Sexy?”, del depravado
Rod Stewart; “Get Down, Make
Love”; de los enfermos homosexuales de
Queen; “Tú Quieres, Yo Quiero”, del terrorista
de púberes Cacho Castaña; y “Amor libre”, de ese hippie comunista
llamado Camilo Sesto.
MC5 – “Kick Out the Jams”
“Right now, it’s
time to kick out the jams, motherfuckers!” fue el grito de batalla con el que
los protopunks de Michigan abrieron su éxito de 1969. La frase, además, también
estaba impresa en el interior de la cubierta del álbum en su primera tirada, lo
cual espantó a los directivos del sello Elektra. El disco fue retirado de la
venta y reemplazado por dos ediciones: una censuraba tanto la portada como el
audio, y otra solo la tapa. Así todo, la cadena comercial Hudson’s se negó a
comercializar el álbum y todos los lanzamientos de esa discográfica. La banda,
en represalia, pautó avisos en los diarios que tenían la foto de su vocalista, Rob
Tyner, con el texto “Fuck Hudson’s”. Finalmente, el sello terminó echando al
grupo para evitar pérdidas comerciales. La canción se convirtió en un clásico
versionado por decenas de artistas, y la polémica frase puede escucharse
sampleada por The KLF, en su hit de 1991 “What Time is Love?” (que no fue
censurado).
Rage Against The Machine – “Killing in the Name”
Hablando de puteadas, en esta
venenosa crítica hacia el racismo y la brutalidad policial, Zack de la Rocha se
manda 17 “fucks” en cinco minutos, además del famoso final in your face: "Fuck you, I won't do
what you tell me". La versión original fue levantada de radios y cadenas
de TV, pero todavía muchos recuerdan el episodio en la BBC Radio 1, cuando su
DJ, Bruno Brookes, la pasó al aire en su recuento del Top 40 ¿por accidente? La
canción volvió a ganar fama en 2009, cuando se creó una campaña en Facebook
para que la gente comprara el single y
evitara que el ganador de ese año de The
X-Factor se quedara con el primer puesto de ventas en Navidad. La movida (apoyada
por muchos músicos, inclusive miembros de Rage Against The Machine y hasta
exparticipantes del programa) fue un éxito.
The Who - "My Generation"
En 1965, hubo toda una generación de padres a las que se les
paró el corazón por dos segundos cuando escucharon a Roger Daltrey decir “Why don't you
all fff... fade away!". Los malpensados esperaban otra palabra, pero el
tartamudeo más amenazante del rock no fue más que una casualidad. Según su
productor, Shel Talmy, el cantante estaba muy nervioso durante la grabación y se
trabó porque no entendía la letra escrita por Pete Townshend. A todos les
pareció cool el accidente y lo
repitieron lo largo del tema. Poco importó esto, ya que la BBC lo sacó del aire
por considerarlo ofensivo hacia las personas con dificultades para hablar.
Donna Summer – “Love to Love You Baby”
Este himno a la sensualidad de la cantante de Boston y
Giorgio Moroder fue un hit menor en
Europa. Pero, meses más tarde, el single
llegó a Estados Unidos a manos del presidente de Casablanca Records, quien le
encargó al productor italiano una versión más larga. Así, Summer volvió al
estudio y grabó la mejor colección de gemidos y orgasmos fingidos que puedas escuchar
en 17 lujuriosos minutos. Radios de ambos lados del Atlántico (incluida las
argentinas) le pusieron un cinturón de castidad, pero eso no impidió que Summer
fuera nombrada la “Primera dama del amor” y, poco después, coronada como la
“Reina del disco”.
León Gieco – “El fantasma de
Canterville”
Charly García la compuso en 1976 para el
álbum de PorSuiGieco, pero la Dictadura los obligó a sacarla y la reemplazaron con
“Antes de gira”. Así todo, la primera tirada de ejemplares conservó el tema
original. Ese mismo año, Gieco la incluyó en su tercer disco, pero se vio forzado a cambiarle la letra. Así, “si
pudiera matarlos” pasó a ser “si pudiera odiarlos”, la frase “siempre fui un
tonto que creyó en la legalidad” se convirtió en “siempre fui un tonto que
creyó en la humanidad” y “he muerto muchas veces acribillado en la ciudad” se
transformó en “he muerto muchas veces rodando sobre la ciudad”. El COMFER
objetó la mayoría de las canciones del álbum y hasta prohibió publicar “Canción
de amor para Francisca”, “La historia esta” y “Tema de los mosquitos”, que el
músico logró incluir en su siguiente trabajo.
The Bangles – “Walk Like an
Egyptian”
Uno de los tres hitazos que las muchachas de California
tuvieron en los 80 (¿pueden recordar los otros dos sin googlear?) fue una de
las muchas canciones que desaparecieron del aire cuando estalló la Guerra del
Golfo, para “no dañar susceptibilidades”.
John Lennon – “Imagine”
El conflicto del Golfo
Pérsico bombardeó las pocas neuronas que quedaban en los directivos de la BBC, quienes
durante ese período crearon una “lista negra” de canciones inapropiadas. Incluyeron
cualquier cosa que tuviera una mínima asociación con la guerra y las armas,
como “Brothers in Arms”, de Dire Straits; “In the Army Now”, de Status Quo; y
“Atomic”, de Blondie. Pero el colmo es que la lista menciona los dos himnos
populares más asociados a la paz universal: “Give Peace a Chance” e “Imagine”. La
estupidez no hace distinciones.
Periodista, conductor y productor, especializado en espectáculos y cultura digital (música, cine, TV, tecnología, libros y tendencias).
Trabajé para más de 25 medios de Argentina y Latinoamérica, entre ellos TN.com.ar, FM 100, Rolling Stone, FM Rock & Pop, La Nación, Quiero Música TV, Radio Con Vos 89.9, Página/12, FM ESPN, Radio Nacional, El Cronista, PC Magazine, Brando, Apertura, 10Musica.com, Nacional Rock 93.7, IT NOW (Centroamérica), La Segunda (Chile), El Tiempo (Colombia), Open (México), Nación (Costa Rica) y más. Escribí el libro "LOSERS - Historias de famosos perdedores del rock", lanzado por Ediciones B (Penguin Random House - 2018).
Contacto: mpoter@gmail.com