jueves, 22 de agosto de 2013

Cine: Crítica de "Jobs", biopic de Steve Jobs




En Negro Positivo, por FM ESPN 107.9, comentamos el film que pone a Ashton Kutcher en la piel del cofundador y líder de Apple.


martes, 20 de agosto de 2013

Libros: "Argentina Zombie: Historia oculta de la Patria" - Entrevista con Luciano Saracino





¿San Martín mordido por un zombie? ¿Muertos vivos que pelearon en la invasiones inglesas? ¿Fue la "Difunta Correa", en realidad, una zombie? ¿El Himno Nacional Argentino hace explícita referencia a la epidemia zombie que castigó estas tierras? En "Bebe va de 10", hablamos con Luciano Saracino, el autor de "Argentina Zombie", libro que reimagina y reinterpreta mitos, leyendas y episodios de la historia argentina con muertos vivos. 

jueves, 15 de agosto de 2013

miércoles, 14 de agosto de 2013

The Beatles en el Shea Stadium: twist y muchos gritos

Un día como hoy, pero de 1965, la histeria llegaba a los estadios. Los Fab Four dieron su legendario show en el recinto de Nueva York y nadie, ni grupo ni público, escuchó nada.



Quizás no haya una mejor postal de la beatlemanía que la que se vio el 15 de agosto de 1965, cuando los fabulosos cuatro pisaron el Shea Stadium de Nueva York y el sonido de una banda quedó enmudecido por el grito de toda una generación.

El ahora mítico concierto fue el primero de los diez shows programados para el segundo tour de los Bealtes por Norteamérica y quedó en la historia como precursor de los recitales de la era moderna. Era la primera vez que un grupo tocaba en un estadio deportivo, por entonces hogar del equipo de baseball New York Mets.

El cuarteto se presentó en un pequeño escenario, ubicado en la segunda base del campo de juego, ante 55.600 espectadores alojados, exclusivamente, en las plateas. Sería un récord de audiencia durante ocho años, hasta que, el 5 de mayo de 1973, Led Zeppelin congregó 56.800 personas en el Tampa Stadium.

Fueron 30 minutos y 12 canciones, entre ellas “Twist and Shout”, “Ticket to Ride”, “Can't Buy Me Love” y un cierre con “I’m Down”, con John Lennon a los codazos sobre el órgano. Mientras, unos dos mil policías y guardias trataban de controlar la histeria y corrían a los fans que se colaban al campo. Pero poco importaron el setlist, la organización o los nuevos amplificadores de 100 watts que la empresa Vox fabricó especialmente para esta gira de los Beatles. El ensordecedor griterío adolescente, sumado a la distancia entre el escenario y el público, hicieron de aquel el primer show de noise rock.

Un periodista le preguntó más tarde a Lennon si no les molestaba no poder escuchar lo que cantaban. “No, no nos importa. Tenemos los discos en casa”, bromeó el músico.

El grupo embolsó la mitad de los 304.000 dólares que recaudó el concierto (cuyas entradas se vendieron a un valor promedio de ¡cinco dólares!) y continuó de gira por Canadá y luego otras ciudades de Estados Unidos.

Toda la locura de aquella presentación quedó registrada en el film The Beatles at Shea Stadium, producido por Ed Sullivan y difundido por la BBC en marzo de 1966. Claro que no sería un documental del todo “verídico”, ya que gran parte del sonido fue regrabado y el audio de algunas canciones corresponde, en realidad, a otros conciertos.

John, Paul, George y Ringo volverían al Shea Stadium un año más tarde, el 23 de agosto de 1966, con un concierto menos memorable y multitudinario, aunque más redituable. Se vendieron 11.000 entradas menos, pero el cuarteto embolsó más plata: 186.000 billetes.

La relación de la banda con aquel estadio de la Gran Manzana concluyó el 18 de julio de 2008, cuando Paul McCartney cerró, como invitado especial, un recital de Billy Joel, tocando “Let It Be”. Meses más tarde, el lugar fue demolido para hacer un estacionamiento. Sería un Beatle el que se quedó, también, con el último estruendo que se escuchó en la historia del Shea Stadium.

Comentario en FM ESPN





The Beatles at Shea Stadium, completo


viernes, 9 de agosto de 2013

Entrevista a Little Boots: a mover los piecitos

Antes de su segundo arribo a Buenos Aires en nueve meses, la revelación del dance-pop británico habla de su nuevo álbum, recomienda boliches en Inglaterra y apps para el iPad.



La música y los escenarios acompañan a Victoria Hesketh desde chiquita, cuando sus padres la llevaban a clases de danza. “Era verdaderamente mala, pero había un tipo que solía tocar el piano durante las lecciones y recuerdo que, al mirarlo, pensé que eso era lo mío”, revela. Tanto fue así que a los seis ya tocaba el piano, luego la flauta, el arpa, era miembro del coro escolar y a los trece ya componía sus propias canciones.
Probó suerte al intentar concursar en el reality Pop Idol, pero quedó eliminada, y se pagó los estudios universitarios cantando covers de Norah Jones en hoteles.  
Con dos compañeras de curso, formó la banda electropunk Dead Disco. Lanzaron cuatro singles y, justo cuando empezaban a lograr cierta atención, Hesketh dejó el trío para iniciar una carrera en el pop bailable bajo el seudónimo de Little Boots.
El éxito llegaría en 2009 con Hands, un debut a puro dance azucarado que alcanzó el quinto puesto del ranking británico y ubicó a Little Boots como la nota “indie” entre Lady Gaga, Kylie Minogue y Sophie Ellis-Bextor.
La estela de aquel álbum la trajo a Buenos Aires en diciembre como parte del line up del Personal Fest 2012. “Nos quedamos toda una semana y la pasamos bárbaro. La ciudad tiene una atmósfera genial y fue uno de mis lugares favoritos de la gira”, elogia. Ahora, regresa para presentar su reciente trabajo, Nocturne, el próximo 31 de agosto en Niceto Club.
  
Pasaron casi cuatro años entre un disco y otro, lo cual puede ser una eternidad para un artista nuevo. ¿Por qué? 
Tardé en encontrar el sonido y la dirección para el nuevo álbum. Tuvo mucho de prueba y error, y me pasé bastante tiempo girando por el mundo, así que era difícil escribir. También hubo varios problemas relacionados con el sello y la logística que insumieron tiempo y fueron muy frustrantes.  

¿Qué buscaste en Nocturne a diferencia de Hands? Da la sensación de que haber trabajado con Tim Goldsworthy como único productor le dio más unidad al disco.
Definitivamente, fue una decisión consciente la de colaborar con una sola persona en un sonido de producción y una atmósfera cohesivos para el álbum. En retrospectiva, esa es una de mis principales críticas hacia Hands.

Muchos dicen que el dance-pop está anclado en un sonido “genérico”, que hay muchos artistas nuevos, pero poca inventiva. ¿Cómo ves la escena hoy?
Creo que es justo decir que mucho del género que se pasa en la radio es muy poco original y todos parecen copiarse mutuamente para lograr hits, pero eso no quita que haya cosas novedosas.  

¿Te molesta el mote de “disco diva” que parte de la prensa te dio?
Me gusta que se me conecte con el disco, ¡pero la parte de “diva” no tanto! Soy una persona que tiene los pies sobre la tierra, aunque me parece que ser un poco diva sobre el escenario está bueno y me gusta que las cosas sean brillantes y glamorosas. 

Tocás el Tenori-On, el Stylophone y pareces una chica techie. ¿Qué hay del iPad? ¿Lo usás para hacer música? ¿Cuáles son tus apps favoritas?  
Juego con el iPad, pero prefiero los equipos físicos, como pequeños teclados y secuenciadores. La app del Korg iMS-20 está bárbara y la de Fairlight y Tenori-On también. Además, uso mucho Shazam para encontrar nuevas melodías para mis sets de DJ.

¿Cuál fue el lugar más extraño en donde tocaste y por qué? 
Hace poco hicimos un show silencioso dentro de una caja de vidrio.  El público tenía que usar auriculares para escucharnos. ¡Fue muy raro!  

¿Qué tres boliches no deberíamos dejar de visitar en Gran Bretaña? 
La verdad, no me gusta ir a lugares grandes y de moda. Prefiero los más chicos, íntimos. Visions, un videobar de Dalston, es uno de mis favoritos de Londres.  XOYO también está bueno y The Warehouse Project, en Manchester, tiene algunas de las noches más geniales del país.

Una duda final que nos carcome: si abrimos tu placard, ¿podemos morir sepultados por miles de zapatitos? 
¡Ja, ja! Sí, definitivamente, tengo muchos, MUCHOS, zapatos. No tantas botas, más que nada tacos altos. ¡Y también un montón de cosas brillosas con lentejuelas!  




Little Boots – “Broken Record”

jueves, 8 de agosto de 2013

martes, 6 de agosto de 2013

Grandes escenas musicales de Almodóvar

El estreno de Los amantes pasajeros nos puso a recordar esos momentos en los que el universo Almodóvar explota por los ojos y oídos.



5.  Los amantes pasajeros (2013)
Con una habilidad tarantinesca para dar nueva vida y sentido a canciones olvidadas, el español recupera “I’m So Excited” (The Pointer Sisters) del arcón más cursi de los 80 y la pone en el cielo. Una máscara de oxígeno para Miranda!, que se nos ahogan de envidia.



4. Entre tinieblas (1983)
Será una de las películas más olvidadas y criticadas de Almodóvar, pero tiene una escena impagable: los sentimientos de la Madre Superiora (Julieta Serrano) y la refugiada drogadicta Yolanda (Cristina Sánchez Pascual), unidos por el bolero “Encadenados”, de Lucho Gatica. It’s a sin!




3. Volver (2006)
Estrella Morente flamenquea el tango de Alfredo Le Pera y Almodóvar la milli-vanillea con Penélope Cruz. ¿Quién dijo que un playback no puede ser conmovedor?



2. Átame (1990)
“En mi familia ha habido de todo, menos ladrones”, le advierte Lola a Ricky, el loco, chorro, secuestrador y nuevo amor de su hermana ex drogadicta y pornostar, antes de que los tres conduzcan hacia un reconciliado nuevo horizonte. Un final que hizo de “Resistiré”, por El Dúo Dinámico, el himno del aguante a la familia disfuncional.



1. Tacones lejanos (1991)
¡Qué dilema almodovariano! ¿Bibi Andersen encabezando una coreografía merengue de presidiarias? ¿O Miguel Bosé travestido como Femme Letal, imitadora de Becky del Páramo? Un film que nos obliga a decir, sin melodramas: los dos a la final.



jueves, 1 de agosto de 2013

Cine: críticas de "RED 2" y "Vino para robar" - FM ESPN 107.9






En "Bebe va de 10", comentamos dos comedias con dosis de acción y policial: la explosiva secuela de gran elenco encabezado por Bruce Willis, y el film argentino estelarizado por Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli.