sábado, 18 de junio de 2011

Pacific!: mitología y ballet en clave electro-pop

El dúo sueco presentará en Buenos Aires Narcissus, disco sobre el mito griego de Eco y Narciso concebido como banda de sonido para danza contemporánea. ¡¿Queeé?! Uno de sus integrantes lo explica, aunque promete un show de “rock and roll electrónico”.



Suecia tiene uno de los estándares de vida más altos del mundo, los autos más seguros, los muebles más cool y fáciles de armar, el premio más prestigioso. Pero, en realidad, hay dos motivos principales para vivir allá: las mujeres y la música. Bueno, más bien las blondas diosas del hielo son una excusa para ir, y la música una razón para quedarse. La calidad artística del país escandinavo en el rubro es tal que se ufana de ser el tercer exportador de música en el globo, después de Estados Unidos y el Reino Unido, con ingresos por más de 800 millones de dólares, según información del propio consulado.
El dato cobra realidad cuando uno repasa referentes históricos obligados como ABBA o Roxette, y otros más actuales, como José González, The Sounds, El Perro del Mar, Lonely Dear, Covenant, Robyn, The Knife, The Hives, Opeth, Jay-Jay Johanson, Mando Diao, Miike Snow, The Field, The Radio Dept., Lykke Li y Wildbirds & Peacedrums, entre decenas de otras propuestas de alta calidad en rock, pop, folk, electrónica, metal y jazz.
A este contingente de bienes de exportación podemos sumar Pacific!, dúo electro-pop oriundo de Gotemburgo formado por Björn Synneby y Daniel Hogberg, que quizás varios en nuestro país escucharon por primera vez gracias a este tweet de Gustavo Cerati.
Luego de Reveries (2008), un disco de dulces canciones cocinadas al fulgor de Beach Boys y Air, la banda lanzó Narcissus (2010), obra conceptual inspirada en el mito griego de Eco y Narciso y concebida como banda de sonido para un ballet contemporáneo, que funde a Electric Light Orchestra con el retrofuturismo de Daft Punk y la fantasía new-age de Jean-Michel Jarré. ¡Guauu! Sueña tan pretencioso como cursi, pero mejor dejemos que Synneby nos cuente de qué se trata Pacific! antes de que lleguen a Buenos Aires el próximo 21 junio para presentarse en Niceto Club.


Es la primera visita al país y sus discos no están editados acá. ¿Cómo describirías Pacific! al público argentino?
Estamos en Gotemburgo, cerca del puerto, es junio y estoy dejándome llevar y soñando con lo que pasa en lugares que están del otro lado del océano. No sé: somos un poco románticos, nos gusta mucho estar en el estudio y crear canciones que nos dejen contentos. Electro-pop soñador: esa es una manera de explicar lo que hacemos.

Se los identifica con un sonido entre The Beach Boys, Air y Daft Punk. ¿Reconocen esas influencias o más bien se asocian con otros artistas?
No, tenés toda la razón. Nos identificamos completamente con Air, porque es una de nuestras bandas favoritas. Nos gusta mucho la banda de sonido de Las vírgenes suicidas. Nos encanta Daft Punk y el álbum Discovery. Y, por supuesto, tenemos la influencia de los Beach Boys.

Cruzar mitología griega, ballet y música electrónica sueña tan interesante como arriesgado ¿Cómo surge la idea de Narcissus y cómo fue el trabajo de conjugar una historia clásica con música pop y ballet?
Encontramos este mito griego que tiene un final hermoso, oscuro y dijimos “¡dale, hagamos un ballet!". Pensamos que iba a ser pan comido, pero fue bastante arduo, la verdad, porque teníamos que combinar el arte con el pop electrónico y la danza moderna. Fuimos ingenuos (y lo seguimos siendo, por supuesto), pero aprendimos un montón.

¿El show en nuestro país incluirá la performance de danza?
No, vamos a tocar la mayoría de nuestro trabajo, pero va a ser un recital de rock and roll electrónico, no uno de ballet.

Pacific! tiene apenas dos trabajos y uno ya es un álbum conceptual. ¿Qué podemos esperar para el tercero? ¿Una ópera-rock?
¡No: un disco de country! ¡Ja! Lo más probable es que sea un lindo álbum bolichero, más “clubby” que los discos dance que podés encontrar en los pubs, creo.

¿Es verdad que hay pica entre las bandas de Gotemburgo y Estocolmo?
Mmmh… Puede ser… No entre las bandas, pero tal vez hay algunas diferencias culturales, las que siempre existen entre ciudades grandes y chicas. Acá, en Gotemburgo, tenés más tiempo para hacer buena música. En Estocolmo llevan una vida más rápida, agresiva y creo que eso puede escucharse también.

Dale, no seas tan diplomático. ¿Quién tiene las mejores bandas?
Es muy fácil para mí decirlo: Gotemburgo. Hay un buen grupo de Estocolmo que se llama Dungen. Y, claro, ellos tienen a Robyn también, pero no puedo decir que me gusta.

Cuando uno repasa nombres, se queda sorprendido por la calidad de los artistas suecos. ¿Acaso hay mala música allá?
Je, je. Artistas como José González y El Perro del Mar (N del R: quien colabora en el disco Narcissus) son de nuestra ciudad. Se podría decir que sentimos la influencia del mismo estilo de vida. Quizás es la vida de Gotemburgo lo que hace que haya buena música. Qué sé yo: en una de esas es el aire o algo que tiene el agua de acá.

Pacific! – “Unspoken” (feat. El Perro Del Mar)




Pacific! – “King Of The Night” (live ballet performance)



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viernes, 17 de junio de 2011

Lo mejor de Philip K. Dick en el cine

Hoy se estrena Los agentes del destino, otra de las muchas obras del gran maestro de la ciencia ficción que se adaptaron a la pantalla grande y que aquí destacamos.


“Soy un filósofo ficcionalizador, no un novelista; empleo mi habilidad para narrar historias como un medio para formular mi percepción”, escribió alguna vez Philip K. Dick en su diario. Y la percepción que Dick tuvo del mundo (o de los mundos) fue muy particular: autoritario, tóxico, hipervigilado, con una difusa frontera entre lo real y lo imaginario. Allí donde la ciencia ficción más "tradicional" de Isaac Asimov y Arthur C. Clarke construyó un futuro iluminado y esperanzador, Dick diseñó distopías, cuestionó autoridades, reescribió el pasado, alteró conciencias, tejió conspiraciones, criticó corporativismos y sumergió cualquier creencia en una adicción a la duda, incluso al borde de una sobredosis de esquizofrenia. Al sci-fi clásico, Dick trajo el rock, abriendo las puertas a una nueva percepción del género y de la realidad.
Como todo genio, tuvo una vida pobre y murió demasiado joven. Fue un bebé prematuro y perdió a su hermana gemela de pequeño. Sufrió la adicción a diversas sustancias y alegaba tener visiones místicas, que llegó a atribuir al contacto con una inteligencia divina. Se casó y se divorció cinco veces, nunca tuvo un mango, cobraba miserias por sus textos y, por eso, trabajó como una máquina: dejó más de 150 obras, entre novelas y cuentos cortos. Tuvo tanta mala leche que su cuerpo dijo basta a los 53 años, tan solo tres meses antes del estreno del primer film basado en uno de sus trabajos (Blade Runner, inspirado en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) y de poder disfrutar de la fama y masividad que, luego, ganarían sus relatos.
Más de diez de sus textos se llevaron a la pantalla grande, de mejor o peor manera. Hoy se estrena el ¿thriller romántico? Los agentes del destino (a cargo de George Nolfi, mismo autor de La nueva gran estafa y Bourne: el ultimátum, y basado en el cuento “Adjustment Team”). Y pronto veremos las adaptaciones de sus dos obras más emblemáticas: El hombre en el castillo, en formato miniserie para la BBC con la producción de Ridley Scott; y Ubik, en largometraje con la dirección de Michel Gondry.
A continuación, una selección de las mejores películas inspiradas en su prosa. Pero claro, esto, como todo lo relacionado con Dick, es también una cuestión de percepción.

1. Blade Runner (1982)
La película que más influenció al sci-fi después de 2001: Odisea del Espacio es este policial negro con el que Ridley Scott redefinió la manera de imaginar el futuro: El mundo como un bazar urbano interminable, multiétnico, superpoblado, contaminado y revestido en cuero (sintético), piel y metal, silicio y neón, donde tecnología y decadencia son lo mismo y en el que la idea de ser humano parece tan confusa como la distinción entre hombre y androide. Blade Runner es, quizás, el primer art-film de ciencia ficción de la historia. Incomprendido en su momento por el público, la crítica y hasta el mismo estudio cinematográfico, fue una decepción en la taquilla, en parte por su tono sombrío y psicológico, y porque su estreno fue casi coincidente con otras cintas más “populares” del mismo género, como E.T., Tron y El enigma de otro mundo. Terry Rawlings, supervisor de edición del film, quizás dio la mejor explicación para ese “fracaso”: “Blade Runner fue un estudio sobre el futuro y, en aquel entonces, nadie quería ver un mañana como el que el film predecía”. Veinticinco años más tarde, gracias al VHS primero y el DVD después, podemos volver a ese futuro de culto, maravillarnos con su romántica decrepitud y seguir con la duda existencial: ¿Es Rick Deckard (Harrison Ford) un replicante?



2. Minority Report: Sentencia Previa (2002)
Tom Cruise es el jefe de la unidad PreCrimen de la policía, un equipo especial que, gracias a tres seres con capacidades precognitivas, puede apresar a personas antes de que cometan un crimen. Pero una trampa lo muestra como futuro asesino y se convierte en prófugo de un delito que nunca estuvo por cometer.
Steven Spielberg se tomó muchas licencias al llevar a la pantalla el cuento original y creó un thriller policial con fascinantes componentes estéticos de anticipación, muchos de los cuales hoy son casi realidad (como los avisos publicitarios que interactúan con los transeúntes, o las computadoras que se operan con ademanes). Debajo de tanto chiche, subyace uno de los dilemas favoritos de Dick: la posibilidad del libre albedrío en una realidad que parece predeterminada por otros (tema que también es leitmotiv de Los agentes del destino).



3. El vengador del futuro (1990)
La primera adaptación de Dick al cine fue un decepción comercial, pero la segunda fue un blockbuster dirigido por Paul Verhoeven y protagonizado por Arnold Schwarzenegger como un obrero de la construcción terrestre que resulta ser un luchador por la independencia (y terraformación) marciana. En el medio de todo esto, aparecen la clásicas obsesiones philipdickianas: corporaciones que manipulan mentes, implantes para la vigilancia, dualidad de la personalidad y confusión entre fantasía y realidad. Son parte de esta revolución extraterrestre una ascendente Sharon Stone (que, dos años más tarde, haría la abertura de gambas más famosa de la historia en Bajos Instintos), y ese ENORME actor menor que tiene el sci-fi: Michael Ironside.



4. Una mirada a la oscuridad (2006)
El director Richard Linklater ya había empleado la técnica de rotoscopiado (dibujo sobre la imagen previamente filmada) para la onírica Despertando a la vida, y acá vuelve a utilizarla para sumergirnos en la intoxicada “realidad” de Bob Arctor (Keanu Reeves), un policía de narcóticos encubierto que, por la adicción a la poderosasustancia D, pierde la noción de su personalidad. Una injustamente poco reconocida adaptación del relato A Scanner Darkly, con un imperdible Robert Downey Jr. que hasta cuando está dibujado actúa bien.



5. El pago (2003)
Detesto el cine de John Woo (su supuesta poesía de la violencia me parece de lo más grasa) y menos lo banco Ben Affleck como actor (#listolodije), pero este es uno de los casos donde la historia está por encima de cualquier nombre: un genio que es contratado por grandes corporaciones para realizar ingeniería inversa sobre productos de la competencia y que, luego de cada labor, borra su memoria para proteger los secretos industriales de sus clientes. Hasta que un día, luego de un trabajo que le prometía millones, lo recontragarcan y debe volver a recordar todo para desentrañar el engaño. Una gran idea que no está muy bien aprovechada, pero eso no impide disfrutar de un Dick en su salsa: conspiraciones industriales, manipulación cerebral, paranoias varias y, en medio de eso, un hombre en lucha. Lástima las palomas de Woo que, cuándo no, cagan todo.



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sábado, 11 de junio de 2011

Bebe va de 10 - Novedades de la e3 2011

Columna del programa "Bebe va de 10", de FM ESPN 107.9, del día 7/06, donde comenzamos hablando sobre la consola Sony PlayStation Vita, los nuevos juegos para Kinect y otras novedades de la E3 2011, pero terminamos en los viejos fichines y otros desvaríos.

Videojuegos: lo mejor de la E3 2011

Un resumen con lo más destacado de la Electronic Entertaiment Expo (E3), la feria anual más importante del mundo de la industria gamer. Consolas, tiros, líos, fantasía y mucha sangre.



1. Nintendo Wii U
Desde su lanzamiento, allá por finales de 2006, Wii cambió la forma de jugar y ahora su sucesora apunta a que el entretenimiento sea non-stop. La estrella es su nuevo control, equipado con una pantalla táctil de 6 pulgadas, que sirve tanto de mando como de consola portátil. Si se está disfrutando de un juego en la TV, uno puede cambiar en un clic y continuarlo en el control, o bien este puede ser un complemento de ciertos elementos del juego que no son mostrados por la pantalla convencional, como un mapa, un arma o ser la pelotita virtual en un partido de golf. También puede usarse como una tablet PC para dibujar, hacer videoconferencias, navegar la web y hasta compartir fotos y videos entre el control y la televisión.
La posibilidades parecen infinitas y ahora solo resta ver si los desarrolladores de videojuegos se dejan tentar por las funcionalidades que ofrece este nuevo equipo para la creación de títulos más potentes y ambiciosos que los que la plataforma Wii ofrece en la actualidad (muy basada en juegos familiares, infantiles o “refritos” de sagas históricas, como la ya quichicientas versiones de Super Mario BROS.).
Habrá que esperar hasta nuestro otoño de 2012, pero mientras tanto podemos babearnos con este video que explica todo mejor que yo.




2. Sony PlayStation Vita
El otro chiche destacado de la expo fue la nueva consola portátil de Sony, que necesitaba mostrar algo que alejara la atención del escandaloso “PSNetwork-gate”, el hackeo que tumbó el servicio por semanas y comprometió la información personal de más de 70 millones de usuarios.
La sucesora de la PSP es un lindo fierrito para el entretenimiento móvil: pantalla táctil de 5” OLED, multi-touch trasero, dos sticks (como los del tradicional joystick de la PlayStation), procesador de cuatro núcleos, doble cámara, GPS, detector de movimiento y Bluetooth, en modelos Wi-Fi (US$ 249) o Wi-Fi y 3G (US$ 299). Características muy superiores en precio y performance a su rival directo: la Nintendo 3DS.
El otro hardware destacado que presentó la firma nipona fue el PlayStation 3D Display, un televisor LCD full HD de 24 pulgadas especialmente diseñado para disfrutar de juegos en tres dimensiones de PlayStation 3 (US$ 499, en Estados Unidos).




3. Más juegos para Kinect
Microsoft no trajo grandes novedades a esta edición de la E3. Los creadores de Windows sumaron funcionalidades de TV online a la Xbox y ponen las fichas a seguir consolidando Kinect (el sensor de movimiento que elimina el joystick al detectar y reconocer gestos y posturas) con el agregado de más juegos compatibles (algo que estaba faltando): Call of Duty Modern Warfare 3, Kinect Sports 2, Star Wars, Mass Effect 3, FIFA 12, Ghost Recon: Future Solider, Forza Motorsport 4 y ¡el regreso de Tomb Raider! Lara Croft, la chica con la que todo nerd se ha masturbado alguna vez, renace con una historia de supervivencia bastante oscura y creepy. El demo que se puede ver me recuerda mucho a la película El descenso.




4. Zelda y Halo cumplen años
A diferencia de lo que muchos piensan, el gamer promedio no es un niño ni un adolescente: más bien es un boludo de 30 años. Por eso no es de extrañar que las franquicias más exitosas sean la de juegos “clásicos” como Mario, Metroid y The Legend of Zelda, que acaba de cumplir 25 años y Nintendo lo celebra a pura orquesta con el lanzamiento de dos bandas de sonidos en CD y cuatro juegos: Link's Awakening (para 3DS), Four Swords (para descargar gratis vía DSi Ware), Ocarina of Time 3D, que saldrá a la venta en los próximos días, y Skyward Sword (para Wii).
El otro cumpleañero es más jovencito: Halo, título al que Microsoft debería rezarle todos los días porque hizo que muchos se compraran una Xbox solo para poder jugarlo, y que llegó a los diez añitos. Hay festejo con doblete: lanzamiento de una remake con gráficos HD y nuevas funcionalidades de Combat Evolved (la primera entrega, disponible a partir de noviembre) y el esperado Halo 4, para fines de 2012 (miren el trailer de lo que se viene).




5. ¡Saaaangreeee!
Como buen simpatizante de la violencia en los videojuegos, no puedo más que alegrarme de la cantidad de títulos para reventar gente, bichos y diversos objetos inflamables: Gears of War 3, Battlefield 3, Call of Duty: Modern Warfare 3, Brothers in Arms Furious 4, Assassin's Creed: Revelations, Mass Effect 3, Far Cry 3, Dark Souls, Uncharted 3. ¿Algo más? Ah, sí, mis dos favoritos:
Batman: Arkham City




BioShock Infinite



Bonus

6. ¡Chupala, Guitar Hero!
Ya comentamos que Guitar Hero es una franquicia en vías de extinción (y Rock Band no parece tener mucho futuro tampoco). Pero los fanáticos de los music-games estarán más que entusiasmados con la llegada de Rocksmith, de Ubisoft, que permite conectar una guitarra de verdad a la consola y tocar con mayor realismo temas de Rolling Stone, The Black Eyed Peas, The White Stripes y otros. Podés enchufar tu propio instrumento a la consola mediante un cable USB o bien comprar el juego en bundle con la edición especial de una Epiphone Les Paul Junior, por US$ 200, en Estados Unidos. Suena mucho mejor que andar apretando botoncitos en un juguete con forma de viola, ¿no?

viernes, 3 de junio de 2011

Entrevista a Tim Hoey, de Cut Copy


El cuarteto australiano trae su dance rock a Buenos Aires, pero antes su guitarrista nos cuenta de dónde salió tanto tecno en las tierras de AC/DC.



Canguros, ornitorrincos, koalas, Mel Gibson. Australia ha criado cosas extrañas pero, ¿bandas tecno? Mmhhh... Lo cierto es que, en los últimos años, la reina de Oceanía es también madre de lo mejor que está dando el pop electrónico con guitarras. ¿Ejemplos? Empire of the Sun, Midnight Juggernauts, The Presets, Miami Horror y Cut Copy, quizás el principal exponente de esta nueva generación electro-aussie, gracias a la muy buena recepción que tuvo en el mundo su segundo álbum, In Ghost Colours (2008).
El próximo 8 de junio, el (ahora) cuarteto llegará a Buenos Aires para presentar su tercer y último trabajo, Zonoscope, una colección de canciones para escuchar con los pies mientras tu cabeza recorre un déjà vu tan largo como esa década que abarca desde el pop romanticón de OMD y la desencantada seducción de New Order hasta los coqueteos afro de Paul Simon. Pero antes, el guitarrista Tim Hoey explica de dónde corno salieron tantos nerds con tecladitos en las duras tierras de AC/DC.
La mayoría de las personas suele asociar a Australia con estilos musicales muy diferentes al de esta escena tecno y dance-rock que emergió desde el país recientemente. ¿Qué pasó?
Cuando nosotros pensamos en música australiana, pensamos en The Birthday Party, The Go-Betweens, Severed Heads, The Avalanches, Dirty Three, The Saints, Gerling, The Sleepy Jackson, Rowland S. Howard. Hay una rica historia en todos los géneros, con artistas que fueron considerados innovadores y de avanzada en todo el mundo (y no reconocida completamente en tierra natal). En Australia, siempre hubo una escena de boliches y música dance, pero estuvo más o menos relegada a un segundo lugar hasta hace unos años, cuando penetró en la conciencia de un público comercial más amplio. No estoy seguro del porqué y creo que todo tiende a moverse en ciclos. En cuanto a Cut Copy, siempre tuvimos la intención de llevar nuestra música al exterior, pensábamos que íbamos a tener una reacción más fuerte en Europa y en Estados Unidos porque el clima de la música australiana, en ese momento, parecía más inclinada al rock (The Vines, Wolfmother y JET estaban despegando por ese entonces). Pero, mientras estábamos de gira por el exterior, la música electrónica comenzó a dominar los charts. Fue algo raro, aunque maravilloso, volver a casa y ver eso.
¿Qué otra banda australiana aún desconocida va a estallar pronto?
World's End Press.
¿Sintieron la presión de tener que revalidar el éxito de In Ghost Colours a la hora de grabar Zonoscope?
No particularmente. Todos miden el éxito de manera distinta. Para nosotros, se trata de alcanzar metas artísticas. Nos proponemos lograr algo creativamente en cada disco y es de ahí de donde viene la presión, no de lo que van a opinar los demás. Siempre decimos que, si sos honesto con lo que hacés, vas a encontrar un público. En general, esperamos que la gente disfrute el paseo con nosotros y que encuentre en cada disco algo nuevo y diferente. Ya hicimos un In Ghost Colours y un Bright Like Neon, así que no necesitamos hacer esos discos otra vez. Nunca hay que repetirse.
Los tríos suelen tener una dinámica especial. ¿Cómo cambió el trabajo al sumar a Ben Browning?
Su ingreso se sintió muy natural y orgánico. Hizo la mayor parte de la gira del disco anterior y ya era amigo nuestro de antes. Además, es el único en la banda que sabe tocar instrumentos bien y que conoce los nombres de los acordes. Está bueno tener un poco de profesionalismo.
En un mercado donde solo parecen importar las canciones de tres minutos Uds. se despachan con un álbum que incluye una oda "disco" de 15 minutos como "Sun God". ¿Un gesto de rebeldía en estos tiempos tan veloces?
Tenés razón, casi parece un suicidio profesional lanzar una canción de 15 minutos en esta generación iTunes. Pero supongo que un disco tiene que ver con estar completamente sumergidos en la experiencia de la escucha y sentirse transportados a otro lugar. "Sun God" captura eso. Cuando pensamos en hacer un álbum, pensamos en que se lo escuche de principio a fin, en el cual ninguna canción es más importante que la otra. Es por eso que unimos la mayoría de los temas en cada álbum.
Tengo entendido que son de comprar mucha música y que cuando están de gira tratan de "escaparse" a alguna tienda a conseguir discos nuevos o usados. ¿Qué obtuvieron y escucharon últimamente?
En nuestra última gira, literalmente, compramos una valija extra cada uno llena de discos. Encontré grabaciones originales de discos de kraut rock y de Gil Scott-Heron, pero eso es solo la punta del iceberg. Ni siquiera tuve tiempo de desempacarlos porque estamos girando mucho.
Hablando de comprar discos: En una entrevista dijiste que nunca vieron un centavo por la música que vendieron y que no creen haber recuperado el dinero invertido en publicar los álbumes. ¿Cuál es su opinión sobre el negocio musical en estos tiempos donde Internet y la práctica de bajar y compartir música es tan criticada por muchos sectores de la industria?
Bueno, es un arma de doble filo. A través de Internet, nuestro perfil creció mucho y nos llevó a lugares del mundo a los que nunca creí que iba a viajar, ni hablar de tocar. No podemos ser demasiado críticos, porque sería morder la mano que te da de comer. Además, yo también bajé discos, así que sería como ver la paja en el ojo ajeno, ¿no? Es difícil ver cómo vas a lograr que alguien pague por algo que puede obtener gratis. Pero no creo que se pueda capturar la sensación táctil de comprar y tener un disco con la descarga digital. Me encanta el ritual de salir a buscar un álbum, llevarlo a casa, ponerlo en un equipo y estudiar el arte. Me parece que valoro la música más. Si compro o descargo algo en formato digital, me da la sensación de que se pierde en el abismo de iTunes: lo escucho de manera diferente o ni siquiera lo oigo.
Rechazaron una oferta de Lady Gaga para acompañarla en su gira. Decime la verdad: ¿no hay momentos en los que te preguntas qué hubiera pasado si iban?
Bueno, no estaríamos yendo a la Argentina a hacer nuestro propio show si hubiéramos estado de gira con ella, así que no nos quita demasiado el sueño.